Sábado 10 de mayo de 2025
La Iglesia de Santiago celebra la ordenación de tres nuevos sacerdotes
Con una solemne Eucaristía celebrada este sábado 10 de mayo en la Catedral Metropolitana, la Iglesia de Santiago vivió una jornada de profundo significado con la ordenación sacerdotal de los diáconos Jaime Castillo Sandoval, Alejandro Barrios Gutiérrez y Edgar Soto Guajardo. La misa fue presidida por el obispo auxiliar y vicario general, monseñor Alberto Lorenzelli Rossi, quien los consagró como presbíteros al servicio del Pueblo de Dios.
Fotos: Nathalia Bolaños R.
Periodista: Nazareth Quezada A.
La celebración estuvo marcada por el contexto del Año Jubilar y por el reciente inicio del pontificado del Papa León XIV. En su homilía, monseñor Lorenzelli destacó el llamado a vivir el sacerdocio como una entrega total, humilde y disponible, al estilo del Buen Pastor. “Hoy es ese momento cumbre para Jaime, Alejandro y Edgar”, señaló, subrayando que la vocación sacerdotal es “una vida de oración, servicio y cercanía al pueblo”.
Las comunidades parroquiales de origen de los nuevos sacerdotes —San José Obrero y San Martín de Porres en la zona Sur, Jesús Servidor en Lo Hermida, y Transfiguración del Señor y San Carlos Borromeo de Puente Alto— participaron con alegría de la ceremonia, junto a familiares, amigos, seminaristas y numerosos sacerdotes.
Durante la misa, el padre Jaime Castillo, en representación de los ordenados, dirigió unas palabras de agradecimiento. “Te alabamos Jesús, Buen Pastor, por el don de la vocación sacerdotal. Le pedimos a Jesús que nos haga sacerdotes santos al servicio de su pueblo”, dijo. También reconoció la fragilidad desde la cual se acoge el llamado, afirmando: “Somos conscientes de que Jesús nos llama porque nos ama, y que a pesar de nuestras fragilidades queremos confiar siempre que su gracia, como dice San Pablo, nos basta”.
Tras la ordenación, los nuevos sacerdotes compartieron sus primeras impresiones. El padre Edgar Soto calificó el momento como “un signo de esperanza, no solo para mí, sino para la comunidad a la que me toca servir y para toda la Iglesia”, e hizo un llamado a los jóvenes a no temerle al llamado de Dios. “Dios lo da todo y no quita nada”, expresó.
Por su parte, el padre Alejandro Barrios animó a los jóvenes a discernir su camino en Dios: “La realización más plena del ser humano está en el camino que Dios ha pensado para cada uno de nosotros. Él quiere lo mejor para nosotros”.
El padre Jaime Castillo también invitó a mirar con valentía la vocación sacerdotal: “Queridos jóvenes, no tengan miedo de seguir al Señor. Si alguno le pregunta: ‘Maestro, ¿dónde vives?’, Él les dirá: ‘Ven y verás’”.
Las familias de los nuevos sacerdotes compartieron también su emoción y gratitud. Pamela Gutiérrez, madre del padre Alejandro, recordó con emoción cómo desde niño su hijo mostraba una sensibilidad especial hacia Dios. “Cuando él era pequeño y leía la Palabra, me dijo: ‘Mamá, el Señor tiene vida, nos da la vida eterna’. Ahí supe que había sido tocado por mi Señor”.
Patricia, madre del padre Edgar, expresó su alegría tras una década de acompañamiento vocacional: “Fueron momentos difíciles y hermosos a la vez, pero hoy lo veo feliz, y si él es feliz, yo también lo soy. Es una bendición para nuestra Iglesia”.
Andrés, hermano del padre Jaime, agradeció a la Iglesia y al seminario por el camino recorrido: “Fueron diez años, dos meses y dos días desde que entró al seminario. Él fue un pilar importante en un momento difícil para nuestra familia. Siempre ha tenido un carisma que no debe perder jamás”.
La ordenación sacerdotal de estos tres nuevos presbíteros fortalece la vida de la arquidiócesis y renueva el llamado a seguir promoviendo vocaciones. Como concluyó monseñor Lorenzelli, “que María, Madre de los sacerdotes, los acompañe cada día en este camino”.