Miércoles 17 de julio de 2019
100 años de la cripta de los Sacramentinos
Con una comunidad renovada por una masiva presencia de migrantes, que han traído la música y la alegría a la parroquia, se realizó la misa de celebración que recordó la inauguración de este lugar de oración en 1919.
Fotos: Camila González
Periodista: Carmen Gloria Díaz Meléndez
La iglesia de los Sacramentinos se impone por su presencia arquitectónica. Su cúpula es visible de varios lugares de Santiago. Las calles que la rodean se visten con su presencia. Quienes pasan por ahí siempre miran hacia arriba, pero a los costados de su entrada principal por calle Arturo Prat hay dos escaleras, una a cada lado, con una suave curva que no deja ver y menos imaginar lo impresionante de la cripta, la que se aprecia sólo al terminar de bajarlas.
Columnas gruesas, luz tenue, piso de madera que muestra el paso del tiempo y un altar imponente con una imagen de Jesús en la cruz. La oscuridad del primer momento se olvida al escuchar los ritmos del coro, que acompañan el ingreso de los fieles que van llegando como todos los domingos. De a poco se va llenando, sin dejar ni un espacio.
La idea del templo nace de la mano de traer a la Orden de los Sacramentinos a Chile. El proyecto lo realizó el arquitecto Ricardo Larraín con la explícita petición de que se inspirara en la Basílica del Sagrado Corazón de París. La obra que apreciamos en la actualidad se inició en 1911 con el apoyo de la señora María Luisa Lecaros de Marchant, y en 1919 se entregó la cripta, pero no se terminó de construir hasta 1931. En 1928 se le reconoce como parroquia.
La celebración eucarística
La misa de celebración parte y el coro toma protagonismo. La mayoría canta, otros aplauden y otras mueven sus pies disimuladamente llevando el ritmo. La mayoría de los fieles y de los que están en el altar junto a monseñor Celestino Aós y el párroco Julián Acevedo, son venezolanos. Entre ellos Luis Acosta el sacristán, que lleva dos años en Chile cuando llegó desde Carabobo: "Yo tenía un trabajo pastoral en Venezuela y luego vine a servir, un amigo que estaba acá me invitó a la parroquia y yo me puse a la disposición del párroco, y casualmente había acá la vacante del sacristán". Desde ese día, hace dos años combina esta labor con el trabajo pastoral, que es "de cara a las personas, coordinar todo lo que ha sido la ayuda a los hermanos migrantes, en cuanto, por ejemplo. a la coordinación del ropero solidario, a las personas que tenemos acá como voluntarios: abogados, orientadores, asesores migratorios, psicólogos, toda esa área la veo yo para llevar la coordinación".
Mensaje del pastor
En la homilía monseñor Aós les dijo "a los cristianos no se nos facilita la vida, ni se nos regalan las cosas y bien lo saben ustedes, que tienen que luchar cada día y que incluso muchos de ustedes tuvieron que emigrar". Y agregó: "En estos tiempos nuestros, en situaciones tal vez difíciles, complicadas, también tenemos este deseo de seguir a Jesús que quiere hacer de nosotros samaritanos de los demás, que usted y yo seamos buenos samaritanos, que usted y yo seamos esas custodias vivientes como lo han sido tantos padres sacramentinos que han pasado por aquí rezando, confesando, celebrando el misterio de la fe, asistiendo, consolando. Que cada uno de nosotros seamos capaces en este momento al celebrar estos 100 años de este templo, de renovar este compromiso y que la Virgen María, la gran creyente, la que llevo el sí verdaderamente al sacramento de Dios, la que hizo presente la misericordia del padre, la que hizo presente al verbo encarnado nos ayude y nos ampare a todos".
La comunidad sacramentina
Al finalizar la misa felicitó al coro. Luis se siente orgulloso: "Lo que más he compartido con mis hermanos migrantes es que nosotros tenemos un trabajo, que así lo he asumido yo también, no sólo venir a Chile con el tema de trabajar, de buscar mejores horizontes, sino también de transmitir la fe. Yo creo que debemos entender que la fe no solamente es la piedad, es rezar el rosario, estos son actos de fe, como cuando hablamos de la música es la que nos motiva... el adaptar los ritmos sin perder el horizonte litúrgico nos ayuda a reanimarnos en la fe, tú lo pudiste notar hoy la liturgia cambia".
Zuelkys Kaffure tiene 27 años, es de Valencia, Venezuela, y lleva dos años en Chile y casi dos en el coro. Lo que complementa con su trabajo como profesora de inglés en un jardín infantil. "Yo siempre he ido a la Iglesia, siempre desde pequeña me ha llamado la atención la música, en Venezuela también cantaba en un coro y justamente una semana después de haber llegado acá Chile, decidimos venir acá a los sacramentinos porque vivíamos muy cerca y coincidencia que la mayoría de las personas que asisten a esta iglesia son venezolanos, pues fue coincidencia porque no me lo imaginaba. Pregunté si podía pertenecer al coro porque quería hacer como algo igual allá, que ya tenía años participando en el coro, que me conectará un poco". Esto la hace extrañar menos, pues toda su familia está allá y acá sólo está con su marido que también es parte del coro.
Y la presencia se nota. "El padre siempre nos ha aceptado la interculturalidad que tenemos, de ver canciones de acá, canciones de Venezuela y, bueno, estamos muy agradecidos porque nos han recibido con mucho amor, con mucho cariño, hemos tenido buena receptividad con las personas que asisten aquí que son de acá de Santiago, entonces de verdad que nos sentimos muy a gusto", dice Zuelkys. La liturgia pasó por varios ritmos: venezolanos, algo de rock and roll y merengue también comenta Luis, "esto nos ayuda a estar siempre alegres, que es lo que nos pide el Señor. Que estemos alegres, que estemos dispuestos, como monseñor nos envía al final, a mostrar esa alegría que nos caracteriza. Como venezolanos pasamos por situaciones difíciles, pero siempre estamos echándole para adelante y siempre con una sonrisa".
El párroco Julián Acevedo agradeció a la comunidad y al "pueblo venezolano... ese pueblo que ha dado vida a nuestra parroquia, ese pueblo también que peregrina junto con nosotros como pueblo sacramentino. Así que gracias a ustedes y gracias a todos que trabajaron para poder tener esta linda celebración junto con nuestro pastor que nos acompaña. Muchas gracias a todos ustedes por participar de nuestra parroquia".
Luis después de mucho correr y organizar está contento con la celebración. No hay que olvidar que "Jesucristo es alegría".