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Jueves 3 de agosto de 2017

Reportaje: Sename, crisis y esperanza

Cada cierto tiempo existen temas que reflotan como una herida abierta, deudas inconclusas que tenemos con los grupos vulnerables de nuestra sociedad. Este es el caso del Sename y la crítica situación que enfrenta la institución, la cual está afectando directamente la dignidad de los niños y adolescentes que atiende.

Fotos: Nibaldo Pérez

Periodista: Natalia Castro Díaz

Fuente: Periódico Encuentro

Link fuente: http://www.periodicoencuentro.cl/agosto2017

Ha pasado más de un año de la muerte de Lissette Villa, en el centro Galvarino de Estación Central, y la segunda comisión de la Cámara que investigó al Sename aprobó su informe. Si bien aún no se ratifica su publicación, algunas de sus conclusiones fueron difundidas en medios nacionales y son lapidarias: no existen mejoras de fondo y se ha hecho muy poco desde la muerte de la pequeña Lissette.

Parte de los datos que arrojó este informe y que consigna el Centro de Investigación e Información Periodística Ciper Chile, son la caída de casi 400% en los recursos para capacitación de quienes trabajan directamente con los menores, y la falta de control sobre dineros destinados a programas privados de cuidado de niños, dos puntos que inciden directamente en la atención y cuidados que reciben los niños.

La Iglesia no está al margen de esta realidad, pues diversas congregaciones y fundaciones actúan como organismos colaboradores de Sename y administran residencias de menores. Junto a lo anterior, desde el 2015 existe la Mesa de Instituciones Católicas, un espacio de información y coordinación que colabora con Sename.
El cardenal Ricardo Ezzati también ha manifestado su preocupación y en diversas oportunidades ha señalado, "desde hace muchos años, estamos acompañando a niños y adolescentes, que viven una situación muy delicada, en relación a su vulnerabilidad. Siempre hemos dicho a las autoridades de Gobierno que el apoyo que estos niños reciben de parte de la Patria, no es suficiente" (ver página 7).

Periódico Encuentro conversó con quienes desde la Iglesia están a cargo de diversos hogares colaboradores de Sename, para conocer su visión, constatar si han existido mejoras desde la muerte de Lissette y cuáles son sus propuestas para superar esta crisis.

La visión de la Iglesia

Si la situación del Sename es insostenible y el diagnóstico está claro desde hace años, entonces surge la pregunta de por qué no han mejorado las condiciones en las que se encuentran los niños. Para el padre Nicolás Vial, presidente de la Fundación Paternitas, que trabaja con jóvenes y adultos vinculados al mundo delictual, y que busca romper con el círculo de la delincuencia, el problema pasa por la ausencia de voluntad política frente al tema, la insensibilidad social y la indiferencia frente a estos niños que son pobres y que no retribuyen al mundo político.

"Para mí el tema es que la pobreza, el abandono de estos niños, la incapacidad de las madres de unirse y querellarse contra el Estado de Chile, no tiene retorno para nadie. Todos sabemos que este tema se ha denunciado de mil maneras, aquí los diputados y senadores no podrían decir no sabíamos, porque hemos ido al Congreso personalmente, hemos dicho que esto no puede continuar, para mí uno o dos o mil niños en estas condiciones es igual de grave, no es la cantidad lo que hace insostenible el tema, es el hecho mismo".

Con respecto a una propuesta para enfrentar esta crisis, el padre Vial señala que "yo entiendo que el tema del financiamiento es importante. Nosotros hemos tenido $160 mil por persona asignada y hemos tenido un 71% de éxito desde los 15 años para arriba, versus el Estado que tiene tres veces ese presupuesto y tiene fracasos contundentes. Esto se trata de una mezcla de recursos económicos y poca capacitación del personal, falta de recursos de amor, de bondad, e incluso me atrevo a decir que quizá ha llegado el fin de la institucionalización de los niños". En ese sentido el sacerdote plantea: "Debiéramos de considerar que en general siempre hay alguien de la familia extendida que puede asumir esta responsabilidad, la abuela, la tía, una hermana, pero no basta con decir ya hazte cargo tú, si no los capacitamos o apoyamos con recursos".

"Nosotros trabajamos con las redes, ya no tenemos ningún niño institucionalizado, porque una de las dificultades que teníamos es que al niño se le acogía a temprana edad y luego cuando salía, muchas veces se encontraba con que en su casa no se han logrado los parámetros necesarios para que continúe con las mismas dinámicas que la institución le enseñó. Este niño vuelve a cero".

La Aldea Infantil, el último sueño del cardenal Silva Henríquez

El único hogar que tiene dependencia directa del Arzobispado de Santiago es la Aldea Infantil creada por el cardenal Raúl Silva Henríquez. Fundación que actualmente recibe del Sename recursos que cubren entre un 44% y 71% de los gastos mínimos requeridos para funcionar.

Para María Luisa Sepúlveda, Teresa Izquierdo y monseñor Pedro Ossandón, miembros del directorio de la Aldea Infantil, "solucionar el problema de la infancia vulnerada en sus derechos requiere voluntad política, una mirada integral y financiamiento pero, por sobre todo, programas especializados ambulatorios y residenciales que apoyen a los niños y sus familias. Necesitamos conocer y compartir las experiencias efectivas en Chile y en distintas partes del mundo y fortalecer una institucionalidad que permita asegurar la trayectoria de desarrollo de cada uno de los niños y eso exige una mirada a largo plazo".

Para esta institución, habría que asegurar una política pública que permita que cada niño se sienta digno, amado, perteneciendo a una familia o contar con adultos significativos que crean que él o ella son valiosos y deben y pueden desarrollar todas sus potencialidades. Una tarea urgente, que exigiría la participación de: "Los organismos del Estado, las fundaciones y organizaciones solidarias, las escuelas, el servicio de salud, el municipio, las empresas, es una tarea país que como Iglesia estamos comprometidos", aseguran.

"La Aldea Cardenal Silva Henríquez, ha realizado esfuerzos especiales para implementar un proyecto formativo con altos estándares técnicos que apuesta a que todo niño o niña que pase por la aldea sienta que se ha respetado su dignidad, se sienta apoyado e inicie un proceso reparatorio. La primera opción es -en el marco de un proyecto educativo- revincularlo con su familia de origen, y que pueda volver al seno de su familia". Entendiendo que ese ideal no es siempre posible, plantean: "Nos importa que mientras está en el hogar (el niño) se sienta querido y comprendido en sus dolores y en sus necesidades y se le incentive para desarrollar sus potencialidades".

En cuanto a las propuestas, desde la aldea reafirman su esperanza en que en el corto plazo se produzcan cambios sustantivos en las políticas de Estado para atender a estos niños vulnerados y vulnerables. "Es urgente que mientras se discute la nueva institucionalidad, se aborde ya el tema del aumento sustantivo de recursos a los niños y niñas que viven en residencias, que por ser sólo algo cercano a los ocho mil, es totalmente abordable con el presupuesto de la nación. También, es importante que se apruebe luego la Ley de Garantías de la Infancia, el defensor del niño y que se aseguren recursos para su puesta en práctica", afirman.

El Hogar de Cristo y La residencia modelo

Otra propuesta concreta ha surgido desde el Hogar de Cristo. Paulo Egenau, director social de la institución, detalla que durante los años 2015 y 2016 lideraron un estudio cualitativo, como parte de un proceso de autocrítica con respecto a la atención que estaban brindando a los niños en sus residencias.
En lo concreto se ejecutaron 79 entrevistas individuales y grupales, a las ocho residencias, a distintos actores de los programas: niños, niñas y adolescentes que estaban actualmente viviendo en la residencia, a familiares, a trabajadores, jefes de programas, entre otros.

"Nos encontramos con dificultades como una deficiente formación profesional, con un rango etario excesivamente amplio de las edades de los niños que van entre los seis y los 21 años. Tenemos falta de espacios de intimidad acorde al ciclo vital, deficiente reparación de las historias de trauma y una limitada preparación para la vida independiente y una escasa intervención con familia", señala Egenau.

Para él, el tema pasa por la falta de recursos y la falta de voluntad política para avanzar en la agenda legislativa de infancia. "Si nosotros consideramos lo que nuestra investigación está arrojando, estamos hablando de por lo menos cinco veces los recursos que el Estado está destinando para la atención de estos niños y niñas, si es que queremos brindar un servicio que tenga algún nivel de coherencia con los estándares fijados a nivel internacional", puntualiza.

A través de esta metodología que contempló además la revisión de la literatura científica especializada y de los modelos de atención a menores vulnerados en 36 países, se elaboró un primer listado de cinco mil recomendaciones.

Esas cinco mil recomendaciones iniciales fueron sometidas al análisis de 47 especialistas -académicos chilenos y extranjeros- y así se llegó a establecer 90 orientaciones para el desarrollo de un modelo de atención de menores que contempla la construcción de una residencia especializada para jóvenes con dificultades emocionales y que será piloteado a través de la implementación de dos residencias especializadas, una vez que se consigan los recursos necesarios y para lo cual ya están trabajando.

Cifras

- 90.633 niños se encontraban siendo atendidos en algún programa en materia de protección del Sename (Al 30 de abril de 2016).
- 8.379 niños se encontraban en programas residenciales. 1.060 en administración directa de Sename y 7.319 niños en OCAS.
- 1.300 son los menores fallecidos en programas del Sename.

Mensajes destacados

"Cada niño marginado, abandonado, que vive en la calle mendigando, sin escuela, sin cuidados médicos, es un grito que llega a Dios y que acusa el sistema que nosotros adultos hemos construido. ¡Con los niños no se juega!", Papa Francisco.

 

"Estos niños lo que más necesitan, lo que debe ser nuestra labor fundamental para con ellos, es entregarles amor, afecto y comprensión. Aquel que ama jamás aceptará que a estos niños les falte el alimento, el vestido, la salud, la entretención y la educación", Cardenal Raúl Silva Henríquez sobre los niños de las Aldeas Infantiles.