Domingo 17 de octubre de 2021
Ordenación Episcopal padre Andrés Ferrada Moreira en Roma
Eran exactamente las 10.51 (las 5.51) en Chile cuando el Papa Francisco impuso sus manos sobre la cabeza del padre Andrés Gabriel Ferrada Moreira, designado Obispo de Tiburnia (diócesis austriaca), que desde el 1 de octubre es Secretario de la Congregación para el, Clero quien junto al padre Guido Marini, nombrado Obispo de Tortona fue ordenado Obispo esta mañana 17 de octubre en un rito solemne: una Misa Cantada celebrada por el Papa en la Basílica de San Pedro. La ceremonia duró dos horas.
Fotos: Victor Sokolowicz
Periodista: Patricia Mayorga, Corresponsal en Roma
Fuente: Iglesia de Santiago
Link fuente: www.iglesiadesantiago.cl
La homilía del Papa fue la tradicional en este tipo de ceremonias, un llamado a la reflexión “sobre la gran responsabilidad a la que son elevados estos hermanos nuestros. Nuestro Señor Jesucristo enviado por el Padre para redimir a los hombres envió a su vez a los doce apóstoles al mundo, para que fueran, llenos del poder del Espíritu Santo, a proclamar el Evangelio a todos los pueblos y reunirlos bajo un solo pastor, para santificarlos y conducirlos a la salvación”.
Sin embargo, el Pontífice agregó algunos pasajes específicos para esta ceremonia cuando subrayó la necesidad de “servicio” a que son llamados los nuevos prelados, ya que con gracias a él “preservarán su vocación y serán auténticos pastores en el servicio, no en los honores, en la potestad, en la potencia” … “Anuncien la Palabra en cada oportunidad: oportuna y no oportuna. Amonesten, reprendan, exhorten con magnanimidad y doctrina, sigan estudiando. Y mediante la oración y la ofrenda de un sacrificio por su pueblo, extraigan de la plenitud de la santidad de Cristo las múltiples riquezas de la gracia divina”, expresó.
Asimismo, señaló a los nuevos obispos el deber de tomar siempre en cuenta cuatro “cercanías”. En primer lugar, a Dios en la oración: “Rezar con el corazón, rezar”, pero no “como loros”. Tampoco hay que decir: “No tengo tiempo… ¡No! Hay que dejar todas las demás cosas, ya que rezar es la primera tarea del obispo”, subrayó el Papa.
La segunda cercanía es con el cuerpo episcopal, con los otros obispos y no tener diferencias: “Porque ellos son de un partido y yo de otro…” Sean obispos. Habrá discusiones entre vosotros, pero como hermanos, como personas cercanas. Nunca hablar mal de los hermanos obispos. Nunca”.
La tercera cercanía se refiere a las relaciones con los sacerdotes: “Por favor, No se olviden que los sacerdotes son vuestros prójimos más prójimos. ¡Cuántas veces se escuchan reclamos de que los sacerdotes han llamado a un Obispo y esta contesta que tiene la agenda completa y que no puede atenderlo! ¡No puede ser así! Si sabes que te ha llamado un sacerdote, llámalo el mismo día o el día siguiente”, exhortó el Papa.
La cuarta “cercanía” es con el “santo pueblo de Dios”, con el rebaño. El Papa cita lo que Pablo dijo a Timoteo (cfr. 2 Tm 1,5): “Acuérdate de tu mamá, de tu abuela...". En esto sentido llamó a los nuevos obispos a no olvidar que fueron “sacados del rebaño”, y no “de una élite que estudió, que tiene muchos títulos y que le toca ser obispo”.
Al final de la homilía el Papa Francisco les reiteró la necesidad de no olvidar “estas cuatro cercanías: a Dios en la oración, a los obispos en el cuerpo episcopal, a los sacerdotes y al rebaño”.
Después de la homilía se realizó el solemne rito de la Ordenación Episcopal: en primer lugar, el cardenal Marc Fuelle, Prefecto de la Congregación para los Obispos les presentó a los dos sacerdotes con las siguientes palabras: “Beatísimo Padre, la Santa Iglesia Católica pide que sean ordenados Obispos los presbíteros Guido Marini y Andrés Gabriel Ferrada Moreira” a lo que el Papa respondió “con gran agrado”.
A continuación, el Papa “interrogó” a ambos presbíteros en relación con el futuro ministerio. A cada pregunta respondían al unísono: “Sí, quiero”. El rito de ordenación siguió con la imposición de las manos del Pontífice sobre la cabeza de ambos presbíteros; sucesivamente el Santo Padre impuso el libro de los Evangelios abierto sobre la cabeza de cada uno para después rezar la oración de la ordenación.
La última parte de este rito fue el ungimiento del sagrado crisma en la cabeza de cada uno de los ya consagrados obispos y la entrega de los paramentos propios de su nuevo estado: el Libro de los Evangelios, el anillo episcopal, la mitra y el pastoral episcopal. Este tradicional rito fue sellado con el tradicional abrazo de paz entre los nuevos obispos y el Santo Padre.
La palabra “gracias” fue el hilo conductor de las palabras que monseñor Guido Marini pronunció en nombre de ambos nuevos prelados: “Santo Padre en este momento soy la voz de una sola palabra, de monseñor Ferrada Moreira y la mía, así como también soy voz de un solo corazón, el nuestro”, fueron sus primeras palabras.
“Gracias Santo Padre: la palabra es sencilla pero llena de nuestros sentimientos, pensamientos, emociones y deseos…somos pequeños, pequeñísimos y a pesar de ellos hemos sido elegidos y enviados…gracias Santo Padre por los múltiples signos de paternidad verdadera, de cercanía y de confianza que siempre ha tenido con nosotros”, agregó.
Asimismo, monseñor Marini agradeció a los presentes, con quienes “compartimos la alegría de ser cristianos…por ustedes recogemos la responsabilidad de ser pastores…no deseamos otra cosa, sino ser pastores según el corazón de Jesús”.
Recordó un episodio de la vida de San Pío X, que apenas consagrado fue a saludar a su mamá que estaba muy enferma y le dijo “mamá besa el anillo de tu hijo que se ha hecho obispo”. La madre besó con devoción el anillo episcopal y después dijo a su hijo: “ahora dale un beso a mi anillo”. Era el de su matrimonio: “la madre agregó que, si no hubiese existido esto, el matrimonio entre tu padre y yo, tú no estarías aquí y no existiría tampoco tu anillo”.
Al final, monseñor Marini se encomendó a la Virgen, expresando que a ella “le dirigimos nuestra oración: cuida de nosotros por el don inestimable que hemos recibido”.
Al término de la ceremonia el Embajador de Chile ante la Santa Sede, Octavio Errázuriz expresó la importancia “para Chile del hecho que un sacerdote como el padre Andrés Ferrada haya sido elevado a la calidad de obispos y asuma un cargo tan importante como Secretario de la Congregación para el Clero que es uno de los Dicasterios fundamentales de la Iglesia”.