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Miércoles 27 de septiembre de 2017

Un nuevo diácono para Santiago

Hugo Santibáñez asumió el sagrado ministerio en la parroquia San Francisco de Borja de La Florida, desde donde servirá a su párroco y comunidad.

Fotos: Héctor Landskron

Periodista: Andrea Ruz Dios

El nuevo diácono permanente de la Zona Oriente de Santiago tiene 58 años. Su amor al Señor ha estado arraigado en su corazón desde su infancia, inculcado por su madre y abuela. Hace casi 30 años se casó con Patricia Rivera con quien formó su familia, que hoy se compone por sus hijos de 27 y 25 años, y por su nieto de cinco meses.
Desde 1995 participó de la pastoral del Colegio La Salle donde salió a misionar, colaboró con distintas comunidades y conoció de cerca la labor de los sacerdotes. Fue ahí donde surgió su inquietud por el diaconado, tras la invitación del padre Mario Borello - en ese entonces capellán del establecimiento- quien lo invitó a hacer el proceso de discernimiento e ingresar a la Escuela del Diaconado Permanente.

"El diaconado permanente es una forma muy bonita de apoyar a los párrocos y acompañar a tanta gente que lo necesita. Este es un regalo de Dios para mí, mi familia y la comunidad, y quiero aportar con mi cercanía, alegría y transparencia", comentó el nuevo diácono de La Florida.

La Misa de ordenación fue presidida por el Arzobispo de Santiago, cardenal Ricardo Ezzati, quien estuvo acompañado por el Obispo Emérito de Chillán, monseñor Alberto Jara; el Vicario de la Zona Oriente, presbítero Manuel Paz; el párroco, padre Jorge Merino, además de religiosos, familiares, amigos y feligreses del sector, que desbordaron el templo con su presencia y alegría.

En su homilía, el pastor de la Iglesia de Santiago, reflexionó en torno a las vocaciones y señaló: "En la comunidad que vive en la búsqueda del Señor y está atenta a su llamado para trabajar en su viña, en esa comunidad el Señor va suscitando vocaciones. A cada miembro de la Iglesia, el Señor les regala un don específico, don que cada uno está llamado a desarrollar para que todo el cuerpo de la Iglesia pueda ser signo de Cristo Jesús salvador nuestro".

En referencia al evangelio del día, el arzobispo comentó que así como Jesús creció en edad, sabiduría y gracia frente a Dios y a los hombres, "nuestra vocación es ser continuadores de la vida Cristo, permitiendo que su vida se injerte en nuestra propia vida y que a lo largo de toda nuestra vida, la vida de Cristo crezca en nosotros".

Al final de su mensaje, al referirse a la ordenación de nuevo diácono permanente de la Arquidiócesis de Santiago, el cardenal expresó que "a partir de hoy, por la imposición de las manos del obispo, se convierte en un signo de Cristo servidor de los hermanos, de Cristo que anuncia la palabra de la salvación a través de los gestos y la palabra, que quiere ser un testigo privilegiado para los hermanos, de la bondad y la palabra de Dios".

La celebración continuó con la epíclesis consecratoria, instancia en la que el cardenal invocó al Espíritu Santo y puso sus manos sobre el nuevo ministro, para proceder a la ordenación. Posteriormente, con ayuda de su esposa y su guía espiritual, el padre Mario Borello, el nuevo diácono fue revestido con los ornamentos propios de su servicio y, tras ello, recibió de manos de su pastor el Libro de los Evangelios, como signo de la Palabra que proclamará.

Alegría por un nuevo servidor

"Este es el término de una primera etapa que ha ido germinando de a poco, y esta fidelidad a Jesús es una pequeña respuesta a todo lo que él nos da", señaló Patricia Rivera, esposa de Hugo, quien lo acompañó durante los siete años de preparación.

Óscar Santibáñez, hijo menor de Hugo, cuenta que este es un momento muy importante para él y su familia, pues han acompañado y sido partícipe de todo el proceso de preparación de su padre, que hoy culmina con la ordenación. "Siempre lo hemos apoyado en todos los proyectos que él ha tenido, sobre todo este que es súper importante para él en lo espiritual. Él es una persona muy preocupada por la comunidad, muy empático y generoso, y hoy vemos como mucha gente lo acompaña en este camino y eso es muy gratificante", comentó.

Para el padre Jorge Merino, párroco de San Francisco de Borja, "es una alegría muy grande y una bendición para la gente contar con un nuevo diácono, sentir que Dios llama a uno de los nuestros es muy bonito. Hugo es una persona muy querida y esta comunidad tiene mucha vida, tenemos tres capillas, más la sede parroquial, entonces la ayuda de nuestros diáconos es sin duda un gran espaldarazo para nosotros los párrocos, por todo lo que nos ayudan", dijo el padre.