Jueves 15 de agosto de 2024
Religiosas y religiosos inician su Jubileo y celebran los 60 años de capuchino del Cardenal Aós
Durante la misa por la solemnidad de la Asunción de la Virgen, realizada este jueves 15 de agosto en la Iglesia San Francisco de Alameda, los religiosos y religiosas de la Arquidiócesis renovaron sus votos e iniciaron el Año Jubilar para la Vida Consagrada. Además, saludaron al Cardenal Celestino Aós B. por sus 60 años de profesión capuchina.
Fotos: Nibaldo Pérez R.
Periodista: Alejandro Manríquez H.
Con diferentes carismas, con diversos hábitos (y sin ellos) y de diversas congregaciones, comunidades e institutos de vida consagrada… Todos unidos por una misma promesa de entrega total a Jesucristo.
Son las religiosas y religiosos de la Arquidiócesis de Santiago que la mañana de este jueves 15 de agosto de 2024 fueron llegando poco a poco a la Iglesia de San Francisco de Alameda.
Tenían varios motivos para festejar. Uno de ellos, la solemnidad de la Asunción de la Virgen María. Otro, el comienzo del Jubileo de la Vida Consagrada. Y, finalmente, la celebración de los 60 años de profesión religiosa capuchina del Cardenal Celestino Aós Braco OFMCap.
Fue el propio Cardenal quien presidió la eucaristía junto a +Fernando Chomali G., arzobispo de Santiago de Chile, y +Alberto Lorenzelli R. sdb, vicario general y moderador de la curia.
Estuvieron presentes también en la misa de mediodía el padre Rodrigo Delazar IPSch, vicario para la Vida Consagrada y la hermana Claudia González, del Apostolado Popular del Sagrado Corazón, secretaria ejecutiva de la Conferencia de Religiosas y Religiosos de Chile (Conferre).
Previo a la eucaristía, don Alberto Lorenzelli leyó a los presentes una carta que el Papa Francisco envió a don Celestino por la ocasión.
En ella, el Santo Padre saludó con un “Querido hermano” al Cardenal Aós y le expresó su “más cordial felicitación”. “Pido al Señor que siga sosteniendo con su gracia tu propósito de donarte totalmente a Dios en castidad, pobreza y obediencia por el bien de la Iglesia”, agregó.
“E invocando la maternal protección de la bienaventurada Virgen María… Te imparto de corazón la implorada bendición apostólica, que extiendo complacido a todos los consagrados de esa amada Archidiócesis…”, escribió el Papa en su misiva.
Cardenal Aós: “la Iglesia nos necesita como hombres y mujeres de esperanza”
Durante la homilía, el Cardenal Aós hizo extensivo a los consagrados el pedido “de donación total” expresados por el Papa Francisco y los invitó a celebrar este año de Jubileo ayudando a otros a vivir un tiempo de gracia.
“Este año de jubileo es para que usted y su comunidad se sientan Iglesia que camina y espera, orientada por sus pastores. La singularidad y el particularismo que quieren caminar en solitario, que no se unen al proyecto y la vivencia común, no son sinodales, no son cristianos. Sin Iglesia, sin jerarquía no cabe la vida consagrada”, señaló.
Y agregó: “una de las invitaciones del Papa es que nos acerquemos a la Virgen María: nuestro gran modelo… Entre tanto, seguiremos trayendo nuestro pan y nuestro vino para que el Señor los convierta en Eucaristía, seguiremos trayendo nuestra pobre humanidad para que el Señor y la Virgen María hagan de nosotros testigos y agentes de esperanza en el mundo. La Iglesia nos necesita religiosos: hombres y mujeres de esperanza que se ponen en marcha presurosos para acudir a servir”, concluyó.
Signos de consagración
En el momento de la presentación de las ofrendas, un fraile llevó hasta el altar un cirio con el logo del Jubileo de la Vida Consagrada. “Señor, que esa luz que tú encendiste un dı́a en nosotros en el bautismo y cuyo ardor renovaste al llamarnos a la vida consagrada, sea robustecida por tu Espíritu Santo mientras peregrinamos con esperanza sembrando semillas de reconciliación y paz”, fue la oración que hicieron los animadores de la liturgia.
Luego, una religiosa caminó en procesión con un arreglo floral entre sus manos. “En esta solemnidad de la Asunción de la Virgen Marı́a ofrecemos estas flores, signos de nuestra consagración y de nuestra disponibilidad a servir en cada lugar donde se nos envíe. Que, como Marı́a, podamos siempre florecer y agradar con el aroma de santidad”.
Luego de la comunión, las religiosas y religiosos presentes, vela en mano, fueron compartiendo el fuego que bajó desde el cirio del Jubileo. Iluminados por esa luz comunitaria realizaron la renovación de sus promesas de consagración.
Antes de la bendición final, +Fernando Chomali, arzobispo de Santiago de Chile, también tuvo palabras para los miembros de la Vida Consagrada. “Ustedes son un gran don de Dios para el mundo. Sin ustedes, muchos pobres estarían privados de la gracia que se derrama a través del carisma que el Señor les ha entregado. Que Dios nos regale santas vocaciones para la vida consagrada, sacerdotal, matrimonial y diaconal…”.
Finalmente, don Fernando entregó un obsequio al Cardenal Aós, momento que fue acompañado por un aplauso generalizado. La misa de la Asunción de la Virgen concluyó con la música del Coro de la Zona Oeste y la canción “Mi alma canta” del grupo Genverde.