Click acá para ir directamente al contenido
Artículo

Lunes 21 de abril de 2025

Iglesia de Santiago despidió con gratitud y esperanza a monseñor Patricio Infante

Este querido sacerdote falleció a los 95 años y tras 72 años de ministerio. Fue obispo auxiliar de Santiago y arzobispo de Antofagasta. La misa funeral se celebró el Domingo de Resurrección y fue presidida por el Arzobispo de Santiago, Cardenal Fernando Chomali.

Periodista: Carolina Jorquera

Coincidiendo con el Domingo de Pascua, la tarde del 20 de abril se realizó la misa de despedida a monseñor José Patricio Infante Alfonso en la parroquia Sagrado Corazón de Jesús, en Providencia. Familiares, sacerdotes y fieles se reunieron para agradecer la vida y el testimonio de este pastor que marcó profundamente sus vidas.

La eucaristía fue presidida por el Arzobispo de Santiago, Cardenal Fernando Chomali, acompañado por numerosos obispos, entre ellos Jorge Vega (Valparaíso), Pedro Ossandón (obispo castrense), Álvaro Chordi (auxiliar de Santiago) y los eméritos Felipe Bacarreza y Manuel Camilo Vial, junto a presbíteros, diáconos, amigos y familiares.

Durante su homilía, el Cardenal Chomali recordó la sencillez y cercanía de monseñor Infante, a quien describió como “un hombre de Dios que dejó huella en muchas personas porque le dedicaba tiempo a la persona”. Y agregó: “Tal vez él no tenía este frenesí que tenemos hoy día, de ser eficientes, de estar haciendo muchas cosas para ser validados en la mente de los hombres. A él le importaba mucho más validarse frente al Señor, sirviendo a sus hermanos con sensibilidad y corazón”.

El Arzobispo de Santiago destacó también la alegría y bondad de monseñor Infante: “Siempre estaba contento… Nunca lo escuché hablar mal de alguien. Era un hombre tremendamente bondadoso, que generaba buenos ambientes donde estaba”.

Refiriéndose al misterio de la muerte, el arzobispo señaló que “monseñor Infante predicó exactamente lo contrario a la desesperanza. Su vida fue predicar que Jesucristo murió y resucitó, que la muerte no es la última palabra, sino que la vida”. Y añadió: “Debe ser muy impresionante vivir lo que él predicó toda la vida, y como si fuera poco, su fallecimiento se produjo en plena Semana Santa. Creo que eso es muy significativo y nos debe dejar muy contentos y tranquilos”.

Al iniciar la misa, Luz María Pérez, sobrina del fallecido obispo, ofreció unas palabras de agradecimiento en nombre de toda la familia. “Tío Pato, hoy sus sobrinos solo queremos agradecerle. Fue unánime el consenso de lo mucho que nos regaló”, dijo con emoción.

En su testimonio recordó la cercanía cotidiana de su tío, siempre preocupado y presente: “Era frecuente recibir sus llamados, a veces su visita o invitación. Con genuino interés nos preguntaba cómo estábamos, en qué estábamos y qué proyectos teníamos”. También valoró su rol de mediador en tiempos complejos: “Siempre estuvo presente, muchas veces en forma discreta y silenciosa, abriendo una ventana por donde poder como familia respirar y encontrar el camino”.

La familia destacó su testimonio de fe y compromiso pastoral: “Cada uno de nosotros aprendió de su gran amor a Dios, a la Virgen y a la Iglesia”, concluyó Luz María.

Como expresó el propio Cardenal Chomali, “la Iglesia de Chile está tremendamente agradecida del servicio que realizó”, y en cada rincón del país “estoy seguro que todas las misas de cada diócesis han pedido por él, porque era un hombre muy querido que llevó su vida por la Iglesia”.

Una vida entregada al servicio de la Iglesia

Monseñor Patricio Infante Alfonso falleció a los 95 años, tras 72 años de ministerio sacerdotal. Nació en Santiago el 9 de octubre de 1929, hijo de Gilberto Infante Lecaros y Luz Alfonso Pemjean. Ingresó al Seminario de Santiago en 1944 y fue ordenado sacerdote el 28 de junio de 1953 por el cardenal José María Caro.

Se desempeñó como formador en el Seminario de Santiago, párroco en diversas comunidades rurales y vicario episcopal de la zona rural-costa del Arzobispado de Santiago. Fue nombrado obispo auxiliar de Santiago en 1984 y consagrado ese mismo año en el Templo Votivo de Maipú. En 1990, el Papa Juan Pablo II lo nombró arzobispo de Antofagasta, recibiendo el palio el 29 de junio de 1991.

Luego de su retiro, residió en la Casa Sacerdotal Santo Cura de Ars, donde fue acompañado con cuidado y cariño en sus últimos años.