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Viernes 1 de agosto de 2025

Mons. Chomali: “Hoy estamos hartos de todo y llenos de nada”

En un encuentro, el arzobispo de Santiago abordó la crisis cultural contemporánea, el lugar de la fe en la vida pública y la necesidad de una espiritualidad sólida. “Estamos hartos de todo y llenos de nada”, señaló.

Periodista: Comunicaciones Arzobispado de Santiago

“Estamos hartos de todo: de palabras, de discursos, de libertades entre comillas. Pero al mismo tiempo, estamos llenos de nada”. Con esa afirmación, Mons. Fernando Chomali abrió su intervención en el seminario “Y en todo caridad”, realizado en la Casa Central de la Pontificia Universidad Católica.

El encuentro fue organizado por varias fundaciones y centros de estudio, entre ellos la Facultad de Derecho de la PUC, Comunidad y Justicia, IdeaPaís, el Instituto de Estudios de la Sociedad (IES), el Centro Signos de la Universidad de los Andes, la Fundación ConBoca y la Universidad Finis Terrae. Su objetivo fue reflexionar sobre el rol de la fe en la vida pública, a cien años de la encíclica Quas Primas, en la que el Papa Pío XI estableció la solemnidad de Cristo Rey. El título del seminario, tomado de San Agustín, buscó situar la caridad como principio articulador de toda acción social, cultural y política.

A lo largo del diálogo, el cardenal Fernando Chomali abordó temas como el testimonio cristiano, la acción política, la educación, la familia y el trabajo. Destacó que “hoy necesitamos testigos. Más que maestros, gente que conozca a Jesús, que lo ame, que lo siga. No por ideas, sino por la vida”.A lo largo del diálogo, el cardenal Fernando Chomali abordó temas como el testimonio cristiano, la acción política, la educación, la familia y el trabajo. Destacó que “hoy necesitamos testigos. Más que maestros, gente que conozca a Jesús, que lo ame, que lo siga. No por ideas, sino por la vida”.

Advirtió sobre dos tentaciones comunes en contextos hostiles a la fe: espiritualizarlo todo y replegarse en pequeños círculos. “La Iglesia no puede encerrarse. No se trata de hacer misiones de vez en cuando, sino de vivir con actitud misionera. Lo que atrae no son los discursos, sino los hechos”, señaló.

Sobre el papel público de los creyentes, afirmó que “evangelizar es por naturaleza un acto político, porque busca el bien común. Decir ‘no matar’, ‘no mentir’ ya es una intervención política. No desde la ideología, sino desde el Evangelio”.

Reflexionando sobre el rol de la fe en la transformación social, sostuvo que “todo proyecto humano sin gracia termina en frustración”. Por eso, agregó, la caridad no puede reducirse a cordialidad o filantropía: “Debe ser el alma de la política cristiana. Eso requiere formación, oración y coherencia”.

En su mensaje final, el arzobispo insistió en que “el cristiano del siglo XXI o será mártir o no será cristiano”. Y añadió: “No se trata de buscar la persecución, sino de vivir con radicalidad. Obedecer a Dios antes que a los hombres”. Con convicción, sostuvo que lo mejor que se puede ofrecer a la sociedad es anunciar a Cristo: “Desde Él se entiende la dignidad humana. Y solo desde Él podemos vivir con esperanza”.