Lunes 25 de noviembre de 2024
Papa Francisco: Junto a los Obispos de Chile y Argentina agradecido por la paz
El Papa Francisco presidió en el Vaticano el acto conmemorativo por los 40 años del Tratado de Paz y Amistad entre Argentina y Chile, destacando este acuerdo como un modelo de resolución pacífica de conflictos. Recordó que la mediación papal liderada por Juan Pablo II evitó un enfrentamiento armado y permitió encontrar “una solución digna, razonable y ecuánime” para ambas naciones, en un contexto de tensión que amenazaba con dividir a dos pueblos hermanos. En la conmemoración estuvo presente el Arzobispo Fernando Chomali.
Fuente: Comunicaciones CECh y Arzobispado de Santiago
El Papa Francisco presidió en el Vaticano el acto conmemorativo por los 40 años del Tratado de Paz y Amistad entre Argentina y Chile, destacando este acuerdo como un modelo de resolución pacífica de conflictos. Recordó que la mediación papal liderada por Juan Pablo II evitó un enfrentamiento armado y permitió encontrar “una solución digna, razonable y ecuánime” para ambas naciones, en un contexto de tensión que amenazaba con dividir a dos pueblos hermanos. En la conmemoración estuvo presente el Arzobispo Fernando Chomali.
Paz y amistad
En su discurso, el Papa subrayó que la paz y la amistad, elementos esenciales del tratado, son valores universales que trascienden las fronteras. Citó a San Juan Pablo II al afirmar que la paz requiere “un esfuerzo cotidiano para preservarla de los obstáculos que puedan oponérsele” y destacó la importancia de fomentar “una armoniosa amistad a través de la colaboración en todos los campos”. Para el Papa Francisco, este legado cobra especial relevancia en un mundo marcado por conflictos que aún no logran extinguirse.
Luego, invitó a detenerse y preguntarse: “¿hay algo por lo que valga la pena vivir y esperar?”, agregando que estamos llamados a hacernos “mendigos de lo esencial”, de lo que da sentido a nuestra vida, enfatizando que el valor de la existencia humana no consiste en las cosas, ni en los éxitos obtenidos, ni en la competición, sino ante todo en esa relación de amor que nos sostiene, enraizando nuestro camino en la confianza y la esperanza. “Hermanas, hermanos, «es la amistad con Dios, la que después se refleja en todas las demás relaciones humanas, esa fundamenta la alegría que nunca se extinguirá»”, añadió Francisco.
Agradecido a Dios junto a los obispos de Chile y Argentina
El Papa recordó que hace algunas semanas, con ocasión de este 40° aniversario, los obispos de Argentina y de Chile firmaron una nueva declaración recordando cómo el Tratado «evitó la guerra entre pueblos hermanos» . En la oportunidad los obispos de ambos países agradeciron a Dios porque con ese acuerdo prevalecieron el diálogo y la paz. Al mismo tiempo, expresan su gratitud a san Juan Pablo II, que ofreció su mediación entre los dos países, con el apoyo de los cardenales Antonio Samorè y Agostino Casaroli.
“Hago mío el sentir de los obispos chilenos y argentinos, agradeciendo a Dios por habernos protegido y salvado de la guerra. Y junto con los purpurados y obispos de los dos países, agradecemos por la paz y la cooperación entre las dos naciones, confiando en que este camino pueda seguir siendo profundizado para el bien de los dos pueblos. Espero que el espíritu de encuentro y de concordia entre las naciones, en América Latina y en todo el mundo, deseoso de la paz, pueda ayudar a multiplicarse en iniciativas y políticas coordinadas, para resolver las numerosas crisis sociales y medioambientales que afectan a las poblaciones de todos los continentes, perjudicando ciertamente a los más pobres”, destacó el Papa.
Además, agradeció los esfuerzos de de todas las personas que, en los gobiernos y delegaciones diplomáticas de ambos países, “dieron su positiva contribución para llevar adelante ese camino de resolución pacífica, cumpliendo así los anhelos de paz de la población argentina y chilena”, citando al Papa Benedicto quien señaló sobre este tratado: «es un ejemplo luminoso de la fuerza del espíritu humano y de la voluntad de paz frente a la barbarie y la sinrazón de la violencia y la guerra como medio para resolver diferencias».
La hipocresía de hablar de paz y jugar a la guerra
El Papa aprovechó la ocasión para condenar la hipocresía “de hablar de paz y jugar a la guerra”, lamentando que “en algunos países donde se habla mucho de paz, las inversiones que dan más rédito son las fábricas de armas. Esta hipocresía nos lleva siempre a un fracaso. El fracaso de la hermandad, el fracaso de la paz. Dios quiera que la comunidad internacional pueda hacer prevalecer la fuerza del derecho a través del diálogo, porque el diálogo debe ser el alma de la comunidad internacional “.
Finalmente, el Papa agradeció a las autoridades y pueblos de Argentina y Chile por haber optado por la paz hace cuatro décadas, pidiendo por intercesión de María, Reina de la Paz, la “bendición de Dios sobre las amadas naciones de Chile y Argentina, y la hago extensiva a todos los pueblos que tienen deseos de paz y concordia, y a cada hombre y mujer que se hace artesano de la fraternidad y de la amistad social”.
Cabe señalar que en la ceremonia -en la que también intervinieron el ministro de Relaciones Exteriores, Alberto van Klaveren, y el embajador Argentino ante la Santa Sede, Luis Pablo Beltramino- estuvo presente en nombre de los Obispos de Chile, el Arzobispo Fernando Chomali Garib.
“En un momento en que el mundo se enfrenta a múltiples desafíos y conflictos, donde se deshumaniza al otro para justificar la violencia por sobre el diálogo, el ejemplo de Chile y Argentina destaca como una prueba de que, cuando la voluntad existe, la paz es posible. Incluso en las circunstancias más difíciles. Por ello, quisiera rendir homenaje y dar mi reconocimiento a todas aquellas personas que, junto al cuerpo diplomático, dedicaron sus esfuerzos a esta noble causa”, expresó el Canciller van Klaveren.
En la misma línea, el embajador Beltramino rindió “un homenaje especial e ineludible a dos figuras que fueron claves en este proceso: ante todo San Juan Pablo II, quien como Papa personalmente asumió el rol de mediador, cuyo liderazgo inspiró a los dos países a dialogar y a construir un acuerdo duradero; y la figura del cardenal Antonio Samoré, cuya dedicación y sabiduría guió a los gobiernos por el sendero del entendimiento en tiempos políticos muy complejos”.
La conmemoración se realizó en la Sala Regia del Palacio Apostólico, el mismo lugar donde el 29 de noviembre de 1984 se firmó el Tratado de Paz en la Santa Sede. La imagen de ese histórico hito, es parte de una serie de sellos filatélicos que la Santa Sede presentó, junto a los correos de Argentina y Chile.
Fuente: Comunicaciones CECh – Arzobispado de Santiago
Imágenes: © Vatican Media
Ciudad del Vaticano, 25-11-2024