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Jueves 31 de marzo de 2022

La Economía de Francisco: avanzando hacia un modelo con rostro humano

Periódico Encuentro convocó a cuatro profesionales, quienes reflexionaron sobre la invitación del Papa hecha a jóvenes economistas y empresarios a sumergirse en la experiencia de san Francisco de Asís para vivir un proceso de transformación global, que permita cambiar la economía actual y dar un alma a la economía del mañana.

Periodista: Danilo Picart

Fuente: Iglesia de Santiago

Link fuente: www.iglesiadesantiago.cl

Cambios en el foco de crecimiento y bienestar

María Elena Moreno es economista y encargada de la línea de Investigación, Desarrollo Humano Integral y Bien Común de la Escuela de Administración y Economía de la Universidad Católica Silva Henríquez. Conoce de cerca la iniciativa para la construcción de una economía basada en la fraternidad y la equidad, convocada desde 2019, impulsada por el Papa Francisco.

Con este camino recorrido, asegura que las pistas para generar un pacto común que permita corregir los modelos de crecimiento y que garantice el respeto del medio ambiente, la acogida de la vida, el cuidado de la familia, la equidad social y la dignidad de los trabajadores “pasan en primer lugar por la capacidad de abrir las conversaciones hacia aquellos sectores que son resistentes a estos cambios, porque es importante conocer lo que piensan los otros”, junto con abordarlo desde la educación temprana, en todos los niveles.

En un escenario económico donde se prevé que América Latina y el Caribe tendrán un crecimiento menor al 3% y que Chile también proyecta ese porcentaje para 2022 y 2023, de acuerdo con el Banco Mundial, Moreno fundamenta que será recomendable modificar políticas en favor del bienestar y de la justicia social. Una propuesta sería “cambiar el foco del crecimiento económico basado en el PIB,
ya que este indicador no es sinónimo de bienestar. Por ejemplo, no incluye datos del daño ambiental”, asevera.

Relación colaborativa y vinculante con las comunidades

Desde la perspectiva de la empresa, la pregunta que surge es para qué nace y cuáles son sus objetivos. Esto es algo que es necesario ver, para determinar su relación con el medio. Si la visión de empresa se reduce solamente a un beneficio económico, entonces no va ir la transformación y tampoco se producirán cambios”, dice Christian Silva, director de la Compañía de las Obras, una asociación de dirigentes de empresas, que promueve los valores humanos en la empresa y en la sociedad. En medio del escenario de incertidumbre que se vive a nivel global, producto de la guerra y de la economía resentida por la pandemia, asegura que “plantear este pacto común se relaciona con la medida de cómo se relaciona la empresa con el mercado y cómo incide esta relación con quienes inciden en ella. Estamos hablando de trabajadores, proveedores, entorno social”.

Añade que actualmente se ha producido un cambio empujado por diferentes razones, entre las que destacan las medioambientales y la pandemia. “¿Qué fortalezas tenemos como país? En especial, creo que hay políticas del ámbito energético que efectivamente han ido por ese camino. Por ejemplo, la implementación de la energía renovable, el financiamiento del hidrógeno verde y en áreas transversales, la utilización de las energías renovables para producirla. Entonces, creo que nos ha dado una oportunidad, en medio de la incertidumbre que vive el mundo hoy”.

Empresas con impacto social y ambiental

Quizá debiésemos necesitar de un pacto común, porque esto antes nos ha llevado a matarnos en el pasado. Eso ha sido causa de guerra, pobreza, miseria”, afirma Josefa Monge, presidenta ejecutiva de Sistema B Chile. Esta organización certifica a compañías dispuestas a generar un cambio utilizando la fuerza de mercado para dar soluciones a problemas sociales y ambientales. “Ante las disfunciones tectónicas que hay en la humanidad nosotros tenemos la opción de enfrentarlas de forma cerrada, o bien, hacerlo con la mente, el corazón y la voluntad abierta. Es decir, con curiosidad, con pasión y coraje”, reflexiona.

La profesional indica que existe un cambio de conciencia que se respira en el aire, y que suscita nuevos desafíos para las empresas. Por ejemplo, comenta, “el consumidor que lee la etiqueta de algún producto, bien o servicio, revisa en qué condiciones estaban los trabajadores. El segundo ejemplo puede ser el talento, pues las personas que están en condiciones de trabajar lo hacen pensando en buscar un lugar que represente los valores, su estilo de vida. Otro desafío es comprender que el sistema somos nosotros, porque no cambiaremos la economía si nosotros no asumimos un rol dentro de ella. Ya sea con nuestro rol de comprar, de invertir, de trabajar o al momento de escoger, en la medida de lo posible; y finalmente, no dejarse vencer por el pesimismo y reconocer los avances que ha tenido la humanidad

Economía con rostro humano

La hermana Gabriela Herrera, directora ejecutiva de la Corporación Dolores Sopeña, explica que la promoción integral de la persona, es una “herramienta fundamental en el trabajo que desarrollamos para enfrentar la crisis de precariedad. Sobre todo en personas que no tienen trabajo y que apuestan por algo para surgir”. La religiosa encabeza esta corporación que capacita y forma en habilidades y emprendimientos a pobladoras y pobladores de Puente Alto. Desde esa experiencia, subraya que se tiene que pensar en una economía con “rostro humano y que vaya en favor de la dignidad de la persona”.

Asimismo, se debe “fortalecer el cuidado de la casa común, respetar sus creencias religiosas y que fortalezca esas creencias religiosas a un sentido espiritual trascendental”. En este concepto, añade, “cabe destacar que no pensamos por ellos, sino que pensamos con ellos y desde ellos y ellas hemos aprendido mucho a dar pasos, a caminar juntos. Por eso estamos convencidos de que es posible una visión hacia una economía solidaria, integral, de bien común, de servicio. Es decir: integral e integrante, afianzando la Doctrina Social de la Iglesia”.