Programa de Residencias transitorias cumple un año

“Para mí la residencia significó mucho ya que al momento de ingresar a Chile no contaba con dinero para arrendar una pieza”, relata Marina, quien estuvo ocho meses en una de las casas transitorias que acogen a mujeres migrantes y refugiadas. “Me ayudaron demasiado con muchas cosas”, dice esta madre recordando entre muchas cosas, la oportunidad que tuvo de capacitarse a través de un  taller de emprendimiento. Hoy, Marina comparte un mensaje de esperanza con las mujeres migrantes, “no pierdan la fe, Dios nunca las va a desamparar, sigan luchando por una mejor calidad de vida que sí se puede”.  

Karina es otra de las interlocutoras del programa de residencias. “Para mí ha sido un lugar de compañía, de ayuda, de ganas de continuar este camino que inicié, un lugar sin duda de apoyo y de mucha ayuda para cada una de las mujeres”. Hoy Karina ve la vida con optimismo, el mismo que le entrega a mujeres que como ella salen de su tierra para encontrar una mejor vida. “Cualquiera de las mujeres migrantes que tuvieron la valentía como yo de salir del país con nuestros niños en manos para brindarles un mejor futuro no se rindan, se que vendrán tiempos mejores para nosotras”. 

Historias como los de Marina y Karina forman parte de las vivencias que la Iglesia de Santiago, a través de su Vicaría de Pastoral Social, acompaña a través del trabajo en las residencias. Los aprendizajes y desafíos de este proceso fueron compartidos por representantes de la Vicaría y de Acnur, en un encuentro virtual de conmemoración de este primer año de funcionamiento de las casas. 

Atenta a las nuevas realidades de vulnerabilidad que viven las personas, la Vicaría de Pastoral Social en alianza con Acnur comenzó este programa que hoy acoge a mujeres migrantes y solicitantes de refugio, junto a sus hijos e hijas, provenientes de Venezuela. Se trata de una respuesta humanitaria concreta a través de dos casas transitorias, con capacidad para 70 personas, a quienes se les brinda acompañamiento, con el fin de mejorar las condiciones de reinserción y de acogida, a través de  cuatro líneas  de intervención:  asesoría jurídica,  medios de vida, integración local y acompañamiento psicosocial.   

Sobre este año de funcionamiento de las residencias, el Vicario de la Pastoral Social Caritas Jorge Muñoz, señaló que estos lugares han ayudado a caminar a las  mujeres y sus hijos e hijas. “Estas casas fueron una respuesta concreta a una necesidad real, a los sueños de familias que salen de su país. Fueron una posada de acogida, de acompañamiento, de humanidad en cuanto a la vida que pueden desarrollar, por todas las herramientas que se les ha estado entregando a las familias ”.

Según organismos de Naciones Unidas más de tres millones de personas venezolanas han dejado el país, desde 2014. Las mujeres y niños han sido declarados  grupos de interés prioritario para Naciones Unidas, en este contexto, el proyecto de residencias resulta una respuesta humanitaria inmediata para ellos y ellas. De acuerdo a datos de la Vicaría de Pastoral Social Caritas, a través de este programa 68 personas han sido acompañadas hasta la fecha, en la elaboración de sus proyectos de vida.