“No estamos en el mundo para vencer a otros, sino para construir comunidad”

“Volver a los ritmos de la naturaleza nos puede reubicar en el concierto de la creación y de la que somos parte. A veces vivimos con tanta premura la rutina, que nos olvidamos que las cosas valiosas toman su tiempo para entrar en el corazón y transformarnos desde adentro” dice el padre Cristóbal.

¿Por qué decidiste reversionar esta canción?

Quise rescatar la ternura, el lenguaje del corazón en un mundo tan interesado. La canción busca valorar las cosas simples, la casa, los recuerdos, las conversaciones serenas, el sabor, los aromas. Creo que comunicarnos desde esa vereda es algo urgente, en vista a la grave crisis de salud mental, porque hemos perdido la capacidad de dialogar entre nosotros y sólo hemos estimulado la de discutir y la de escuchar poco. Ciertamente estamos compitiendo todo el tiempo y hemos sido entrenado para ello y no nos damos cuenta. Tomar conciencia sobre ello, es un deber de los cristianos de hoy. No estamos en el mundo para ganar o para vencer a otros, sino que para construir comunidad. Ahí está la gran tarea de esta canción. Sin duda es complejo, puede implicar sacrificios, pero también el gozo profundo de saber que tiene un sentido y que nos recuerda que no somos islas, sino que estamos conectados y somos hijos e hijas del mismo Padre.

¿Qué nos puedes contar del autor?

Me conseguí el mail del padre Eduardo. No lo conozco personalmente y le escribí preguntándole si le parecía hacer una versión de esta canción. Para mi asombro, me encontré no sólo con un gran artista, quien tuvo desde el primer momento una gran acogida a mi propuesta, sino que sobre todo con un gran ser humano. Yo no conocía esta canción- que ya tiene como 20 años- y llegué a ella gracias a una de las personas que participa en la oración cantada que transmito mes a mes por el canal de YouTube. Lo hice y me pareció fascinante, era una canción que no estaba en mi horizonte y me cautivó desde el primer momento. Me gusta porque la veo desde la crisis eclesial, social, sanitaria, económica, ya que nos fuerza a concentrarnos, a estar menos distraídos y a ver qué es lo que realmente nos humaniza y lo que nos conecta.

¿De qué habla la letra, a qué nos invita?

La letra me parece profética, porque nos invita a tomar partido, a preguntarnos de qué lado de la historia nos vamos ubicando los cristianos. Desde aquellos que están tratando de acaparar, de consumir, de acumular riquezas, o desde aquellos que van por la vida buscando la libertad, esa libertad que nos trae Jesucristo y que implica el uso de los medios, el de disfrutar de la creación, pero desde una perspectiva generosa, comunitaria, sencilla y me parece que cada una de las estrofas va tocando algunos de esos elementos de manera magistral.

¿En qué proyectos estás ahora, piensas en algún disco próximamente?

Actualmente estoy trabajando en varios proyectos musicales que irán apareciendo de a poco. El más inmediato se llama “La Herida” que es una canción que quiere iluminar el momento que vivimos desde el dolor que nos ha traído la pandemia, pero también en el contexto de la celebración de los 500 años de la herida que recibe Ignacio de Loyola en Pamplona. Los Jesuitas queremos iniciar un camino de conversión, de diálogo con lo que fue su conversión y aprender a ver todo desde la mirada de Cristo. Además, estoy grabando un disco con varios temas pensado en el mundo juvenil y que son composiciones de Jesuitas de distintas partes del mundo y este año las iremos sacando de tres en tres, probablemente cada uno o dos meses hasta llegar a diciembre.

Discografía padre Cristóbal Fones SJ

Te contemplo en el mundo (1986)

En Él solo la esperanza (1997)

Padre, te canto (1999)

Misa Ulkantun (2001)

La mesa de todos (2002)

Tejido a tierra (2008)

Ite inflammate omnia (2014)

Tú, mi hermano (2016)

Kume mongen (2017)

Solo en Dios (2019)