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Viernes 26 de julio de 2024

La Arquidiócesis de Santiago celebra 463 años al servicio de la ciudad

Casi medio siglo de aporte a la evangelización, la promoción de la cultura, el servicio social y la defensa de los derechos humanos ha llevado a cabo la Arquidiócesis de Santiago en su servicio a la comunidad, desde su creación en 1561.

Periodista: Alejandro Manríquez H.

Son cuatrocientos sesenta y tres años de evangelización, servicio pastoral y promoción humana para los habitantes de la gran ciudad de Santiago.

Nuestra Arquidiócesis está de fiesta: fieles, agentes pastorales, catequistas, religiosas, diáconos y sacerdotes de las 217 parroquias y más de 400 capillas celebramos un año más de vida. También los movimientos, asociaciones, colegios, apostolados…

Todo comenzó hace casi medio siglo, un 27 de junio de 1561 con la bula Super Specula del Papa Pío IV. Ese día fue erigida la naciente diócesis de Santiago. Comprendía todo el territorio de la Capitanía General de Chile, pero el 22 de marzo de 1564 cedió una porción de su territorio para la creación de la diócesis de La Imperial (hoy Arquidiócesis de Concepción).

El primer obispo de Santiago fue el sacerdote dominico Rodrigo González Marmolejo, que no pudo ser consagrado por enfermedad y tomó posesión de la diócesis por medio de un apoderado. Le sucedieron los franciscanos: Fernando de Barrionuevo y Diego de Medellín.

Este tercer obispo, un ferviente promotor de la evangelización de los pueblos originarios, fue el organizador de la diócesis. Entre sus principales obras se cuentan la división de la diócesis en cuatro parroquias y veintiséis doctrinas. Además fundó el Seminario Conciliar; ordenó cuatro mestizos como sacerdotes; celebró el primer Sínodo diocesano (1586); y erigió canónicamente el primer monasterio femenino, el de las Clarisas en Osorno (1571).

Celebración hoy en el Arzobispado

Este viernes 26 de julio de 2024 más de 200 trabajadores y trabajadoras del Arzobispado de Santiago se encontraron en la Parroquia El Sagrario para conmemorar el 463 aniversario de la Arquidiócesis capitalina. 

La celebración comenzó con una liturgia en la que se proclamó el Evangelio de San Mateo (Mt 4, 18-22), pasaje en que el Señor llama a los hermanos Simón Pedro y Andrés, y los invita a convertirse en “pescadores de hombres”.

Basándose en el texto bíblico, el arzobispo de Santiago, +Fernando Chomali G. destacó la importancia de la misión que tienen los trabajadores de la institución.

Nuestra misión fundamental es ser pescadores de hombres, atraer a las personas a Cristo. Todo de lo que disponemos sirve si va en esa línea. Nosotros estamos llamados a hablar de Jesucristo desde nuestras propias labores profesionales. Que a veces son muy complejas porque estamos en un mundo difícil y la Iglesia forma parte de la sociedad”, destacó don Fernando, quien presidió la liturgia acompañado por los obispos auxiliares +Alberto Lorenzelli R., +Álvaro Chordi M. y +Luis Migone R.

Luego de la homilía, un grupo de funcionarios realizó peticiones por la Iglesia universal y local, por los trabajadores, por la paz y por el Jubileo 2025. Todo junto al canto “Padre únenos”.

Posteriormente, se hizo un reconocimiento a dos personas que cumplieron 15 años trabajando en el Arzobispado de Santiago.

Uno de ellos fue Iván Soto Orellana, quien se desempeña como asistente administrativo en la Vicaría Zona Centro. “Quiero agradecer a los compañeros que tengo. Ellos son mi familia. Y a muchos que han sido parte importantes en mi vida como don Omar Salazar y don Héctor Briones. Pero, sobre todo, doy gracias a Dios por estar trabajando para Cristo”.

El otro homenajeado fue Cristián Lagos Pino, quien trabaja en la recepción de la sede arzobispal. “Llegué al Departamento Jurídico y conocí a gente preciosa, empezando por el director don Antonio Cansino. De ahí pasé a servicios generales y a mensajería. Luego me hice cargo de Servicios Generales hasta que me ofrecieron la recepción. Estoy feliz de pertenecer a esta institución. En estos años mi fe creció. Hoy creo ser una mejor persona y, por sobre todo, un gran ser humano”.

Luego de la liturgia, los trabajadores del Arzobispado de Santiago compartieron un cóctel en el salón Ex Manantial de la casa arzobispal.