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Lunes 5 de octubre de 2020

Migrantes de San Columbano agradecen cariño en tiempos de pandemia

Con una degustación de sus comidas típicas y al son de su música tradicional, los once migrantes que residen en la Casa de Acogida de la parroquia San Columbano en El Bosque, retribuyeron el respeto de sus vecinos con una celebración multicultural en las afueras de la residencia migratoria.

Periodista: Enrique Astudillo Baeza - Rosángela Guajardo, comunicadora parroquial

Fuente: Iglesia de Santiago

Link fuente: www.iglesiadesantiago.cl

Respetando todas las normas y protocolos establecidos, la actividad se llevó a cabo el 25 de septiembre. La idea fue dar a conocer la labor que hacen los habitantes de esta residencia y abrir sus puertas como un gesto de agradecimiento a sus vecinos que conviven a diario y que, por razones de pandemia, no tenían la oportunidad de conocerse.

El padre Martín, quien junto al padre Francisco, está oficiando de Vicario parroquial en San Columbano, llegó a Chile hace dos años. Para este sacerdote que proviene de las Islas Fiji, la actividad que organizaron los residentes de la casa era muy significativa. “Lo importante acá es recordar que todos venimos de Dios. Estamos celebrando la vida y todo lo que tenemos por él. Es una celebración de Iglesia, pero también de una gran causa humana. Estamos aquí para servir y vivir juntos”, confiesa.

Javier Núñez, coordinador interno de la casa de acogida hace diez meses, nos cuenta que la actividad era muy necesaria, por el contexto en que se generó esta residencia. “Necesitábamos que los vecinos conocieran a nuestros hermanos migrantes y eso se logró gracias a Dios. Son migrantes que necesitaban un hogar urgente, ya que prácticamente estaban viviendo en la calle, sin techo y sin comida por varios días”. Javier agradeció la participación de los vecinos y de los agentes de las capillas que pudieron participar. “Sabemos que por la pandemia no todos pudieron estar presentes, pero entre todos hicimos de esto una gran fiesta”.

“Es un proyecto muy bonito. Siento que he podido crecer en forma personal con cada una de las distintas realidades y necesidades de quienes viven en esta casa. Poder conversar con ellos, conocerlos, compartir y ayudarlos, nos ha hecho una gran familia”, agrega Elisa Núñez, coordinadora de la residencia desde hace un año y miembro del Comité Ejecutivo que apoya a los sacerdotes en la marcha de la Parroquia, confiesa que en este tiempo de servicio cada uno le ha enseñado de alguna costumbre de su país. “Me siento agradecida de Dios por tener la oportunidad de apoyar a estos hermanos y sobre todo, aprender a reconocer que somos diversos, pero que a los ojos de Dios, somos iguales y merecemos las mismas oportunidades”.

Para Rosángela Guajardo, comunicadora parroquial, también este día fue muy importante. Después del tiempo de confinamiento de la comuna, por fin los migrantes conocerían a sus vecinos. "Se están dando a conocer con sus platos típicos, sus bebidas y lo mejor es que lo hacen con todas las medidas de seguridad. Estamos muy contentos de esta experiencia y de volver a las actividades de la Iglesia”, afirma.

Realidad que también destaca Rolando Martínez, uno de los coordinadores parroquiales. “Por décadas fue la casa de las religiosas que servían en la parroquia y ahora es la casa de migrantes que vuelve a abrirse al contacto con la comunidad vecinal”, recordó.

La tarde de entretención contempló limpieza de áreas verdes y del parque recreacional que colinda con la vivienda migratoria, como también actividades de recreación para los más pequeños como juegos y grabación de historias para las redes sociales.

En la actualidad, la Casa de Acogida San Columbano cuenta con once migrantes –todos varones- de cuatro nacionalidades: Venezuela (8), Haití (1), Rusia (1) y México (1).