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Lunes 16 de septiembre de 2019

50 años de presencia en Chile celebraron las Obreras de la Cruz

Actualmente son 9 las obreras que están en nuestro país viviendo su apostolado social, inserto entre la gente humilde y trabajadora y en las comunidades de la Iglesia, corazón de la misión del instituto secular femenino fundado en Valencia, España.

Periodista: Marcela Maldonado

Con una misa celebrada la tarde del domingo, en la parroquia Santa Gema Galgani, en Ñuñoa, y presidida por monseñor Celestino Aós, el Instituto Secular Obreras de la Cruz dieron gracias al Señor por su historia en nuestro país, iniciada en 1969 cuando llegaron a la diócesis de Copiapó. Desde entonces su presencia se ha establecido en distintos lugares, entre ellos en Santiago,  con la apertura en  1995 de su cenáculo en la Población La Bandera.

En la conmemoración de este nuevo aniversario, monseñor Celestino Aós reflexionó en torno a la cruz, como signo de identificación de las obreras. “Ustedes están llamadas a vivir sabiendo que sus vidas son tan fructíferas e importantes para la Iglesia. En la cruz descubrimos el amor más grande. Ahora nuestra oración es hacernos signos y testigos de ese amor”.

“Cuando llegaron a Chile lo hicieron ilusionadas para traer el Evangelio, la Buena Noticia, para vivir y compartir la fe y fueron surgiendo proyectos y realidades y ahora, después de que los años han mermado las fuerzas, después que los números son más escasos, después que pensábamos que íbamos a recoger una buen cosecha de vocaciones y no las tenemos, quizás sea un momento de cruz, pero es un momento de Dios, porque Dios sabrá, Él es el dueño del tiempo y la historia, nosotros sabremos cumplir su santa voluntad”, dijo monseñor Aós.

“Nosotros ya entregamos a Dios todo lo que se ha hecho en estos 50 años, tanta generosidad, trabajo, esfuerzo y dejamos en manos de Dios lo que hemos sembrado”, dijo el Pastor.

Terminada la homilía, fue el momento de la renovación de los votos de una de las obreras del instituto y de un grupo de sus cooperadores, personas y matrimonios asociados a las obreras que viven su espiritualidad en Cristo Crucificado y su Madre, la Virgen de los Dolores.

Blanca Calderón es técnica parvularia y  obrera de la cruz desde hace 16 años, a ellas las conoció en la población La Bandera. “Yo estaba en catequesis de niños en la parroquia Jesús Señor de la Vida, ahí las conocí y me fue motivando su amor por la gente, ellas estaban muy insertas en los pobres, ayudaban mucho.  Ahora estoy muy contenta de renovar mis votos porque que es volver a renovar aquello con lo que uno se comprometió para toda la vida, castidad, pobreza y obediencia. Estamos insertas en el mundo, por el mundo y para el mundo”.

Gûnther Krôgh y su esposa son cooperadores del instituto y también renovaron sus votos de fidelidad con la obra.  “Nos fuimos acercando a su carisma, a su trabajo en el mundo social obrero y en parroquias y nos acogieron como parte de la Iglesia. Como cooperador vivimos el carisma del instituto que nos invita a un estilo de vida con un sentido muy marcado por la Virgen de Los Dolores,  marcado  en la delicadeza de la Virgen, en la ternura en como ella mira al prójimo, eso  tiene que traducirse en nuestras vidas, especialmente en el trabajo”.

 Bajo el lema “La caridad de Cristo nos urge”  las Obreras de la Cruz hoy siguen dedicadas  al apostolado, sobre todo en el ámbito social, en la familia, la profesión y en las comunidades de la Iglesia.