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Jueves 14 de septiembre de 2017
Cardenal Ezzati saludó a enfermos en su Día Nacional
En la víspera de este 15 de septiembre, memoria de Nuestra Señora de los Dolores, Día Nacional del Enfermo, el Arzobispo de Santiago presidió la eucaristía en el Hospital Clínico de la Universidad Católica.
Fotos: Jorge Salomón
Periodista: José Francisco Contreras
Fuente: Comunicaciones Santiago
Link fuente: www.iglesiadesantiago.cl
En la liturgia participaron sus directivos y personal administrativo, encabezados por el director, Ricardo Rabagliati, y diversos personas hospitalizadas en este plantel.
El cardenal Ezzati señaló en la homilía que "un hospital en el corazón de la ciudad es como el calvario, ahí donde está el dolor, donde el dolor físico se vuelve dolor del alma. Pero también es ahí donde la solidaridad, la cercanía, el acompañamiento se vuelven algo indispensable y hermoso, que transforma ese momento trágico de la vida en un momento lleno de esperanza". Agregó que "la cruz es el espacio espiritual donde las personas pueden encontrarse con alguien que ha dado su vida por nosotros, el Hijo de Dios, que nos invita a hacernos semejantes a él, portadores de vida".
Dirigiéndose al personal médico y administrativo del establecimiento, el arzobispo dijo que la vocación cristiana de profesionales, voluntarios, familiares y amigos, "se pone al lado de esa persona y de ese dolor para abrir el corazón a la esperanza y decir que no toda la vida humana se encierra en la oscuridad o en el interrogante de la propia debilidad física, sino que hay algo que ofrece esperanza. La profesión médica y de las enfermeras es siempre un signo del amor que Dios nos tiene y que ha permitido enviar a su Hijo para asumir nuestra fragilidad humana y transformarla en la vida plena del Hijo de Dios resucitado".
Luego, afirmó que en medio de las fragilidades humanas, el valor esencial a descubrir es que "hay un Dios, que es Padre, que cuida de nosotros". El Arzobispo de Santiago saludó a los enfermos de este hospital, de todos los hospitales del país y a todos los enfermos que están en sus casas, y les deseó la bendición abundante del Señor y la protección maternal de la Virgen.
Indicó que en este día de Nuestra Señora de los Dolores, que mira a su Hijo en la Cruz, "María no está desesperada a los pies de la cruz, sino de pie, con el dolor de su alma, pero de pie, porque su esperanza estaba puesta en Aquel que es la esperanza".
El cardenal Ezzati señaló en la homilía que "un hospital en el corazón de la ciudad es como el calvario, ahí donde está el dolor, donde el dolor físico se vuelve dolor del alma. Pero también es ahí donde la solidaridad, la cercanía, el acompañamiento se vuelven algo indispensable y hermoso, que transforma ese momento trágico de la vida en un momento lleno de esperanza". Agregó que "la cruz es el espacio espiritual donde las personas pueden encontrarse con alguien que ha dado su vida por nosotros, el Hijo de Dios, que nos invita a hacernos semejantes a él, portadores de vida".
Dirigiéndose al personal médico y administrativo del establecimiento, el arzobispo dijo que la vocación cristiana de profesionales, voluntarios, familiares y amigos, "se pone al lado de esa persona y de ese dolor para abrir el corazón a la esperanza y decir que no toda la vida humana se encierra en la oscuridad o en el interrogante de la propia debilidad física, sino que hay algo que ofrece esperanza. La profesión médica y de las enfermeras es siempre un signo del amor que Dios nos tiene y que ha permitido enviar a su Hijo para asumir nuestra fragilidad humana y transformarla en la vida plena del Hijo de Dios resucitado".
Luego, afirmó que en medio de las fragilidades humanas, el valor esencial a descubrir es que "hay un Dios, que es Padre, que cuida de nosotros". El Arzobispo de Santiago saludó a los enfermos de este hospital, de todos los hospitales del país y a todos los enfermos que están en sus casas, y les deseó la bendición abundante del Señor y la protección maternal de la Virgen.
Indicó que en este día de Nuestra Señora de los Dolores, que mira a su Hijo en la Cruz, "María no está desesperada a los pies de la cruz, sino de pie, con el dolor de su alma, pero de pie, porque su esperanza estaba puesta en Aquel que es la esperanza".