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Lunes 17 de diciembre de 2018

Parroquia N. Sra. de Apoquindo ya tiene nuevo templo

Tras casi cinco años de trabajo, culminó la remodelación del templo de la parroquia Nuestra Señora de Apoquindo, el que fue dedicado en la solemne Misa que presidió el Arzobispo de Santiago, cardenal Ricardo Ezzati este pasado sábado 15.

Fotos: Omar González

Periodista: José Francisco Contreras

Fuente: Comunicaciones Santiago

Link fuente: http://www.iglesiadesantiago.cl/

El párroco, padre Iván Paz, que está a cargo de esta comunidad desde 2011, explicó que esta parroquia fue erigida en 1986, y que antes era capilla de la parroquia San Patricio y después de la parroquia Las Nieves. Los trabajos contemplaron la ampliación del presbiterio, remozamiento de los muros y cambio del piso. Además se construyó un nuevo altar, ambón y sagrario. Es una parroquia chica, dijo el padre Iván, "pero funcionan todas las pastorales, la catequesis de iniciación cristiana de adultos, un grupo grande de scouts, cuasimodistas, una vida comunitaria bien grande, con la ayuda el diácono permanente, Jorge Miño". El sector parroquial está en el cuadrante Bilbao, Colón, Padre Hurtado y Vital Apoquindo.

Al comienzo de la liturgia, Claudia y Rafael, coordinadores del consejo parroquial dieron la bienvenida a arzobispo, sacerdotes, diáconos permanentes, agentes pastorales y asamblea presente, y agradecieron a los que hicieron realidad este proyecto. Invitaron a "no perder la alegría y la esperanza de seguir a Jesús". Por su parte, el arquitecto Jorge Concha, a cargo del proyecto, informó de las características de las remodelaciones hechas y entregó oficialmente los trabajos realizados. "Nuestro anhelo es que todos quienes participen de este templo encuentren y se entreguen a Jesucristo y lo lleven a sus hogares, a sus trabajos, a través de su ejemplo de vida", dijo el profesional. Enseguida, el cardenal Ezzati bendijo el agua con la que luego asperjó lo muros, el altar, el ambón y también a la asamblea.

En la homilía, el arzobispo recordó la cercanía de la Navidad y la invitación de los textos bíblicos de este Tercer Domingo de Adviento a estar siempre alegres, alegría que no es el bullicio externo, dijo, "sino ese gozo que brota de la certeza de ser amados, de ser salvados, de ser hijos, de ser hermanos y parte de un pueblo nuevo, llamado a ser levadura de un mundo nuevo".

Luego, vinculó esa alegría a este momento de la dedicación del templo parroquial remodelado, el cual, precisó, junto con ser casa de Dios, "es también casa de todos los bautizados". El pastor explicó a los fieles el sentido de los diversos ritos que forman parte de la dedicación de un templo y consagración del altar. Como la bendición del agua, que recuerda el nacimiento a la vida cristiana con el Bautismo, y la aspersión con ella a los fieles, a los muros del templo y al altar. También se refirió a la presentación solmene del libro con los textos bíblicos ante la asamblea, "para que de la Palabra de Dios saquemos la luz que deberá iluminar nuestra existencia".

Además, explicó que los cirios que se ponen sobre el nuevo altar, ya consagrado, indican que los cristianos "somos luz del Señor, pero con humildad, porque no brillamos con luz propia, sino que en nosotros y con nosotros está la Luz, Jesucristo, el Señor". Después el arzobispo precisó que la unción del altar con el Santo Crisma es la misma unción que se da en los sacramentos del Bautismo, la Confirmación, el Orden Sacerdotal. El altar se crisma, dijo, "porque el altar es Cristo (Crisma, significa Cristo), representa a lo más importante de esta comunidad: su Cabeza, Cristo", que se ofrece en la celebración de la Eucaristía.

Finalmente, el cardenal Ricardo Ezzati expresó su deseo de que "la Iglesia viva, el Pueblo Santo de Dios, que somos nosotros, seamos cada vez mejores, más santos, más solidarios y más fieles a Jesucristo, el Señor".

Después de la homilía el Arzobispo de Santiago depositó pequeñas reliquias de los santos Teresa de Los Andes y Juan Bosco y de los beatos Miguel Gómez Loza y la hermana Brun Barabarin a los pies del altar. Con ello, se recuerda que la Iglesia no son solo los fieles que le dan vida hoy, sino también los santos de otras épocas que han vivido con fidelidad el Evangelio, como lo señaló el cardenal en la homilía.

Posteriormente, pastor pronunció la solmene oración de consagración del altar, que fue ungido con el Santo Crisma, para ser luego incensado, al igual que la asamblea y todo el templo, como signo de la oración que se elevará dese esta iglesia a Dios. Después se vistió el altar con manteles blancos y se pusieron allí los cirios, signo de Cristo resucitado, luz del mundo, y las flores, signo de vida. Entonces se encendieron todas las luces del templo.

 

Los fieles, templos vivos, también se renuevan

Al término de la misa, el párroco, padre Iván Paz, expresó su gratitud a Dios por este "inmenso regalo para la comunidad". También agradeció la confianza que el cardenal Ricardo Ezzati dio a la comunidad parroquial para llevar adelante esta obra, y a todos los que trabajaron estos cinco años en la concreción de este sueño. Agregó que el verdadero templo lo conforma cada uno de los fieles, "ustedes son los llamados a seguir construyendo este templo vivo, la comunidad, que es la que le da sentido al templo físico". Añadió que así como iluminaron con nuevas luces el templo, "queremos invitarlos a que iluminen la vida de muchos otros, como discípulos misioneros de Jesucristo que somos."

Pedro Cárcamo, que está a cargo de la Liturgia, expresó su agradecimiento a Dios y a la comunidad por este logro. "Es algo muy especial, estoy hace casi 30 años en la comunidad y este templo es una gracia de Dios, es un lugar de acogida, de encuentro, de comunión, de solidaridad. Ha sido difícil este tiempo en la Iglesia, yo creo que este templo renovado es un signo de esperanza, de renovación, de una mirada distinta, para decir que la Iglesia sigue viva y se proyecta a una renovación, como se hizo con este templo físico".

Por su parte, María Lizama, que participa en la pastoral de enfermos y de difuntos, trabajo, señaló, que "para mí es algo muy enriquecedor, porque veo todas las necesidades de la gente. Este es un sector de clase media baja y hay enfermos, especialmente abuelitos, que pasan solos todo el día". Añadió que "ver este templo renovado, cuando por 40 años conocí el anterior, es una maravilla, es una obra de Dios y de los laicos, que también ponemos nuestra cuotita".