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Lunes 21 de marzo de 2022

Opinión: Hospedemos a los pobres sin hogar

Por: Padre Álvaro Chordi, párroco de San Saturnino en Barrio Yungay

Fuente: Periódico Encuentro

Desde el estallido social y la pandemia, muchas personas están ocupando espacios públicos como
bandejones, plazas y parques en Santiago Centro. Solo basta recorrer la Alameda, Cumming o la Plaza Yungay para observar multitud de carpas u otros modos rudimentarios de alojamiento de personas sin
hogar, a las que últimamente se han unido numerosas familias procedentes del Norte que han entrado a nuestro país por pasos no habilitados.

Si bien la situación de calle es un fenómeno de presencia mundial que resalta por su complejidad, apenas genera conmoción en la opinión pública chilena si no fuera por la multitud de niños, niñas y adolescentes que habitan nuestras calles santiaguinas y cuyos derechos han sido vulnerados al carecer de vivienda, alimentación adecuada, privacidad, educación, no discriminación, salud, integridad física y
un nivel de vida digno. Las calles de Santiago, en especial durante la noche, son espacios de alto riesgo que generan temor a esas familias que huyen de su país que se da por perdido.

La vida en calle no es una opción, sino más bien es fruto de vínculos quebrados, especialmente los familiares, afectivos y personales, el consumo problemático de alcohol y drogas, así como una desvinculación del sistema educativo, económico y social. Su bienestar individual está condicionado por el mercado laboral, las políticas sociales, el precio del transporte público, el trato recibido por parte de la familia o la situación del país del que proceden que impide seguir viviendo allí.

Frente a un enfoque asistencialista y fragmentado que impera en la actualidad –entrega de raciones alimenticias, útiles de aseo y ropa, uso de baños comunitarios, escucha y conversación, asesoría jurídica y social en la Parroquia San Saturnino, un box de salud primaria levantado por voluntariado social y recientemente apoyado por Cruz Roja y un albergue temporal para familias migrantes gestionado por la Municipalidad de Santiago en Fundación Frè–, estamos abocados a generar políticas públicas integradas y de calidad, en alianza público-privada tanto a nivel local como regional y nacional.

Las comunidades cristianas tienen mucho que aportar en dichas alianzas,ofreciendo lo más genuino: “Partir el pan con el hambriento, hospedar a los pobres que no tienen casa, vestir a los que no tienen ropa y no desentenderte de los que son de tu misma condición humana” (Is 58,7). ¡No te quedes inmóvil ante lo que ves! ¡No pases de largo, más bien aproxímate, escucha, conoce, ora y moviliza a tu familia y comunidad para aliviar el sufrimiento de estas personas privadas de dignidad y bienestar!