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Viernes 11 de septiembre de 2020
Encuentros diaconales exploran la esperanza y las conversaciones vitales en tiempos de pandemia
Reforzando la misión formadora de la Vicaría para el Clero, más de 90 diáconos y sus esposas han sido convocados por la arquidiócesis de Santiago de forma online, con el objetivo de generar espacios de reflexión, diálogo y escucha.
Por: Vanessa Yegres
El primer encuentro de esta semana, fue el martes 8 de septiembre, realizado para los diáconos de las zonas Centro, Maipo y Cordillera, titulado “Purificando la esperanza a la luz de los discípulos de Emaús”. El padre Luis Migone, expositor y formador del Seminario Pontificio Mayor de Santiago, comentó que purificar la esperanza cristiana nos acerca a Jesús.
Utilizando como ejemplo la historia de los discípulos de Emaús, quienes se encontraron a sí mismos desconcertados y en una profunda crisis cuando muere Jesús, el sacerdote se refirió a que de eso se trata purificar la esperanza: librarnos de expectativas, permitiendo que como a los discípulos, Jesús nos introduzca a la luz de ella.
A su imagen y semejanza
Asimismo, Migone expuso que para librarnos de las expectativas y abordar la esperanza desde la fe, “el hombre sólo puede conocerse a la medida que contempla a Cristo”, siendo clave para esto la reflexión y el descanso real, en Dios, prescindiendo de las dispersiones que contaminan el descanso y la conexión con nosotros mismos, que nos acerca a Él.
“El hombre solo encuentra verdadero descanso en lo que le hace semejanza. Por eso, aquello que me asemeja al Señor, me lleva al descanso”, dijo Migone. “Hay cansancios que tenemos de expectativas que no se han resuelto”.
Distinguir expectativas
El sacerdote planteó que la verdadera esperanza, entonces, significa una sola persona y esta es Jesús. “Nuestra esperanza es verlo tal cual es, asemejarnos a Él, la comunión plena con el Señor, que no es otra cosa que ser plenamente hijos del Padre”.
Advirtió también que algunas de las claves para ello, están en no confundir la fe con seguridad, ni confundir íconos con ídolos, siendo que el ídolo es una imagen que nos atrapa por estar encerrada en sí misma y el icono nos abre a otra realidad que trasciende a la imagen. “Cristo es el icono del padre, cuando nos acercamos a Él, entramos en nuestra relación con el Señor”.
La virtud de la esperanza
La esperanza es esa virtud que nos permite seguir combatiendo esta vida, sentenció Migone, y recapitulando su exposición, expresó que hay evidentes signos de una crisis de identidad en la institución. “Estamos en un momento de pandemia, de duelos, de demandas sociales, viene el desconfinamiento, pero no olvidemos que hay una crisis de credibilidad, de paternidad, muchas cosas en nuestra Iglesia”.
Sin embargo, señala que sin crisis no hay crecimiento, y es esta una oportunidad de renovación en quiénes somos y hacia dónde vamos. “Si purificamos la esperanza, se ve beneficiada la fe y la caridad”, concluyó.
Conversaciones vitales en tiempos de pandemia
El segundo encuentro diaconal de esta semana, ocurrió el jueves 10 de septiembre, donde 44 diáconos de las zonas Norte y Sur de la arquidiócesis se encontraron con el padre Miguel Rocha, rector del Seminario de los Padres de Schoenstatt, acompañados también por el obispo auxiliar, Julio Larrondo.
Esta conversación estuvo centrada en torno a la convivencia y comprensión humana y Rocha, desde su experiencia con los jóvenes seminaristas, explicó cuáles herramientas han sido vitales para ser guía y apoyo, incluso en los momentos más difíciles.
El desafío de los tiempos actuales
Rocha inició su exposición señalando el desafío inherente que representan los límites de las conversaciones virtuales y diciendo que construyó sus reflexiones en torno a la eficacia de formas de comunicación no violentas. Destacó también el desafío que representa para todos este tiempo a nivel emocional, por la distancia, el confinamiento y las emociones que están a flor de piel.
Haciendo referencia al tiempo prolongado, no solo de confinamiento, sino el momento difícil que vivimos como nación desde el estallido social, explicó que no solo hubo un estallido grande, sino estallidos internos, que se viven en las comunidades u hogares. “Esto nos habla de desgaste, falta de comunicación o comunicación que no está bien enfocada”. Entender las consecuencias de este tiempo como algo que convive con situaciones que no siempre vemos con atención, es clave.
Conversaciones vitales en la Santa Escritura
Inspirado por la celebración de las fiestas de la Virgen, el sacerdote tomó ejemplos de las conversaciones en la Biblia, específicamente la Anunciación, como muestra de una conversación no violenta, a pesar de lo inesperado.
“Nos damos cuenta que las respuestas de María no son respuestas a la defensiva, no inquieren, ni enjuician. No se molesta, no hay frustración. Es una manera de entender el espíritu de la Inmaculada”. Esto nos invita a descubrir la humanidad en cada uno, destacando los aspectos positivos y despertando los talentos desde la paz.
Claves para un buen diálogo
Una buena conversación, no se abre a solamente enjuiciar o catalogar, necesita ser abierta, señaló Rocha. Además de esto, las conversaciones vitales reciben y transmiten vida, escuchando nuestras necesidades más profundas y las de otros, antes de hablar. “Estamos invitados a descubrir que algunas de nuestras reacciones en la conversación, cuando aparecen la rabia, el sentimiento de persecución, a veces son habituales y automáticas”, dijo.
Rocha señaló cuatro puntos clave para la construcción de un diálogo de paz y fructífero. “Debemos afinar nuestra capacidad de observar lo que pasa, sentir y conocer nuestras emociones, captar nuestras necesidades y formar peticiones claras”. Tras esto, ejemplificó la aplicación de estas herramientas con situaciones cotidianas.
La invitación, destacó, es centrar la atención en estos aspectos y ocupar buenos verbos y buenas palabras, sin catalogar o juzgar, siendo que la manera de comunicarnos “dispone a la otra persona de manera muy distinta si se hace vitalmente en diálogo o si se hace desde el juicio”.