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Martes 13 de abril de 2021

Opinión: Cristo en la Tierra

Para reflexionar acerca de diversas temáticas de la contingencia nacional, con un enfoque cristiano, invitamos a diferentes expositores de la política, la academia, el mundo social y pastoral a compartir su visión.

Por: Padre Carlos Irarrázaval Errázuriz, Capellán Fundación Las Rosas

Fuente: Periódico Encuentro

Link fuente: www.periodicoencuentro.cl

En enero asumí como nuevo Capellán de Fundación Las Rosas; preciosa misión que me regala volver a mis orígenes, tras los pasos del padre Sergio Correa, quien me ayudó a discernir mi vocación sacerdotal. De la mano de María Santísima y en este año de san José, esta gran obra de la misericordia y cuidado del adulto mayor desvalido nos interpela en esta pandemia a redoblar los esfuerzos por humanizar la vejez del hombre de hoy, dándole perspectiva de eternidad y comienzo de una vida más plena. “Aquí no hay nada, pero alcanza para todos”, “la fundación tiene que ser la antesala del Cielo”, repetía el padre Sergio.

El padre Andrés Ariztía, y ahora yo, junto con todo el personal de la fundación, continuamos con la tarea. La misión es clara: acoger, cuidar y acompañar a los ancianos desvalidos que se nos encargan, llevándolos con cariño de la mano y a veces en brazos, hasta las puertas del cielo. Hoy la soledad no deseada entre las personas mayores se ha vuelto aún más dramática y palpable por la pandemia. Ya antes, estudios decían que cerca de 300 mil adultos mayores en el país pasan un mes completo “sin hablar con nadie”, aislamiento deshumanizante, que se ha incrementado por la crisis sanitaria actual. En nuestros hogares el diagnóstico pre pandemia ya acusaba que sólo un 15% de los residentes recibía visitas de familiares y cercanos, hoy por cuidarlos y con las cuarentenas es 0%. Son nuestros voluntarios y cuidadoras los que, con cariño y vocación, usando su creatividad para conectarse con sus “abuelos”, aminoran lo que esta pandemia les provoca.

El gran “antídoto” para la soledad es sabernos hijos del mismo Padre, apoyarnos y cuidarnos unos a otros, creando redes fraternas, sin importar edad, situación de salud o condición social. El año pasado el Papa Francisco recomendó a los jóvenes hacer a los ancianos “un gesto de ternura (...) sobre todo para los más solos”. Así lo queremos hacer día a día en Fundación Las Rosas. Son casi 2.200 residentes que viven en los 28 hogares a lo largo del país, y pese a los esfuerzos de las cuidadoras, lo han pasado bastante mal en este tiempo de pandemia. Las secuelas motrices, respiratorias, nutricionales o cognitivas han sido fuertes en muchos de ellos. Por eso, los invitamos a acercarse a Fundación Las Rosas, a conocer las diversas formas que existen para ayudarnos a cuidarlos. “Lo que hicieron al más humilde de mis hermanos; a mí me lo hicieron” (Mt.25, 31-46).