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Miércoles 17 de enero de 2018

Temuco: La unidad reclama que nos escuchemos y reconozcamos, dijo Francisco

En una multitudinaria misa que congregó a más de 250 mil personas en el Aeródromo Maquehue de Temuco, el Papa Francisco realizó un potente y emotivo llamado a la unidad, invitando a evitar la violencia que generan los acuerdos que quedan en nada y la que cobra vidas humanas.

Periodista: Víctor Villa C.

Fuente: Comunicaciones Santiago

Link fuente: http://www.iglesiadesantiago.cl

*[HOMILÍA] Homilía completa en formato pdf aquí
*[VIDEO] Transmisión completa de la Misa del Papa en Temuco aquí

Un ambiente de fiesta se vivió en Temuco la mañana de este miércoles 17 de enero en la Araucanía. Cientos de miles de personas del sur del país y de Argentina se reunieron en la capital de la Novena Región para celebrar con Francisco.

La misa comenzó con una rogativa mapuche, al son de instrumentos originarios del sur y signos que fueron portados por familias, matrimonios de empresarios, migrantes y religiosos.

Al comenzar su homilía, el Papa saludó a los presentes en mapudungun (el idioma originario mapuche): «Mari, Mari» (Buenos días), «Kume tünngün ta niemün» (La paz esté con ustedes), haciendo referencia al texto de San Lucas, lo que despertó un gran aplauso de los asistentes.

"Quiero saludar de manera especial a los miembros del pueblo mapuche, y los demás pueblos originarios que viven en estas tierras australes: rapanui (Isla de Pascua), aymara, quechua, atacameños, y tantos otros" prosiguió el Papa quien expresó "Esta tierra, si la miramos con ojos de turistas, nos dejará extasiados. Pero si nos acercamos a su suelo lo escucharemos cantar: "Arauco tiene una pena que no la puedo callar, son injusticias de siglos que todos ven aplicar", citando a Violeta Parra.

Pero también tuvo un potente gesto, al invitar a todos los presentes a un especial momento de silencio: "En este contexto de acción de gracias, pero también de pena y dolor, celebramos la Eucaristía. Lo hacemos en este aeródromo de Maquehue, en el cual tuvieron lugar graves violaciones de derechos humanos. Esta celebración la ofrecemos por todos los que sufrieron y murieron, y por los que cada día llevan el peso de tantas injusticias".

Luego Francisco abordó el tema principal de su mensaje: La unidad. "Jesús ruega al Padre para que "todos sean uno" (Jn 17,21)", expresando que una de las peores amenazas que impacta a la humanidad es la división y el enfrentamiento.

"Hoy nos queremos agarrar a esta oración de Jesús, queremos entrar con Él en este huerto de dolor, también con nuestros dolores, para pedirle al Padre con Jesús: que también nosotros seamos uno, no permitas que nos gane el enfrentamiento ni la división" añadió.

Francisco señaló que la "riqueza de esta tierra" nace del compartir su sabiduría con los demás, rechazando la uniformidad asfixiante "que nace del predominio y la fuerza del más fuerte, ni tampoco separación que no reconozca la bondad de los demás".

Por ello llamo a dejar de lado "la lógica de creer que existen culturas superiores o inferiores".

"No es un arte de escritorio la unidad, ni tampoco de documentos. Es un arte de la escucha y del reconocimiento. En eso radica su belleza y también su resistencia al paso del tiempo y de las inclemencias que tendrá que enfrentar" animó a todos el Papa.

Es así como expresó con fuerza: "La unidad que nuestros pueblos necesitan reclama que nos escuchemos, pero principalmente que nos reconozcamos".

Agregando lo que calificó como tentaciones que atentan contra la unidad: "Debemos estar atentos a la elaboración de "bellos" acuerdos que nunca llegan a concretarse. Bonitas palabras que al no volverse concretos terminan "borrando con el codo, lo escrito con la mano" Esto también es violencia porque frustra la esperanza."

El Papa exhortó a vivir una cultura del reconocimiento mutuo "no en base a la violencia y destrucción que termina cobrándose vidas humanas", expresando que no se puede pedir reconocimiento "aniquilando al otro, porque esto lo único que despierta es mayor violencia y división".

"La violencia llama a la violencia, la destrucción aumenta la fractura y separación. La violencia termina volviendo mentirosa la causa más justa, Por eso decimos «no a la violencia que destruye», en ninguna de sus dos formas" concluyó Francisco, pues son actitudes que como lava de volcán "todo arrasa, todo quema, dejando a su paso sólo esterilidad y desolación". Por ello pidió seguir el camino de la no violencia activa, "como un estilo de política para la paz".

Finalmente el Santo Padre llamo a reconocer que "Todos nosotros que, en cierta medida, somos pueblo de la tierra (Gn 2,7) estamos llamados al Küme Mongen, el Buen vivir, como nos recuerda la sabiduría ancestral del pueblo Mapuche. ¡Cuánto camino a recorrer, cuánto camino para aprender!

Un "Buen vivir" que brota no sólo de los corazones, sino "que resuena como un grito, como un canto en toda la creación" expresó Francisco, quien hizó una última solicitud a la multitud "Hermanos, por los hijos de esta tierra, por los hijos de sus hijos, digamos con Jesús al Padre que también nosotros seamos uno; Señor haznos artesanos de unidad".