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Martes 15 de septiembre de 2020

Iglesia conmemora el "Día del Enfermo" junto a trabajadores de la salud

En una celebración enmarcada en la festividad de la Virgen de los Dolores, el arzobispo hizo un llamado a confiar en la gracia de Dios y la Virgen, poniendo nuestra vida en sus manos.

Por: Bárbara Guerrero C.

Fotos: Abraham Madriz

Fuente: Comunicaciones Arzobispado

Desde la Capilla San Lucas del Hospital Clínico de la Universidad Católica y con la participación de médicos, enfermeros y miembros del personal del hospital, esta mañana el Arzobispo de Santiago, Celestino Aós Braco, junto al capellán del hospital, Cristian Rojas Rosáles, concelebraron la misa por el Día del Enfermo.

En un ceremonia íntima, respetando el aforo permitido por las autoridades de salud, el obispo reflexionó sobre el dolor y el sufrimiento que padecen los cristianos en medio de la pandemia e hizo un llamado a no cuestionar el por qué de estas vivencias, y no considerarlas como un castigo de Dios.

Durante la lectura de su homilía, recordó que el Señor padeció estos males al hacerse hombre, asumiendo las condiciones de una persona limitada. Incluso la Virgen -dijo- sufrió el dolor desgarrador de perder a su hijo. “Nadie nos va a responder el por qué a uno le toca más dolor que al otro, por qué sufre de esta manera o de la otra. Lo que sí sabemos es que también el dolor es tiempo de salvación, es tiempo de amor. Eso lo tenemos como seguridad”, señaló Aós. 

Además recordó que los cristianos somos invitados a ser responsables y a evitar situaciones que puedan poner en riesgo la salud y la vida de los demás. Hizo también un llamado quienes han enfermado, a buscar la ayuda profesional que les brinde remedio, alivio y sanación, señalando que “La misma Biblia nos dice, si estás enfermo vete a buscar al médico, porque a él el señor le dio el talento y él ha podido adquirir unos conocimientos. Los médicos, y todo el personal sanitario, tienen esta función hermosa y delicada de buscar el alivio y de buscar la sanación de los pacientes”.

El obispo pidió al Señor por la gracia de confiar en Dios en los momentos difíciles, poniendo en sus manos la vida de los enfermos, o de quienes ya han fallecido, de aquellos que sufren por la pérdida de su trabajo y por aquellos que viven en una condición precaria. Para todos entregó un mensaje de consuelo y esperanza. “Todo el dolor lo ponemos ahí, junto a la Virgen María, al pie de la Cruz de Jesús, sabiendo que ese dolor, aceptado con amor, sirve también para la salvación del mundo y para nuestra propia salvación”, culminó.