Parroquia Los Castaños celebró 80 años al servicio de la evangelización

Al comienzo de la eucaristía, el padre Roberto Espejo, párroco de Los Castaños, señaló que “hoy, es un día de gran alegría para nuestra parroquia, porque son 80 años que cumple en su caminar de vida espiritual, de anunciar el evangelio y de llegar al corazón de tantas personas para que conozcan y sirvan al Señor. Le agradecemos al Señor por lo que estamos celebrando”, rogó.

En su homilía, el arzobispo de Santiago, sobre la trascendencia y vida pastoral que tiene una parroquia en medio de su pueblo, recordó: “Aquí, en este templo, han sido y son muchos los que vienen a ver los beneficios con los que Dios colma a su pueblo. Una vida nueva en esa guagua que será bautizada, o ese nuevo amor matrimonial que se santifica por el sacramento, una nueva biografía completada en una historia de salvación al ver a una persona en el ataúd. Es contemplar los beneficios que Dios hizo a su pueblo y el Espíritu Santo les irá abriendo horizontes de universalidad para llegar a ver y proclamar a Jesucristo como el gran beneficio de Dios a toda la humanidad”, dijo.

Luego, a la luz de los 80 años, el cardenal Celestino Aós, expresó: “Ustedes, al cumplir 80 años de la consagración de este actual templo parroquial, han querido releer la historia, quieren repasar esos 80 años de fecunda vida, llena de actividad, y yo los felicito y los animo a volver una y otra vez a la historia, con una mirada de fe y salvación que le sirva para amar al Señor y venerar a la Virgen, y se abren la mirada y el corazón después de este encierro obligado por la pandemia y ustedes proponen unidos en Cristo, evangelizar”.

Al cierre de su exhortación, el pastor de Santiago advirtió: “Ni la ideología, ni los grupos nos unen, Nos une el acercarnos a Jesucristo para evangelizar. Mujer y hombre que creen, rezan y trabajan. Mujeres y hombres, ancianos y jóvenes que buscan la buena noticia en el Evangelio. Evangelizar no es condenar a nadie, porque sólo Dios conoce el interior y el corazón de cada uno, pero evangelizar tampoco es quedarse buscando simpatías y no incomodar, silenciar y callar los temas incómodos”.

De cara al futuro, monseñor Aós, recordó que, en tiempos de violencia, de pandemia y de esclavitudes recias, “necesitamos venir al templo, reunirnos en la parroquia para celebrar juntos y también, para darnos tiempos de oración personal, para contemplar los beneficios con que Dios enriquece a la Iglesia y el mundo. Les pido que vengan al templo, que recen la Virgen María, que se contagien unos a otros de ese gozo para alabar a la virgen”, clamó.