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Jueves 13 de abril de 2017

Cena del Señor: Abrir el corazón a los migrantes

En la tradicional ceremonia eucarística de Jueves Santo, el Arzobispo de Santiago lavó los pies de doce jóvenes inmigrantes, como signo de servicio y relevancia a este sector de la juventud que será protagonista del X° Sínodo.

Fotos: Nibaldo Pérez

Periodista: Natalia Castro y Lorena Martino

Fuente: Comunicaciones Santiago

Link fuente: http://www.iglesiadesantiago.cl

El cardenal Ricardo Ezzati presidió, en la Catedral Metropolitana, la celebración con la que se recuerda la "Última Cena" donde se instituyó la Eucaristía. Un acto de amor y de humildad, en el cual Jesús lavó los pies de sus discípulos, señalando el camino de estar siempre al servicio de los demás.

En la homilía, el cardenal dedicó palabras a quienes son el futuro del país: "Ellos vienen de diferentes países de nuestra América Latina, muchos de ellos representan a otros hermanos que frecuentemente asisten a la Eucaristía en esta Catedral, que vienen de situaciones difíciles como las que se viven en Venezuela, Colombia, Santo Domingo, Perú, Bolivia y en otros países de América del sur. Hacia ellos queremos abrir el corazón, delante de ellos queremos ponernos de rodillas para decirles que Jesús es su primer servidor".

Continuó: "La celebración de esta tarde es una invitación a creer, a vivir y proclamar lo que Jesús nos ha enseñado: El mandamiento nuevo del amor, que nos amemos unos a otros, hasta entregar la vida como lo hizo Jesús. Ciertamente Dios no nos llama al martirio, pero si nos llama a esa entrega cotidiana, a ese darse con el silencio que hace agradable el don que ofrecemos".

La voz de los "doce"

Karina Meneses, boliviana, fue una de las doce escogidas para el rito, para ella. El ser elegida fue algo que no se lo esperaba: "Me parece un gesto de acogida muy significativo. Yo llevo en Chile un año y seis meses y mi experiencia ha sido fabulosa en Chile, sobre todo por el apoyo que me ha brindado la parroquia Latinoamericana, ya que me han ayudado en temas prácticos como asesoría legal y otras dificultades que podemos tener como extranjeros y además, me han tratado como si estuviera en casa y de forma absolutamente gratuita. Creo que este gesto es un impulso para que la sociedad sea de acogida".

Darci Gurgel do Amaral, quien es voluntario de la parroquia Latinoamericana y que llegó a nuestro país hace 15 años desde Brasil, dijo: "Encuentro un buen gesto porque en Chile están llegando más migrantes, entonces la Iglesia tiene este gesto de acogida, de ayuda y está de brazos abiertos. Mi experiencia en Chile ha sido muy buena, no he tenido dificultades de acogida, trabajo, tengo amistades, me gusta mucho este país y no tengo pensado regresar a mi país".

Con respecto al Sínodo de jóvenes anunciado por el Arzobispo durante Domingo de Ramos, Darci señaló: "Creo que preocupación por los jóvenes en la Iglesia siempre hubo, yo llegué a Chile por primera vez el año 98 para el Encuentro Continental de Jóvenes Católicos, cuando vine representando a la Vicaría de Río de Janeiro y ahí comenzó mi historia en este país, entonces yo creo que siempre ha existido preocupación por los jóvenes, hay que tener una profundización del tema en las comunidades eclesiales de base".

Carla García es chilena e hija de una mexicana con un chileno, lo que le dio la doble nacionalidad. Con solo 11 años, comentó: "Me parece súper bien porque es el cardenal quien hace este signo y eso lo hace aún más potente".

Bernarda Jiménez, lleva en Chile siete años y expresó: "Este es un momento muy bonito, porque nos da la oportunidad de expresar nuestras tradiciones, en mi caso la fe es algo que llevo desde pequeña, a través de las enseñanzas de casa. Este gesto de invitar a esta celebración a migrantes nos hace sentir integrados, que somos de este país y que estamos en igualdad, es un impulso para continuar con los proyectos que estamos desarrollando en Chile".

Eulis Solis, quien tiene 35 años y viene desde República Dominicana señaló: "Creo que es una muy bonita iniciativa, realmente la decisión de hacerlo con migrantes es excelente, pues somos una realidad en el país que ha crecido durante los últimos años y que seguirá creciendo. Yo soy parte de la Sociedad de Dominicanos en Chile, nosotros somos un equipo que trabajamos con migrantes no solamente dominicanos, sino que de otras nacionalidades y con la Iglesia Nuestra Señora de Pompeya. Me parece un gesto muy interesante pues hay muchas necesidades en el mundo migrante, necesitamos apoyo y si viene de la Iglesia mucho mejor porque entendemos que la Iglesia es un pilar fundamental".

En la celebración también estuvo presente, Reina Mendoza, quien llegó a nuestro país desde Bolivia hace seis años, y comentó: "Me han tratado bastante bien en Chile, me agrada mucho este país. Me gusta este gesto que está teniendo la Iglesia con nosotros los migrantes, porque nos están dando lugar a quienes venimos de otros países y nos están permitiendo desarrollarnos".

Algo similar para Liza Duarte, proveniente de Paraguay quien destacó: "Me siento honrada por ser invitada a esta ceremonia tan importante., para nosotros los católicos vivir la Semana Santa es armónico y nos llena de espiritualidad, nos acerca a la pasión de Cristo. Jesucristo fue migrante también, fue de un pueblo a otro para poder predicar, entonces me hace sentido ser mensajera también".

Erick Chávez, por su parte, es salvadoreño y lleva un año y dos meses en Chile, para él la invitación es muy importante en su vida: "Nunca había vivido una experiencia así y cuando me llamaron me sentí muy emocionado porque nunca había hecho algo así y mucho menos en la Catedral con el arzobispo de ningún lugar, entonces me sentí feliz y con muchas ganas de estar aquí". Respecto a la relevancia de los jóvenes, señaló: "Generalmente los jóvenes tienen un poco menos de interés y nos hemos visto invisibilizados en años anteriores, pero ahora cobramos más protagonismo y eso nos genera mayor interés de ser partícipes de la Iglesia".

En un escenario más complejo, Julio Aguilar, llegó hace seis meses de Venezuela y habló de lo que significa este signo en medio de los problemas de su país: "Este gesto de generosidad para mí es una bendición, un honor recibir esto por parte del cardenal". Agregó: "Estar representando a mi país, sobre todo en este tiempo de preparación que uno vive en Semana Santa, es una bendición de Dios, lo que pido es mucha oración por mi país".

Misma realidad para Redlich García, también venezolano, quien ve este gesto como oportunidad para rezar con más fuerza por los problemas en su país: "Primera vez que me toca que me laven los pies y representando a mi país en la situación que estamos. Chile da muchas oportunidades y esta es una gran oportunidad, porque esta semana ha sido bastante conflictiva en Venezuela, hemos tenido algunos muertos por protestas, asique a toda la comunidad que hace vida conmigo, les dije que representaría a Venezuela en el lavatorio y les pedí que sus oraciones las hicieran fuerte para ese momento, para que mi país salga de esta situación".

Xaviera Carhusalhua, es peruana y tiene 16 años y desde hace 14 años reside en nuestro país señaló: "Para mí fue muy emocionante, me parece un gesto bonito el hecho de que este año fuéramos personas de diferentes países a quienes el cardenal nos lavó los pies, siento que fue un llamado a conocer a los extranjeros, acercarse a ellos y conocer su cultura, porque somos todos iguales y lo único que cambia es nuestro lugar".

Javiera Muñoz, de segundo medio del Colegio Madre Ana Eugenia, chilena fue otra de las personas elegidas para el rito, ella agradeció la oportunidad: "Me parece un bonito gesto porque no muchos jóvenes están ligados a la Iglesia, ya que hoy en día están interesados en otras cosas como salir y pasarlo bien, entonces para mí es sumamente importante, me alegra que nos tomen en cuenta, porque muchas veces no somos escuchados y eso nos lleva a no participar".

Agregó: "Tomo esto con mucho respeto, es un signo potente que está realizando la Iglesia con los jóvenes, nos están considerando y tenemos que aprovechar esta oportunidad para plantear lo que pensamos y esperamos de nuestra Iglesia".

Mensaje en línea con el llamado del Papa Francisco. El pontífice -en ceremonia desarrollada en una prisión de máxima seguridad- lavó los pies de doce presos, entre ellos tres mujeres, un musulmán y un argentino, donde les dijo: "Si pueden hacer algo, un servicio para sus compañeros en la cárcel, háganlo. Esto es amor. Es como lavar los pies: ser el siervo de los demás".