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Artículo

Lunes 22 de julio de 2019

Mujeres migrantes comparten dolores y esperanzas con monseñor Aós

Poco antes de las dos de la tarde la sala de la casa estaba llena de mujeres de diversas nacionalidades latinoamericanas, ensayando los cantos para la misa que cada lunes celebran en esta casa de acogida, que esta vez presidió monseñor Celestino Aós.

Fotos: Nibaldo Pérez

Periodista: José Francisco Contreras

Fuente: Comunicaciones Santiago

Link fuente: www.iglesiadesantiago.cl

Después de la liturgia, las migrantes compartieron con el obispo sus experiencias al llegar a Chile por el norte: "Lárgate, que no te quiero ver"; "nos están tratando muy mal a los venezolanos". Frases como estas son las que han escuchado migrantes al ingresar a Chile desde Tacna.

Los descargos se oyeron en la sede para mujeres migrantes que tiene el CIAMI, Centro Integrado de Atención al Migrante, en Providencia, a cargo de los misioneros scalabrinianos, dirigido por el padre Lirio Berwang. Por su parte, el padre Lauro Bocchi, vicepresidente de INCAMI, Instituto Católico de Migración, animó a las mujeres a enfrentar con esperanza estas dificultades, a cumplir con los trámites de inmigración y "hacer todo para encontrar un trabajo, trabajar bien, exigir sus derechos y también cumplir cada uno sus deberes".

Manuel Carrizales, venezolano, cinco meses en Chile, trabaja en este centro en la Bolsa de Empleo y la Red de Alimentos. Precisa que en primer lugar es una casa de acogida, y su segundo objetivo es ayudarles a conseguir un empleo, las mismas características que cumple la casa de acogida para varones, en esa comuna. Explica Manuel que se les da asesoría legal y social, acompañamiento espiritual y psicológico y la capacitación para conocer las gestiones que tienen que hacer al llegar al país. "Es un trabajo muy gratificante, realmente me gusta", confiesa.

La misa estuvo concelebrada por el padre Lauro Bocchi, quien dio la bienvenida a monseñor Celestino Aós y explicó la labor del CIAMI. En la homilía, el Administrador Apostólico de Santiago señaló que en el corazón humano caben sentimientos como la ternura, la alegría, la paz, la esperanza, el cariño, pero también otros, como la pena, la rabia, la desesperanza, la vergüenza, el miedo. Acerca del texto del Evangelio de este día, de María Magdalena ante la tumba de Jesucristo, dijo que ella tuvo sentimientos como el llanto cuando vio que habían matado a Jesús, y la alegría de verlo resucitado. "La lección es encarar la vida con fortaleza, porque la vida de los cristianos no va a ser siempre de paz y alegría. Jesús nos enseña que nosotros tenemos que compartir la vida aquí en Chile, donde ustedes están hoy, con estos sentimientos diversos", afirmó el pastor.

El encuentro sirvió para presentar a las nuevas personas que recién se incorporaron a este hogar, procedentes de países como Venezuela, Colombia, Bolivia y Perú, entre otras. En esta casa hay alrededor de 50 mujeres, número que aumenta los fines de semana.