Jueves 5 de julio de 2018
Misión Scicluna-Bertomeu: Renovación y conversión eclesial
En ocho días, la Misión Pastoral enviada por Francisco pasó por Santiago y Osorno marcando hitos esperanzadores en su objetivo de “avanzar en el proceso de reparación y sanación de las víctimas de abusos”, como lo señala el comunicado de la Sala de Prensa del Vaticano, dado a conocer el pasado jueves 31 de mayo.
Monseñor Charles Scicluna y el padre Jordi Bertomeu llegaron a Osorno el jueves 14 de junio, sostuvieron encuentros en Santiago y con las diversas realidades de la comunidad osornina, con el clero, escucharon a víctimas, incluso de otras diócesis, tuvieron momentos de profunda oración personal y pidieron perdón de rodillas en la emotiva y significativa misa dominical del 17 de junio, presidida por el administrador apostólico, monseñor Jorge Concha Cayuqueo. Fueron las actividades que destacaron en las breves jornadas de los misioneros del Papa, registradas en declaraciones y comunicados de los que damos cuenta en esta nota. La misión Scicluna-Bertomeu fue anunciada el jueves 31 de mayo por el Vaticano: “Con el fin de avanzar en el proceso de reparación y sanación de las víctimas de abusos, en los próximos días partirán de nuevo a Chile S.E. Charles Scicluna y Mons. Jordi Bertomeu, esta vez en misión a la diócesis de Osorno, de acuerdo con el Papa Francisco”. El 6 junio 2018 se dio a conocer el cronograma de la “Misión pastoral en Osorno”, el que “se realizará en colaboración con la Nunciatura Apostólica en el país entre los días 12 y 19 de junio próximos. El martes 12, miércoles 13, lunes 18 y martes 19 de junio permanecerán en Santiago, mientras que la misión pastoral a la diócesis de Osorno se efectuará entre los días jueves 14 y domingo 17 de junio”.
La misión en Santiago
El 12 de junio, monseñor Charles Scicluna, arzobispo de Malta y representante de los enviados especiales del Santo Padre para la Misión Pastoral a Osorno, entregó el siguiente mensaje al pueblo de Chile, cuando ya había iniciado sus primeras audiencias en Santiago: “Queridos hermanos y hermanas: Agradecemos, una vez más, al amado pueblo de Chile que nos acoge a Mons. Jordi Bertomeu y a mí en nuestra segunda visita al país. Agradecemos también al Santo Padre Francisco por su confianza, y a su Excelencia, el señor Nuncio, Mons. Ivo Scapolo, por su colaboración. Como anticipé en un breve mensaje en redes sociales hace algunas semanas, confío esta misión a la intercesión de Nuestra Señora del Carmen, Madre y Reina de Chile, y del Venerable Siervo de Dios Francisco Valdés Subercaseaux, primer Obispo de Osorno. En estos últimos días no he olvidado pedir también la intercesión de los santos chilenos Alberto Hurtado y Teresa de los Andes. Respecto de nuestra misión pastoral, buscamos -en primer lugar- ser un signo de la cercanía del Papa con el pueblo y la Iglesia en Chile. También, prestar una ayuda técnica y jurídica concreta para las curias diocesanas de Chile, para que puedan dar respuestas adecuadas a cada caso de abuso sexual de menores cometido por clérigos o religiosos. Por último, esta visita tiene el encargo de manifestar la particular cercanía del Papa con la Diócesis de Osorno y su querido pueblo, en el signo del servicio (Diakonia) y de la comunión (Koinonia), en un contexto de oración, de celebración litúrgica, de mutua escucha y de cordialidad. Quisiera volver a recordar algunas palabras del Santo Padre Francisco en su carta al Pueblo de Dios que peregrina en Chile (31 de mayo de 2018): “(…) Queridos hermanos: (…) apelar a Ustedes no es un recurso funcional o un gesto de buena voluntad; por el contrario, es invocar la unción que como Pueblo de Dios poseen”, dice el Santo Padre. Agrega que: “Con Ustedes se podrán dar los pasos necesarios para una renovación y conversión eclesial que sea sana y a largo plazo. Con Ustedes se podrá generar la transformación necesaria que tanto se necesita. Sin Ustedes no se puede hacer nada”. El Papa Francisco concluye diciendo:“Exhorto a todo el Santo Pueblo fiel de Dios que vive en Chile a no tener miedo de involucrarse y caminar impulsado por el Espíritu en la búsqueda de una Iglesia cada día más sinodal, profética y esperanzadora; menos abusiva porque sabe poner a Jesús en el centro, en el hambriento, en el preso, en el migrante, en el abusado.» Al finalizar este mensaje, nuevamente gracias por acogernos en esta misión pastoral, gracias por la oportunidad que -en comunidad- nos regalaremos durante estos días de Gracia para seguir trabajando por restablecer la justicia y la comunión eclesial en Chile, como nos ha pedido a todos el Papa Francisco. Muchas gracias”. Un nuevo comunicado de la Misión Pastoral del día 13 de junio, se refería al seminario en la Pontificia Universidad Católica de Chile, para la formación de canonistas de curias diocesanas de Chile, organizado por el Consejo Nacional CECh de Prevención de Abusos y Acompañamiento a las Víctimas; la Asociación Chilena de Derecho Canónico y el Centro UC – Derecho y Religión de la Facultad de Derecho. En ese seminario participaron monseñor Scicluna y el padre Bertomeu. El arzobispo de Malta entregó la siguiente declaración: “Queridos hermanos y hermanas: A continuación comparto con ustedes parte de lo conversado esta mañana durante la jornada formativa realizada en la Pontificia Universidad Católica de Chile y que fue organizada por el Consejo Nacional de Prevención de Abusos y Acompañamiento a las Víctimas de la Conferencia Episcopal de Chile; la Asociación Chilena de Derecho Canónico y el Centro UC, Derecho y Religión de la Facultad de Derecho. Como señalé en México durante la Conferencia “Los Delicta Graviora en perjuicio de los menores”, la acogida de las víctimas denunciantes de abusos debe ser un principio rector en los procesos eclesiásticos. Para ello me gustaría citar las palabras del Santo Padre Benedicto XVI, el Papa emérito, a los Obispos de Irlanda: “[Los dolorosos casos de abuso sexual de menores] son aún más trágicos cuando a cometerlos es un eclesiástico. Las heridas causadas por semejantes actos son profundas, y es una tarea urgente restablecer la confianza cuando ésta ha sido dañada.” En el mismo discurso en 2006, el Santo Padre ha dado algunas valiosas indicaciones para afrontar el problema de los abusos sexuales de modo eficaz, ha dicho el Papa Benedicto: “... es importante establecer la verdad de lo sucedido en el pasado, tomar todas las medidas necesarias para evitar que se repita en el futuro, asegurar que los principios de justicia sean plenamente respetados y, sobre todo, sanar a las víctimas y a todos los afectados por estos crímenes atroces”. En otra presentación, titulada “La búsqueda de la verdad en casos de abuso sexual: Un deber moral y jurídico”, realizada el 2012 en el Simposio sobre Abuso Sexual a Menores en Roma, destacaba que “El amor por la verdad tiene que traducirse necesariamente en amor por la justicia y en el consiguiente compromiso de establecer la verdad en las relaciones en el seno de la sociedad humana” (W. H. Woestman, Papal Allocutions to the Roman Rota). En el mismo simposio señalaba: “La necesidad de analizar los hechos con espíritu imparcial en todos los casos. Ésta es la labor que se atribuye al delegado en una investigación previa y ha de constituir la base de toda sentencia, de toda decisión, en todos los casos”, agregando: “Para ayudar a establecer y admitir la verdad de lo realmente ocurrido en un caso concreto, el Derecho Canónico ha desarrollado normas específicas para investigar el delito, para oír a la víctima y a los testigos, para la confrontación con el acusado, garantizando al menos un mínimo de lo que en jerga jurídica se conoce como “contradictorium” (cada parte tiene la posibilidad de defender sus argumentos y responder ante los de la parte contraria). El Derecho Canónico también protege el derecho del acusado a defenderse, a conocer los motivos subyacentes a la decisión, y a la revisión de una decisión que le afecte. La víctima no sólo tiene derecho a presentar su acusación, sino que también puede presentarse como parte perjudicada (pars laesa) en un proceso penal judicial”. También explicaba que es enemiga de la verdad: “La negación deliberada de hechos conocidos y la preocupación fuera de lugar por dar absoluta prioridad al buen nombre de la institución en detrimento de la legítima revelación de un delito”, destacando: “Reconocer y admitir la verdad completa, con todas sus dolorosas repercusiones y consecuencias, es el punto de partida para una curación auténtica, tanto de la víctima como del autor de los abusos (…) Estos hermanos y hermanas merecen especialmente nuestra atención y asistencia”. La Misión en Osorno Monseñor Charles Scicluna y monseñor Jordi Bertomeu llegaron a Osorno, donde, señala el comunicado oficial de la Misión Pastoral, los enviados de Francisco “sostendrán una serie de encuentros pastorales, momentos de oración y celebraciones litúrgicas, junto a diversas comunidades de la diócesis”. Comunidades que recibían divididas a la misión. Fue la realidad que debieron abordar desde el primer momento los monseñores Scicluna y Bertomeu en esta diócesis. Los primeros encuentros fueron con las comunidades laicas de la diócesis, como informó Comunicaciones Misión Pastoral Osorno: “La tarde y noche de este jueves 14 de junio, los enviados del
Papa Francisco sostuvieron dos encuentros durante su primera jornada en Osorno. El primero de ellos fue con la comunidad de “Fieles Católicos de Osorno”, en el salón parroquial de la parroquia San Mateo. El segundo encuentro fue con la comunidad de la “Agrupación Laicos y Laicas de Osorno”, en la parroquia Santa Rosa”. Al día siguiente fue el turno del encuentro con el clero diocesano -sacerdotes y diáconos permanentes- durante la mañana del viernes 15, en la Casa de Ejercicios Betania, donde celebraron la misa. Precedido por un ambiente propicio a su persona y en medio de las primeras muestras de cariño y acogida, en la tarde del sábado 16 llegó a Osorno el administrador apostólico de esa diócesis, monseñor Jorge Concha Cayuqeo. En su primera actividad se reunió con la Misión Pastoral y con las religiosas y religiosos, en la catedral. Perdón de rodillas a nombre del Papa Mucho se especuló acerca de las expectativas y gestos para la misa dominical de ese 17 de junio en la Catedral San Mateo de Osorno. Que sería una “misa de reconciliación”, que las comunidades divididas y sus líderes se tendrían que dar la mano, etc. La misa de ese domingo tuvo elementos muy especiales: una fuerte carga emocional; una catedral repleta con más de mil fieles en una actitud de fe y unción; con hostias que no alcanzaron y, sobre todo, con la toma del cargo del administrador apostólico en paz, con grandes muestras de cariño y una acogida muy aclamada a sus primeras palabras en la homilía. La grave crisis, al menos en signos externos, comenzaba lentamente a quedar atrás. Al comienzo de la misa, monseñor Scicluna entregó el siguiente mensaje: “ Queridos hermanos: Un saludo particular a S.E. Mons. Jorge Concha Cayuqueo, Administrador Apostólico de esta diócesis de Osorno. Permítanme saludarlos con mucha gratitud, con palabras del venerable siervo de Dios, Francisco Valdés Subercaseaux: “¡Qué felicidad más grande cuando los pueblos saben encontrarse para dialogar y conocerse!... La paz es un don de Dios, un don que para dárnoslo sacrificó a su Hijo y hemos venido por eso a orar para que el Señor nos ayude a ser gente de paz, instrumentos de paz, apóstoles y dirigentes de paz en el mundo conmovido de nuestros días. Hemos venido por eso para aprender, para escuchar la palabra de Dios (…) que significa aprender más a fondo a apreciar ese don (…) la paz sea contigo querido hermano”. Las palabras de monseñor Francisco Valdés, primer obispo de Osorno son palabras proféticas y muy actuales. Nos interpelan a buscar la paz que siempre es don de Dios, como son dones de Dios la reconciliación y el perdón. Después vino la imagen que impactó a todos e, incluso, desalentó una posible interrupción de la liturgia para expresar desacuerdos. Los obispos Jorge Concha y Charles Scicluna y el padre Jordi Bertomeu de rodillas al inicio de la eucaristía, de cara a la asamblea. En esa actitud y ante la expectación de los presentes, monseñor Scicluna lee la siguiente fórmula penitencial: “El Papa Francisco me ha encargado pedir perdón a cada uno de los fieles de la diócesis de Osorno y a todos los habitantes de este territorio, por haberles herido y ofendido profundamente. Tú que eres nuestro Pastor resucitado, Señor, ten piedad Tú que nos das la Vida en abundancia, Cristo ten piedad Tú que nos congregas en un solo rebaño, Señor ten piedad”. Jorge Concha: “Quiero ser un hermano y un servidor de ustedes” Después del perdón, faltaba la mirada hacia adelante, la palabra del nuevo pastor. En una asamblea atenta, en silencio y emocionada, el administrador apostólico de Osorno dejó caer con sencillez y cercanía cada una de las palabras de su mensaje. Frente a los signos de dolor y división que vive la comunidad osornina, llamó a promover el diálogo y dar pasos juntos en favor de la unidad: “Estoy convencido de que buscando todos crecer en la fidelidad al Señor viviremos con mucha fuerza la reconciliación, haciendo más firme aún el protagonismo de los laicos dentro de la vida propia del Pueblo de Dios”. El obispo Jorge Concha pidió “identificarnos con Jesús y actuar como él, que se entrega al servicio del hambriento, del preso, del migrante, del abusado de modo que llega a hacerse presente en ellos. Aquí, debemos reconocer nuestra falta, toda vez que pasamos de largo. Pero el que no lo haya olvidado y no lo haya dejado de poner en el centro alguna vez que tire la primera piedra”. En otra parte, monseñor Jorge Concha reconoció: “Hoy día vemos con mucha claridad que hay tantas formas de abuso que no pueden volver a ocurrir, que hay procedimientos que no se pueden repetir, que hay formas de hacer iglesia que se deben cambiar y que hay tareas a las que no podemos renunciar”. Por último, afirmó: “Quiero ser un hermano y un servidor de ustedes para animar y promover la comunión y la renovación en la fidelidad al Evangelio del Señor Jesús”. Avanzar en caminos de verdad, justicia y reparación El martes 19 junio culminaba la visita de los enviados papales a Chile, en una jornada intensa que no paró hasta que se instalaron en las butacas del avión que los llevaría de vuelta a Roma. En la sede de las Obras Misionales Pontificias, a un costado de la Nunciatura Apostólica, monseñor Charles Scicluna leyó el siguiente mensaje final: “ Queridos hermanos: Al finalizar la “Misión Pastoral” encomendada por el Santo Padre Francisco a Mons. Jordi Bertomeu y a mí, agradezco nuevamente al Pueblo de Dios que peregrina en Chile y a todos sus habitantes su acogida y testimonio. Ha sido una experiencia hermosa compartir con diversas comunidades, llenas de hombres y mujeres -que aún con sus heridas a cuestas- nos han abierto su corazón y se han dispuesto al diálogo y a iniciar un camino de reconciliación. Nos han pedido que la Iglesia avance en caminos de verdad, justicia y reparación. Es también lo que nos pide el Santo Padre. Por ello reitero que la invitación a reconocer y admitir la verdad completa, con todas sus dolorosas repercusiones y consecuencias, es el punto de partida para una curación auténtica, tanto de la víctima como del autor de los abusos. Investigar es un deber de justicia. Necesitamos hacer justicia con las víctimas por el bien del país y también de la Iglesia. Junto con ello hemos señalado que la acogida de las víctimas denunciantes de abusos debe ser un principio rector en los procesos eclesiásticos. Hemos tenido una misión pastoral con días de gracia y escucha, donde nos hemos reunido con cientos de personas en la Nunciatura Apostólica en Santiago y en la amada diócesis de Osorno. Agradecemos por la confianza que han depositado en nosotros tantas personas que nos han solicitado audiencias o enviado cartas. Lamentamos no haber podido atenderles personalmente a todos, y nos comprometemos a responder por escrito a la brevedad a cada una de esas comunicaciones. Tal como anticipamos, hemos dispuesto que se establezca un servicio de escucha a las personas que nos han escrito y deseen acceder a ello que, además de acogerles, pueda orientarles. Luego de reunirnos en distintas oportunidades con los miembros del Consejo Nacional de Prevención de Abusos de la Conferencia Episcopal de Chile, hemos estimado oportuno que sean algunos de sus expertos quienes asuman esta tarea transitoria -en nuestro nombre- en el país. Tengo plena confianza en que estas personas, por su preparación, competencia y experiencia, podrán prestar este servicio a la comunidad eclesial. A partir de mañana, ruego a todos los interesados que contacten al servicio de escucha a través del email escuchar2018@gmail.com, y también al teléfono 9949-50-519. Por último, en esta visita pudimos manifestar la particular cercanía del Papa con la Diócesis de Osorno y su querido pueblo, en el signo del servicio y de la comunión, en un contexto de oración, de celebración litúrgica, de mutua escucha y de cordialidad. Agradezco a todos por tanta buena voluntad, por tanto amor por la Iglesia de Jesucristo y por el deseo de una gran mayoría de una reconciliación verdadera, que no se logra –como ya he dicho- con una misión de pocos días, sino que es un don de Dios que debe ser acompañado por un proceso largo, que requiere paciencia, generosidad, fortaleza y humildad. Por último queremos agradecer a todos quienes han colaborado en la “Misión Pastoral Osorno”: Al señor Nuncio Apostólico, monseñor Ivo Scapolo; al coordinador de comunicaciones de esta misión, el periodista Sr. Cristián Amaya, junto a su equipo de trabajo; a los servicios de seguridad y logística y a todos quienes han colaborado en la organización y desarrollo de este servicio pastoral. Un saludo particular a los periodistas de medios chilenos e internacionales que han informado a la comunidad con profesionalismo todos estos días. Antes de finalizar, permítanme repetir un mensaje del venerable siervo de Dios, Francisco Valdés Subercaseaux, primer Obispo de Osorno: “¡Qué felicidad más grande cuando los pueblos saben encontrarse para dialogar y conocerse!”. “Mi paz les dejo, mi paz les doy”, estas palabras de Jesucristo inspiraron el viaje del Papa Francisco a Chile. Paz y bien para Chile pedimos hoy al Señor, por intercesión de nuestra Señora del Carmen, Madre y Reina de Chile. Muchas gracias”. Luego de contestar preguntas de la prensa, los miembros de la Misión Pastoral abordaron el auto que los llevaría al aeropuerto de Santiago, donde aún les aguardaba un último encuentro: funcionarios de la PDI interrogaron como testigo al obispo de Malta en el marco de las investigaciones por los abusos al interior de los Hermanos maristas. En la pista, el avión esperaba que terminara esa entrevista para despegar. Primeros pasos y esperanzas Con los enviados papales en Europa, en Chile también se espera. Se espera el renacer de una Iglesia según lo señala Francisco. Y se espera también nuevas aceptaciones de renuncias y nombramientos episcopales, que el propio Papa ha confirmado, además de las producidas el jueves 28 de junio: “La Nunciatura Apostólica en Chile comunica que el Papa Francisco ha aceptado: La renuncia al gobierno pastoral de la diócesis de Rancagua, presentada por Mons. Alejandro Goic Karmelic; La renuncia al gobierno pastoral de la diócesis de Talca, presentada por Mons. Horacio Valenzuela Abarca. Asimismo, la Nunciatura Apostólica comunica además que el Santo Padre ha nombrado: Administrador Apostólico, sede vacante et ad nutum Sanctae Sedis, de la diócesis de Rancagua a Mons. Luis Fernando Ramos Pérez, Obispo Auxiliar de Santiago de Chile; Administrador Apostólico, sede vacante et ad nutum Sanctae Sedis, de la diócesis de Talca a Mons. Galo Fernández Villaseca, Obispo Auxiliar de Santiago de Chile.”