Miércoles 3 de octubre de 2018
Transformar aquellas estructuras que hoy nos paralizan, nos separan y nos alejan de nuestros jóvenes
Fue el llamado del Papa Francisco en la misa inaugural de la XV Asamblea General Ordinaria del Sínodo de los Obispos “Jóvenes, fe y discernimiento vocacional”, que se desarrollará hasta el 28 de octubre en Roma.
Periodista: Víctor Villa C.
Fuente: Vatican News - Prensa CECh
El Papa además invocó al Espíritu Santo para que el Sínodo, "ayude a hacer memoria y a reavivar las palabras del Señor" y suscite "el ardor y la pasión por Jesús". “Memoria que puede despertar y renovar en nosotros la capacidad de soñar y esperar. Porque sabemos – asegura el Papa - que nuestros jóvenes serán capaces de profecía y visión en la medida en que nosotros, ya adultos o ancianos, seamos capaces de soñar y así contagiar y compartir los sueños y esperanzas que llevamos en nuestros corazones”.
Además, el pontífice pidió a los sinodales que no se dejen "asfixiar y aplastar por los profetas de calamidades " o por sus propios "límites, errores y pecados", sino que sean capaces "de encontrar espacios para inflamar el corazón y discernir los caminos del Espíritu".
Durante su mensaje dio una cálida bienvenida a los dos obispos de China Continental que por primera vez participan en un Sínodo, lo que el Papa señaló como momento "capaz de ensanchar horizontes, dilatar el corazón y transformar aquellas estructuras que hoy nos paralizan, nos separan y nos alejan de nuestros jóvenes, dejándolos a la intemperie y huérfanos de una comunidad de fe que los sostenga, de un horizonte de sentido y de vida (cfr. Exhortación a los Apóstoles Evangelii Gaudium, 49)".
"La esperanza nos desafía, nos moviliza y rompe el conformismo del ‘siempre ha sido así’, y nos pide que nos levantemos para mirar de frente el rostro de los jóvenes y las situaciones en las que se encuentran. La misma esperanza nos pide que trabajemos para revertir las situaciones de precariedad, exclusión y violencia a las que están expuestos nuestros muchachos” señaló Francisco, agregando que los jóvenes, fruto de muchas de las decisiones tomadas en el pasado, nos llaman a asumir junto con ellos el presente con mayor compromiso y a luchar contra lo que de alguna manera impide que sus vidas se desarrollen con dignidad. Nos piden y reclaman una entrega creativa, una dinámica inteligente, entusiasta y esperanzadora, y que ‘no los dejemos solos’ en manos de tantos mercaderes de la muerte que oprimen sus vidas y oscurecen su visión.
Es necesario "escuchar a Dios, escuchar con él el clamor del pueblo; escuchar al pueblo, hasta respirar en él la voluntad a la que Dios nos llama" (cf. Discurso en la vigilia de oración de preparación al Sínodo sobre la Familia, 4 de octubre de 2014). Hay que evitar la "tentación de caer en posiciones eticistas o elitistas y también en la atracción por ideologías abstractas que no se corresponden nunca con la realidad de nuestro pueblo”, exhorto el Papa, citando además el Mensaje a los jóvenes de Pablo VI al final del Concilio Vaticano II, en los años '60: "Durante cuatro años la Iglesia ha trabajado para rejuvenecer su rostro, para corresponder mejor al designio de su fundador, el gran Viviente, Cristo, eternamente joven. Y al final de esta impresionante "reforma de vida", se dirige a vosotros: es para vosotros, jóvenes, sobre todo para vosotros, que la Iglesia con su Concilio acaba de encender una luz, luz que alumbrará el porvenir, vuestro porvenir”.
Cómo se desarrollará el Sínodo
En este “caminar juntos” convocado por el Papa, participarán obispos de todo el mundo: 46 de América, 49 de Europa, 41 de África, 27 de Asia y 5 de Oceanía. Además, asistirán 21 representantes de iglesias orientales católicas; superiores generales de congregaciones religiosas; jefes de dicasterios de la Curia Romana y numerosos laicos de diversas instancias eclesiásticas. Entre ellos, Silvia Teresa Retamales Morales, miembro del Observatorio Socio-Pastoral de la Juventud, de Chile.
El Vaticano publicó el Instrumentum laboris (Instrumento de trabajo) del sínodo, que posee 214 puntos y que fue elaborado con las aportaciones de jóvenes de todo el mundo. Algunas de los temas que propusieron son las relaciones familiares, el aumento de las familias monoparentales, la violencia, los abusos sexuales, la pederastia, el desempleo y también el papel de la mujer y la homosexualidad. Además, los jóvenes expresaron su deseo de que “la Iglesia sea una institución que brille por su ejemplo, competencia, corresponsabilidad y solidez cultura” y que “compartan su situación de vida” y “no solo sean sermones”. Piden también a la “jerarquía eclesiástica” que la Iglesia sea “transparente, acogedora, honesta, atractiva, comunicativa, accesible, alegre e interactiva”.
La participación chilena en el Sínodo
En el encuentro participa una delegación chilena, designada por la Conferencia Episcopal de Chile, compuesta por el obispo de Arica, monseñor Moisés Atisha, también estará presente el obispo auxiliar de Santiago monseñor Cristián Roncagliolo, junto con ellos participará Silvia Retamales, perteneciente al Observatorio Socio Pastoral de los Jóvenes, quien asiste como oyente.
En esta instancia de encuentro, “la Iglesia ha decidido interrogarse sobre cómo acompañar a los jóvenes para que reconozcan y acojan la llamada al amor y a la vida en plenitud, y también pedir a los mismos jóvenes que la ayuden a identificar las modalidades más eficaces de hoy para anunciar la Buena Noticia” (Introducción documento Preparatorio).
Al iniciar el Sínodo, Monseñor Atisha valoró que esta instancia y recordó el encuentro con obispos latinoamericanos en Colombia, “pudimos compartir los resultados del documento preparatorio, y resulta transversal la necesidad de manifestar una actitud de mayor acompañamiento en el discernimiento del sentido de la vida. Es un reclamo de la juventud, a la actual pastoral de la Iglesia”.
Por su parte, Silvia Retamales expresó sus expectativas en relación a esta instancia, señalando que espera que se “puedan crear espacios de diálogo entres los distintos participantes y que juntos podamos re-pensar nuestra Iglesia”. Profundizó, manifestando que “para definir el rol de los jóvenes en la Iglesia y cómo ésta debe buscar acercamientos, no puede negarse la crisis estructural que hoy atraviesa. Problemas como la participación de las mujeres, la existencia de espacios y relaciones que permitan el abuso sexual, la toma de decisiones dentro de la institución, la poca acogida a las minorías sexuales, étnicas y sociales, la falta de espacios reales de discernimiento y el rol de los laicos, son obstáculos que deben ser despejados incluso antes de poder tomar determinaciones sobre nosotros, los jóvenes”.
En relación a los resultados de las consultas realizadas a partir del Instrumentum Laboris, Silvia señaló que los jóvenes chilenos expresaron, en su mayoría, que sus principales necesidades son “participar, que se les permita situarse en los distintos procesos y que se les acompañe en la soledad y en la transición a la vida adulta. Asimismo, manifestaron su interés en que exista una Iglesia más preocupada de los pobres y los migrantes, y de los mismos jóvenes que tienen esta condición, como también por aquellos que no tienen trabajo”.