Sábado 2 de noviembre de 2024
Obispos Lorenzelli y Migone presidieron las misas en los cementerios Católico y General
Miles de personas llegaron este viernes 1 de noviembre hasta los principales cementerios de Santiago para visitar las tumbas de sus familiares difuntos durante la Festividad de Todos los Santos.
Algunos de esos visitantes pudieron participar en las misas que tanto +Alberto Lorenzelli R., vicario general de Santiago, como +Luis Migone R., obispo auxiliar, presidieron en los cementerios Católico y General, respectivamente.
Entre ellos estuvieron Gerard Bravo y Francesca Rodríguez, un matrimonio joven que asistió a la misa en el Cementerio General.
“Es una tradición familiar venir hoy para honrar a nuestros familiares fallecidos y a los santos por el bonito ejemplo que nos han dejado. Oramos en la misa y entregamos a Dios a los nuestros, porque somos personas de fe. Yo soy católico y mi esposa es evangélica, pero compartimos la misma creencia”, señaló Gerard.
También estuvo presente en la eucaristía la señora Nancy Arias quien, junto a sus dos hermanos, llegó al Cementerio General para visitar a sus papás. “Aquí nos encontramos con la misa. Y nos quedamos. Me gustó mucho la eucaristía, sobre todo, la oración que el obispo (Migone) hizo por todos nuestros antepasados difuntos”, destacó.
En la misa, realizada afuera de la capilla del Cementerio General, monseñor Migone destacó la participación del Coro del Arzobispado de Santiago en la ceremonia y esbozó una inspirada comparación entre la música y los santos.
“Así son los santos, una armonía, una hermosa música en que todos cantan juntos a Dios… A veces pensamos: sólo ellos son los que cantan bien, pero todos estamos llamados a cantar en esa armonía, todos estamos llamados a la santidad”, expresó.
Mons. Lorenzelli: “ante el dolor de una pérdida, creemos en la resurrección y eso nos da un profundo sentido de paz”
Por su parte, Mons. Alberto Lorenzelli presidió la eucaristía en la capilla del Cementerio Católico.
Al comenzar declaró: “hoy estamos presentes para celebrar, orar, recordar y agradecer. Para recordar a nuestros difuntos con sentimientos de profunda gratitud porque todavía los sentimos presentes y vivos por sus ejemplos y signos. Pero también para pedir un encuentro personal con Jesús. Porque nuestra santificación se hace con una adhesión día a día a la persona de Jesús. Que Él nos lleve siempre a asemejarnos más a Él”.
En su homilía, el vicario general de la Arquidiócesis de Santiago destacó que este día celebramos dos eventos importantes. “El primero: la Fiesta de Todos los Santos, de aquellos que en el silencio de sus vidas han vivido un camino de santidad. Aquellos que, si bien no han hecho cosas extraordinarias, fueron extraordinarios en la vida ordinaria. Y hoy esta fiesta nos propone la buena noticia de Jesús en las Bienaventuranzas que acabamos de escuchar. Algunas veces nosotros nos preguntamos: qué tenemos que hacer para ser santos. Y buscamos hacer cosas extraordinarias. Y Jesús nos enseña un proyecto de vida: las Bienaventuranzas”.
Agregó que, si bien es el 2 de noviembre) la conmemoración de todos los difuntos, “una vez al año, por lo menos, los cristianos nos preguntamos sobre el sentido de nuestra vida y nuestra muerte. Es el día en que recordamos a las personas queridas. La muerte de un ser amado nos produce un gran dolor, tan indescriptible que ni tan solo la fe puede aliviarlo. Pero también creemos en la resurrección y eso nos da un profundo sentido de paz. Nos permite confiar en que, a pesar del olvido, volveremos a encontrarnos en la otra vida”.
Las celebraciones encabezadas por los obispos auxiliares en los cementerios fueron organizadas por la Vicaría de la Misericordia del Arzobispado de Santiago, junto a los diáconos, capellanes y autoridades de ambos camposantos.