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Martes 26 de septiembre de 2017

Comunidad de San Joaquín recibió renovada capilla

En medio de la conmemoración de sus 50 años, los fieles de San Juan y San Pablo, inauguraron su nuevo templo, con la celebración de la Eucaristía, presidida por el Arzobispo de Santiago, cardenal Ricardo Ezzati.

Fotos: Omar González

Periodista: Andrea Ruz Dios

Fuente: Comunicaciones Santiago

Link fuente: http://www.iglesiadesantiago.cl

Con el sueño de mejorar la estructura y diseño de su querida iglesia, la comunidad de la capilla San Juan y San Pablo perteneciente a la parroquia San Damián de Molokai, postuló a un fondo de restauración y mejoramiento otorgado por el Arzobispado de Santiago.

Tras cinco años de ese deseo, el anhelo de sus fieles se ha hecho realidad, materializado en la completa remodelación del templo, gracias a una inversión de más de 35 millones de pesos de la Arquidiócesis y el apoyo de la comunidad.

En una tradicional Misa a la chilena, el pastor de la Iglesia de Santiago realizó la bendición de las obras, exhortando a la comunidad a ser las piedras vivas que Jesús ha escogido para construir su Iglesia:"Mi invitación es a que cada uno pueda aportar los dones que ha recibido del Espíritu para que esta comunidad cristiana sea de verdad un signo de la presencia de Dios en medio de la gente que vive en este sector", dijo en su homilía.

Agregó que la "renovación externa y también interna de esta capilla, que la ha hecho más bella, más agradable, con colores diversos, dan al ambiente un espacio privilegiado para considerar dos verdades fundamentales de la nuestra Iglesia, una Iglesia con colores diferentes, donde cada uno de nosotros es ese color, cada uno es diferente, cada uno ha recibido un don de parte de Dios. La Iglesia está constituida por el aporte de todos, cada uno de ustedes es parte de la comunidad viva", expresó el arzobispo.

Al finalizar su mensaje, el cardenal Ezzati llamó a la comunidad a ser "misionera, acogedora, siempre abierta, como los brazos abiertos de Dios lo están para cada uno de nosotros y para todos. Jesús nos enseña que Dios es siempre bueno, bondadoso, y la invitación es a ser como Él". 

Las obras de mejora de la nueva capilla consideraron la remodelación del altar, el revestimiento del cielo con listones de madera, la creación de ventanas transversales y translúcidas, la instalación de nuevas luminarias y una rampla de acceso. La fachada también fue rediseñada, permitiendo una mayor visibilidad y presencia del templo hacia el exterior, mediante celosía y acrílicos que ofrecen tamizados de luces y colores en el interior.

El padre Claudio Carrasco lleva cinco años al servicio de la capilla, pero conoce a la comunidad hace más de 25 años, dado su trabajo previo en colonias urbanas. Con mucho orgullo, destaca "la alegría de los fieles, pues esto es fruto del esfuerzo y el trabajo de muchos que han colaborado a lo largo de los años, poniendo no sólo ladrillos y baldosas, sino que corazón y fe para que esta comunidad fuera creciendo. El deseo de todos era servir a la comunidad, sobre todo a los más pobres y crecer en este desafío de tener nuestra casa y una familia más consolidada", comentó.

Marina Domingo, arquitecta del Arzobispado de Santiago a cargo del proyecto, comentó que el principal objetivo de esta reconstrucción fue dignificar este espacio de culto. "La idea era devolverle la dignidad a este templo, que ya tenía 50 años y estaba muy deteriorado, con muchos problemas constructivos. Gracias a la ayuda del párroco y de la comunidad, quienes nos transmitieron lo que querían representar, fuimos armando el diseño y llegamos a este resultado, conectando al Santísimo con el templo y dándole alegría al lugar", señaló. 

Adriana Carrasco participa hace 23 años en la comunidad parroquial y ha sido testigo de los cambios de la capilla. "Este lugar era un peladero, y se armó la capilla con unas piezas de madera. Luego se arregló y tenía los ladrillos a la vista, era muy sencilla. Ahora quedó maravillosa, así que estamos muy felices de poder tener un lugar de oración renovado y bonito", comentó.

Al finalizar la Eucaristía, los fieles compartieron fraternamente al sonido de la música chilena y brindaron por un nuevo año de vida de su comunidad y  el renovado templo que hoy los acoje.