Sábado 26 de abril de 2025
Misa de Exequias en memoria del Santo Padre, presidida por Monseñor Alberto Lorezelli
La Catedral Metropolitana de Santiago fue escenario de una sentida y solemne Misa de Exequias en honor al Papa Francisco, celebrada este sábado 26 de abril, en gratitud por su vida y ministerio. La eucaristía fue presidida por monseñor Alberto Lorenzelli Rossi, obispo auxiliar de Santiago y vicario general, quien, con profunda emoción, rindió homenaje al pontífice número 266 en la historia de la Iglesia.
Periodista: Nazareth Quezada A.
Inspirado en el Evangelio del Buen Pastor, Monseñor Lorenzelli recordó la vida de Francisco como un testimonio vivo de amor incondicional por el Pueblo de Dios, particularmente por los pobres, los marginados y los descartados de la sociedad. “El Papa Francisco se hizo pequeño con los pequeños para mostrarnos a ese Dios cercano y humilde que camina junto a nosotros”, expresó.
Durante su homilía, destacó el estilo pastoral que caracterizó a Francisco: un “buen pastor con olor a oveja”, cercano al dolor humano y firme en su misión evangelizadora, siempre alentando una Iglesia “en salida”, tal como promovió desde los primeros días de su pontificado. “No vivió para sí mismo, sino para anunciar el Evangelio y servir al mundo”, subrayó.
El obispo también resaltó a Francisco como el gran “profeta de la misericordia”, recordando su llamado constante a abrir las puertas de la Iglesia a todos, su firme combate contra el clericalismo y su compromiso decidido con las víctimas de abusos. Asimismo, evocó su preocupación profética por la creación y la fraternidad humana, plasmadas en documentos fundamentales como Laudato si’ y Fratelli tutti.
“Su vida y su magisterio nos recordaron que el clamor de la tierra y el clamor de los pobres son el mismo clamor, y que no podemos permanecer indiferentes”, enfatizó Monseñor Lorenzelli.
En un emotivo cierre de su reflexión, destacó que Francisco vivió su ministerio con la esperanza pascual, impulsando una “santidad cotidiana” hecha de pequeños gestos diarios de amor y servicio. Además, remarcó su incansable labor en favor de la sinodalidad en la Iglesia, promoviendo una comunidad más participativa, corresponsable y abierta.
“Hoy creemos con firmeza que nuestro querido Papa ha oído esas palabras del Buen Pastor que tanto predicó: ‘Ven, siervo bueno y fiel; entra en el gozo de tu Señor’”, afirmó el obispo, encomendando su alma a María Santísima, a quien Francisco siempre tuvo profunda devoción.
Antes de concluir la ceremonia, el subsecretario de la Nunciatura Apostólica en Chile, Giuseppe Silvestrini, dirigió unas palabras de agradecimiento y homenaje, recordando con emoción la figura del Santo Padre.
“Su partida ha tocado el corazón del mundo entero. Francisco eligió la cercanía, la pobreza y la ternura. Fue un sembrador incansable de esperanza, un rostro creíble del Evangelio”, expresó Silvestrini, quien también agradeció la presencia de autoridades religiosas, civiles y diplomáticas.
En su intervención, destacó que el Papa Francisco supo vivir el poder del servicio, mirar a cada persona como única, y sembrar palabras y gestos que resonaron más allá de los muros de la Iglesia. “Su vida y su palabra estuvieron en profunda sintonía con el mandato evangélico de las bienaventuranzas. Fue verdaderamente un artesano de la paz”, señaló.
Silvestrini también subrayó que el mayor tributo que se puede rendir a Francisco es asumir su legado: ser hombres y mujeres de paz, de misericordia y de justicia, caminar juntos, abrir las puertas y sanar las heridas del mundo.
“Hoy lo encomendamos con amor al Señor, con la confianza de que lo acoge como siervo bueno y fiel. Y pedimos que el Espíritu Santo conceda a la Iglesia un nuevo pastor según el corazón de Dios”, concluyó, invitando a todos a permanecer en oración y esperanza bajo el amparo de María, la Madre que Francisco tanto amó.
La voz del Papa Francisco, su ejemplo de servicio humilde y su llamado a no dejarse robar la esperanza, seguirán resonando en la conciencia de la Iglesia y del mundo.