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Viernes 16 de abril de 2021

Dos nuevos sacerdotes y un diácono para la Iglesia de Santiago

Aunque aún no hay fecha definida, el Arzobispo de Santiago, Celestino Aós, los ordenará tras completar su correspondiente periodo de formación en el Seminario Pontificio Mayor de la arquidiócesis.

Periodista: José Francisco Contreras

Se trata de Martín Echeverría Vidal y Patricio Kelter Bari, actuales diáconos que serán ordenados sacerdotes. Y de Francisco Araya González, seminarista, que será ordenado diácono en tránsito al sacerdocio. Los diáconos son ministros que tienen la misión de prestar servicios en la liturgia, en la asistencia a los más necesitados y presidir algunos sacramentos. El diaconado es una consagración previa a la del sacerdocio, pero también hay “diáconos permanentes”, que son casados y que no siguen camino al sacerdocio.

Martín Echeverría Vidal señala que en cada paso de su formación en el seminario y con la ordenación diaconal, “ya veo como una realidad el sacerdocio”. Ahora se prepara con el ejercicio de su ministerio en la parroquia Santa Cruz de Mayo, de La Florida, con la catequesis -a través de los medios tecnológicos- y la ayuda social a quienes han perdido el trabajo. Antes estuvo en la parroquia Santa María del Sur, de Pudahuel.

Es el quinto de seis hermanos, sus papás son Rafael y Alicia. Previo al seminario estudió tres años Derecho en la Universidad Católica, pero sintió que Dios lo llamaba a consagrarse en el sacerdocio. Al respecto expresa: “Yo creo que estamos en un Chile cada vez más descristianizado, a las catequesis llegan niños sin saber persignarse”. Añadió que “veo que la labor del sacerdote no es de mantención, sino de mostrar el atractivo de Jesús, la actualidad de su Evangelio como camino de felicidad y plenitud”. Asegura que “voy a tratar de despertar en los demás una sensibilidad por Dios, ayudarles a descubrir que Jesús da sentido a la vida y nos hace felices. Crear un ambiente donde se respira Dios”.

Martín valora la labor social, como fruto del Evangelio, y que la labor del sacerdote pasa por ese apostolado, pero que su misión “va muchísimo más allá, es llevar a los demás a Jesucristo mismo. No es que seamos útiles en la medida en que llevamos alimento a los más necesitados, sino que tenemos que llevar esperanza, animar la intimidad de las personas, donde hay dolores, despertar la búsqueda de sentido y de sensibilidad por Dios, dimensión religiosa que hoy la buscamos en otras cosas”.

Acercar al amor de Dios y llevar esperanza

Por su parte, Patricio Kelter Bari, diácono, está muy contento. “Es, dice, como una continuidad desde que entré al seminario. Es un permanente proceso de escuchar el querer de Dios, de estrechar la relación con el Señor, en las distintas circunstancias que tengo que vivir. No es reinventarse de un minuto a otro, sino que ha sido un proceso continuo, vivido en la oración”. Desempeña su ministerio diaconal en la parroquia La Transfiguración del Señor, de Puente Alto. Allí preside algunas liturgias y sacramentos.

Patricio tiene una hermana mayor que él, Francisca, profesora en La Serena, y sus papás, María Loreto y Hans Christian Edmond, son jubilados. Estudió gastronomía, trabajó un tiempo en el rubro, pero descubrió su vocación y entró al seminario. Como sacerdote espera “acercar a la gente al Sagrado Corazón de Jesús, al amor de Dios”, confiesa.

Por último, el seminarista Francisco Araya González fue llamado al diaconado en tránsito al sacerdocio. El Señor ha confirmado esta vocación en el servicio que presta en la parroquia Santa Rosa, de Lo Barnechea. Allí, cuenta, “también hay mucho servicio social con la actual pandemia, de ayuda fraterna, en el Cerro 18 y otros sectores parroquiales”. Expresa que ser aceptado al diaconado “es una tremenda alegría en lo personal, pero más que todo porque el Señor me llama a servir a la gente a través de la Iglesia. Este paso me renueva en mi vocación de servicio”. Agrega que “hoy día la sociedad necesita el mensaje renovado del Evangelio. Estamos llamados en este tiempo a llevar ese mensaje de Jesucristo salvador, resucitado, una palabra esperanzadora, un mensaje de amor, de entrega”.

Tiene un hermano mayor, que vive en Francia; su mamá, María, vive en la V Región, y su papá, Luis, falleció el año pasado. Francisco se tituló de contador y ejerció durante siete años, tiempo en el que descubrió su vocación sacerdotal.

Estas ordenaciones se realizarán en fecha aún no definida, a la espera de condiciones más adecuadas, conforme las medidas dispuestas en este tiempo de pandemia.