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Miércoles 14 de octubre de 2020

Reflexión Mes de la Familia 2020

Por: Delegados Mónica Undurraga y José Manuel Borgoño

Fuente: Comunicaciones Arzobispado

La Arquidiócesis de Santiago dedica el mes de octubre a la Familia, haciendo que fijemos nuestros ojos sobre esta querida institución natural que sostiene y construye los pilares de la sociedad. Este año, celebramos el “Mes de la Familia” en medio de una pandemia mundial por el Covid19, situación que ha puesto a prueba la importancia vital de esta institución.

Basta recorrer nuestra historia familiar para darnos cuenta cómo hemos sido amados y acompañados por nuestro padre Dios, a través de las numerosas personas que hemos encontrado en el camino de la vida y que han intervenido positivamente en ella. La celebración del “Mes de la Familia” tiene su centro en mirar y admirar la vida que se nos ha regalado, el amor y las relaciones que se tejen en el interior de cada hogar.

Hoy los invitamos a agradecer al Señor por cada historia familiar, por toda la riqueza y bien que hay en ellas. Queremos pedirle que nos ayude a limar todas las asperezas, que nos vuelva a bendecir y nos ayude a poner nuevamente a Jesucristo en el centro de nuestras familias, ya que es él quien nos salva y nos regala plenitud de vida. También queremos pedirle que nos conduzca bajo el amparo de nuestra madre, la Virgen María, para caminar y vivir nuestra fe juntos como familia, acompañados siempre por la comunidad eclesial que nos facilita el camino.

Es fundamental reconocer y agradecer el gran aporte de los esposos fundadores que le dieron vida a esta institución, a los abuelos que a través de su experiencia son la memoria viva de la familia y cada uno de los hijos que son el mejor regalo que hemos recibido, motivo mayor de nuestros desvelos y el futuro de la familia.

Celebremos a nuestra familia nuclear, tan significativa para cada uno. También a la familia extendida, que son parte importante de nuestra vida y nuestra historia. A las familias vecinas que han caminado junto a nosotros, apoyándonos mutuamente y, por último, celebremos también a la gran familia de la Iglesia, que se manifiesta en nuestra comunidad.

Hoy le pedimos al Señor por cada una de las Familias de la Arquidiócesis de Santiago. Que Dios nos bendiga y nos siga acompañando y guiando en el camino de la vida para que en todos y en cada uno de nuestros hogares reine la paz, la fe, la unidad, la alegría y la caridad, y hagamos de Chile un país de hermanos donde reine la justicia y la paz.

Mónica Undurraga y José Manuel Borgoño
Delegados Episcopales para la Pastoral Familiar