Click acá para ir directamente al contenido
Artículo

Domingo 22 de septiembre de 2024

Comunidad de San Cayetano despidió al padre Gerard Ouisse

Periodista: Marcia Vallejos

Desde la ciudad de Nantes en Francia hasta la Población La Legua en San Joaquín, el padre Gerard Ouisse dedicó su vida a trabajar por la paz y la solidaridad. Combatió el flagelo de la droga y la violencia, y tuvo como única opción a los más necesitados.

Es por ello que desde este viernes 20 de septiembre distintas personas llegaron hasta la Parroquia San Cayetano de la Población La Legua, en la comuna de San Joaquín, para mostrar su gratitud a Dios por el sacerdote que trabajo incansablemente durante sus 60 años de vida consagrada.

Este sábado 21 de septiembre, el pueblo fiel despidió al padre Gerard en su misa de exequias que fue presidida por +Fernando Chomali G., arzobispo de Santiago de Chile. Estuvieron también los obispos auxiliares de la capital +Albertó Lorenzelli y +Álvaro Chordi, el obispo castrense +Pedro Ossandón y el obispo de Melipilla +Cristian Contreras. Los obispos fueron acompañado por decenas de sacerdotes y religiosas.

Fue una misa sencilla y muy alegre la comunidad reunida dio gracias por la vida del presbítero y por sus 20 años de misión en La Legua.

Monseñor Fernando Chomali destacó el gran servicio del padre Gerard a la Iglesia de Santiago, su contribución a la formación de sacerdotes y el hecho de haber vivido el evangelio en carne propia.

“¿Por qué un hombre viene de Francia a entregar lo mejor de su vida a las parroquias de Santiago? Hay una sola gran respuesta. Porque era un hombre profundamente enamorado del Evangelio, profundamente convencido de su misión. Fue tierra fértil donde la semilla del Verbo cayó con mucha profundidad”, afirmó.

Añadió que el padre Gerard era un hombre de Dios. “Porque Dios tiene que ver con la unidad, con la comunión, con la fraternidad, con la misericordia, que son los bienes que produce justamente el Espíritu Santo que sigue actuando en cada uno de nosotros”, detalló.

Finalmente, destacó que el fallecido sacerdote “siempre se caracterizó por su humildad, su sencillez, su gran alegría y su gran disposición para estar disponible para el servicio. Nunca tuvo miedo de nada ni de nadie, porque su fuerza y su energía estaban puestas en el Señor”, concluyó.

Una vez finalizada la misa de exequias, el cortejo fúnebre salió en dirección a la Quinta Compañía de Bomberos de San Joaquín donde el padre Gerard fue capellán por más de 14 años, desde ahí fue trasladado hasta la Parroquia San Martín de Porres, para avanzar finalmente hasta el Cementerio Metropolitano de Santiago.

Párroco de La Legua y defensor de la paz

El padre Gerard Ouisse llegó a Chile en 1986. La primera parroquia que asumió fue San Martín de Porres, ubicada en Lo Valledor en la comuna de Pedro Aguirre Cerda. Allí estuvo 16 años.

Cuando llegó, los integrantes de la comunidad parroquial estaban pasando por un difícil momento. Habían vivido recientemente un complejo incendio. Junto al sacerdote francés lograron reconstruir el templo y animar a los “parroquianos” que aún estaban con temor por lo sucedido.

El año 2002 arribó hasta la Parroquia San Cayetano donde apoyó la formación de distintos espacios sociales como comedores solidarios y proyectos de acompañamiento de jóvenes.

Pese a que recibió más de una amenaza siempre quiso estar con la gente de la población, acompañando las marchas por la paz y dando una lucha importante contra el narcotráfico y la violencia.

El padre Pablo Palma, actual párroco de La Legua y sucesor del padre Gerard desde 2021, relata que cuando llegó se encontró con una comunidad enfocada en lo espiritual, lo pastoral y lo humano que “apuntaba siempre a la dignidad de toda la población. Ejemplo de ello es Joven Levántate, una corporación especializada en rehabilitación de drogas, y Raipillam, un grupo folklórico cultural que a través de la danza trabaja con los niños y sus familias desde muy pequeños”, detalló.

Destaca que cuando llegó a la parroquia tuvo la oportunidad de vivir un año con el padre Gerard, ocasión en la que pudo conocer la gran alegría del presbítero francés. “Todos los días se levantaba cantando. Además, siempre fue muy sobrio y austero, muy cercano a las familias, sobre todo a la gente del barrio”, afirmó.

Confiesa que aprendió varias cosas del padre Gerard. “Una de ellas: ante la adversidad siempre la alegría es lo más importante. Era impresionante ver a un hombre alegre lleno de esperanza”.

Destaca, además, que el padre Ouisse era un gran lector. “Era de otro nivel. Y lo más sorprendente era la tremenda visión que tenía de la sociedad y del mundo de hoy. Estaba muy lúcido de la realidad y siempre rezaba por todo lo que estaba pasando”, reveló.

Testimonio de la comunidad

Fabiola Salinas, directora de la Fundación Raipillam, destaca el apoyo que el sacerdote francés restó a la agrupación desde sus primeros pasos. “El padre Gerard nos acogió en el 2004. Ensayábamos en la calle y él nos abrió las puertas de la parroquia. Creo que Raipillam es lo que es gracias a él. Nos apoyó, creyó en nosotros y nos defendió siempre”, afirma.

Hoy la fundación agrupa a cerca de 300 personas, en su mayoría de La Legua y de poblaciones cercanas. “Él decía que nosotros le dábamos vida al sector. Toda la vida hemos estado aquí y Raipillam es como un hijo del padre Gerard”, consignó.

Por su parte, Eduardo Villalobos, concejal de San Joaquín, comentó que siendo joven inició su recorrido pastoral en la parroquia y pudo compartir con el sacerdote francés. “El padre Gerard siempre fue cercano a las personas, con él recorríamos la población cantando: ‘paz, paz, paz, La Legua pide paz’. Llegábamos hasta La Legua Emergencia, sin miedo, porque no queríamos más eso. Fue una de sus grandes luchas. Nosotros le damos gracias por su legado, por haber venido de tan lejos a cuidarnos”, señaló.

Otra persona que compartió con el padre Gerard fue la misionera belga Anita Goossens, de largo recorrido y servicio por los más vulnerables. “Él quiso mostrar el rostro de Jesús a los más pobres, que son los preferidos del Señor. Estábamos en la misma sintonía. Sus homilías eran muy especiales, las escribía de su puño y letra. El padre lograba esa conexión entre el Evangelio y lo que pasa a diario”, detalló.

Cabe destacar que gran parte del equipo de liturgia de la Parroquia San Cayetano siguió acompañando al padre Gerard cuando se retiró de sus funciones, sobre todo, en el tiempo donde estuvo más enfermo.

Dentro de ese equipo destaca la señora Perla y la señora Xiomara, quienes estuvieron preocupadas en todo momento por su estado de salud.

Inmenso legado en Chile

En sus casi 40 años de servicio a la Iglesia de Santiago, el padre Gerard Ouisse pudo compartir con muchos sacerdotes y seminaristas. Varios llegaron a la parroquia San Cayetano en sus procesos de formación o en años de servicio.

Uno de ellos fue monseñor Pedro Ossandón, obispo castrense, quien arribó a San Cayetano el año 2002 como vicario parroquial del padre Gerard. Vivió durante 10 años con él.

“El padre Gerard fue un hombre de mucha oración, de profunda vida espiritual, que tenía un gran amor por la eucaristía. Era el centro de su vida. Y tenía una predisposición muy grande de apostolado por quienes más sufren”, reveló.

El obispo castrense destacó que lo central de la tarea apostólica del padre Gerard en La Legua “fue anunciar la paz. Siempre sostuvo que no basta con hacer justicia, sino que hay que avanzar en el perdón y la reconciliación. Solo así surge la paz”, detalló.

Otro sacerdote que conoció de cerca al padre Gerard fue Manuel Martínez, párroco de San José Obrero y vicario de la Zona Sur de Santiago. “Fue un hombre sencillo, dedicado a su gente, consecuente con el Evangelio y con una opción muy marcada por la gente más vulnerable”, afirmó.

El padre vicario destacó que siempre don Gerard se caracterizó por vivir la sencillez del Evangelio en medio de la gente, tratando de pasar desapercibido. “No lo logró, pero sí dio un testimonio enorme del amor de Jesucristo. Con su deseo de entregar la vida enteramente al anuncio del Evangelio dentro de los más pobres, nos deja un gran legado. Debemos seguir nuestro servicio ministerial en donde tanto se necesita”, afirmó.