Lunes 20 de septiembre de 2021
Los desafíos y aspiraciones para los nuevos profesores de Religión UC
Patricia Imbarack Dagach, directora del Programa de Pedagogía en Religión Católica UC, analiza los objetivos que la facultad se planteó en su programa en Religión Básica y Media para el año 2022. Transformar la sociedad y contribuir al fortalecimiento del encuentro y la relación de Dios con la vida del hombre, son parte de los objetivos que la Facultad de Pedagogía en Religión Católica de la UC mantiene como premisa para el año entrante, donde la malla, a través de una formación pedagógica disciplinar y profesional, ofrece al futuro docente ser un profesional con un sólido dominio de los fundamentos de la Teología y la Educación.
Periodista: Enrique Astudillo Baeza
Fuente: Iglesia de Santiago
Link fuente: www.iglesiadesantiago.cl
Este año van a egresar ocho nuevos profesores de religión católica. Según sus proyecciones y considerando todo lo que está pasando con la religión católica hoy, ¿cree que este número pueda aumentar?
Esta es una carrera relativamente nueva en la Universidad Católica; y creemos que en la medida que sea conocida en nuestras comunidades podemos incrementar sustantivamente el número de egresados. Además, ser profesor de religión responde a una vocación propia de la misión evangelizadora De la Iglesia, por lo tanto, es seguro que el Señor debe estar llamando a jóvenes para comprometerse en este desafío. Nuestros egresados son la mejor carta de presentación del Programa y en el ejercicio de la docencia día a día en sus salas de clases y en contacto con sus estudiantes, creemos que serán el rostro visible de la pasión por educar en la fe. La cantidad de estudiantes interesados en la pedagogía en religión es una apuesta del Programa al renovarse para el próximo año. Una propuesta formativa atractiva como la que estamos ofreciendo en la UC será sin dudas una valiosa oferta formativa para muchos jóvenes que sienten interés por lo pedagógico y las grandes preguntas de la fe.
Ser docente de Religión es hablar de un impacto en cerca de 5 mil estudiantes ¿cómo se toman este desafío?
Es un desafío muy grande, y por lo tanto, nos llena de entusiasmo. Un profesor puede hacer un bien enorme, y su trabajo puede incidir profundamente en la necesaria transformación de nuestra sociedad, que justamente necesita de lo religioso para cohesionarse y darle sentido a la vida. Lo que un educador hace a lo largo de su trayectoria profesional es clave, no solo impacta en estudiantes, sino también tiene la oportunidad de impactar positivamente en sus familias, en la sociedad y en la cultura. La vocación de profesor de religión es clave en el tiempo actual, donde el hombre ha perdido el diálogo con Dios y la educación religiosa escolar tiene la oportunidad de presentar grandes preguntas de sentido a sus estudiantes, despertando la curiosidad por lo trascendente y generando espacios para los primeros contactos con la experiencia de Dios en el escolar, por lo tanto, la labor de los profesores de religión puede y debe religar al hombre con lo grande, con el bien y con la belleza.
¿Por qué alguien, en un contexto como hoy cada vez más secularizado, debiera estudiar Pedagogía en Religión?
Es que lo religioso, como advierten los expertos, no desaparece, sino que más bien va encontrando otras modalidades. Por eso mismo es tan urgente contar con sólidos profesores de religión, pues es necesario marcar el sentido religioso con el sello de Cristo. Hoy sabemos que la religión y la vivencia de lo religioso ha ido cambiando, se ha reconfigurado, ha adoptado nuevas formas. Ubicando lo religioso en el plano de lo privado, de una vivencia a puertas cerradas, donde se subjetiviza la experiencia religiosa y en un espacio en que la pregunta por el sentido, el ser humano la resuelve acercándose a diferentes propuestas de sentido, entre ellas, la religión católica. Pese a ese panorama diverso y cambiante, al estudiar pedagogía en religión y poner acento en la comprensión del rol de la religión en lo social y cultural, es posible gestar cambios en el entramado social, al reubicar la religión como un potente factor de cohesión social, que reconstruya confianzas y vínculos desgastados, levantar una mirada social fraterna, fundada en el reconocimiento del otro, como un otro Cristo.