Martes 20 de agosto de 2019
Santa Elena, una parroquia acogedora
Este 18 de agosto la Parroquia Santa Elena celebró sus 76 años al servicio de la comunidad, que crece en compromiso cada día.
Fotos: Omar González
Periodista: Carmen Gloria Díaz Meléndez
Son cerca de las 12 del día del domingo y el Padre Pablo, como cariñosamente le dicen al padre Juan Pablo García Huidobro, sale a recibir a sus fieles, esta vez invita a monseñor Celestino Aós a que lo acompañe. Su estilo es cercano, cariñoso, se sabe todos los nombres de quienes llegan a la misa o a las distintas actividades pastorales que organizan
Hay detalles que ayudan a la cercanía. El padre Pablo se dio cuenta que parte de las personas que asistían a rezar eran adultos mayores, para que no pasaran tanto frío habilitó una sala como oratorio donde los primeros viernes de cada mes, recibe a los vecinos. Instaló parlantes a la entrada de la parroquia para los papás, que en medio de la misa deben salir con sus hijos más pequeños o para cuando las misas congregan a tantos y el espacio no alcanza.
Detalles que permiten el encuentro y el compromiso. Katherine Greene y Andrés Sanfuentes hace diez años que van a la parroquia todas las semanas. "Esta parroquia es todo, es la devolución de la fe, el volver a acercarnos muy fuerte", dice Andrés y Katherine complementa sus palabras, "La verdad es que yo estaba un poco más alejada de la Iglesia y cuando conocí la labor del padre la verdad es que no dejamos de venir".
El cariño se siente y así lo comentan todos los fieles. Éste se reflejó en la misa desde el primer momento cuando el padre Pablo saludó a todos y agradeció a monseñor Celestino Aós, Administrador Apostólico su presencia. "Nuestra parroquia de Santa Elena cumple hoy 76 años de vida, 76 años entregando los sacramentos, 76 años abriéndose al prójimo para amarlo, para darnos a todos nosotros esperanza. Nuestra parroquia de Santa Elena se ha ido convirtiendo en una familia abierta a toda persona humana con el sello de la misericordia y también a los más necesitados. Hace 76 años las campanas de nuestra parroquia no han dejado de repicar para invitarnos al encuentro con el Señor y hoy en esta fiesta de Santa Elena y de San Alberto Hurtado le damos la bienvenida a Don Celestino".
El mensaje del pastor
Santa Elena es recordada por convertir a su hijo el emperador Constantino al cristianismo y por encontrar el Santo Sepulcro, la Cruz y los instrumentos de la Pasión del Señor, que estuvieron desaparecidos por mucho tiempo. Esto en el en el siglo IV.
En su homilía monseñor Celestino les dijo a los presentes "es el día de la alegría, el día en que la parroquia tiene que mirar su historia de estos más de 70 años y ponerla denuevo ante el Señor para darle gracias, que habrá habido sombras en estos años seguro, porque ninguno de nosotros es perfecto, pero ha sido mucho más grande la misericordia y el amor de Dios. Es hora de no quedarnos ahí mirando lo que nos falta o mirando nuestras torpezas, sino fijar los ojos en él, Cristo tiene que ser el centro, él es la imagen del Dios invisible, él es la fuente de nuestra fuerza y de nuestra esperanza, y en estos momentos de dolor, de desconcierto, de pecado también y de purificación, Cristo tiene que ser el centro, no tenemos otra salida, no nos va a salvar ni la sicología, ni la pedagogía, ni la filosofía, ni la economía, todo eso nos ayudará pero la salvación viene de él, él es el centro, escuchemos esa palabra que nos decía el apóstol ´pongan la mirada fija en los ojos en él, en Jesús´". Y, al finalizar los instó a "vayan a hacer vida, lo que hemos celebrado hoy".
La eucaristía terminó y toda la comunidad compartió unos momentos. Andrés y Katherine regalaron unas imágenes, que muchos le pidieron a monseñor Aós se las bendijera. El padre Pablo como dueño de casa y fiel a su estilo cercano, habló y atendió a cada uno, siempre preocupado. "Hemos tratado que la parroquia sea verdaderamente una familia acogedora, con misericordia, profundizar los lazos de amistad entre nosotros, y es muy bonito ver con el paso del tiempo como la gente, no solamente viene a misa, que es lo más importantes, sino que también se queda y se visitan entre ellos y se forman comunidades", comenta el padre Pablo que llegó hace siete años desde la parroquia Nuestra Señora del Carmen de El Salto.
"Tratamos de ayudar a todo ser humano que viene a esta parroquia para que se quede aquí con nosotros, los ayudamos de que son niños hasta los más ancianos. También siempre de tener un espíritu misionero hacia los vecinos, hacia la gente que nos rodea y hacia los más necesitados y los más pobres, por ejemplo, con nuestros hermanos en situación de calle. La parroquia ha ido creciendo, se ha ido transformando en una familia con mucha acogida hacia todos los que vienen entre nosotros y hacia los demás, especialmente los más pobres", dice el párroco. La actividad pastoral es muy activa, y siempre pensando en quienes más lo necesitan. Acá todos somos hermanos porque somos hijos del mismo Padre, por lo que todos los que lleguen son recibidos, integrados, queridos, ayudados con mucha sencillez y humildad dice el padre Pablo mientras sigue escuchando y conversando con sus fieles, la familia de la Parroquia Santa Elena.