Sábado 30 de marzo de 2024
La luz de la esperanza brilla en Santiago: el Arzobispo enciende el camino hacia la Resurrección
En la tradicional Vigilia Pascual, la Catedral Metropolitana fue el escenario donde el fuego nuevo fue bendecido, se encendió el Cirio Pascual y los fieles renovaron sus promesas bautismales acompañados por +Fernando Chomali, quien reflexionó sobre la crisis humanitaria y la esperanza de renovación a través de la fe.
En una atmósfera impregnada de reverencia y expectación, la Catedral de Santiago se sumió en la oscuridad total para dar inicio a la Vigilia Pascual, liturgia que marca el preludio de la Resurrección de Cristo según la tradición cristiana. La noche cobró vida cuando un fuego nuevo fue bendecido en la entrada del templo, simbolizando el renacer de la esperanza y la luz en la oscuridad.
Fieles de distintas partes de la ciudad participaron en esta vigilia, encendiendo sus velas desde el Cirio Pascual, para velar a Jesús y simbolizar la esperanza y renovación que esperaban con su resurrección.
Entre ellos, la familia Aracena Moreno, Juan, Janette y su hijo Carlos, quienes rezan por que haya mayor tolerancia en nuestro país: “Queremos que resucite esta noche la paz y la tolerancia; hay mucha discriminación, violencia y delincuencia, signos de muerte que deberían morir para siempre”, expresaron.
Luego de la procesión de entrada, se proclamó el “Pregón Pascual”, una serie de lecturas del nuevo y antiguo Testamento que relatan la historia de la creación.
Entre ellas, el Evangelio, que da cuenta del sepulcro vacío y la Resurrección de Jesús, ocasión donde el Arzobispo de Santiago, +Fernando Chomali, invitó a los fieles no solo a reflexionar sobre los desafíos del mundo contemporáneo sino también instó a la comunidad a una transformación guiada por la resurrección de Cristo.
Durante la homilía, Monseñor Chomali compartió una reflexión profunda sobre los conflictos y desafíos que enfrenta la humanidad, desde guerras fratricidas hasta crisis migratorias y sociales. “Nos quisimos olvidar de Dios y terminamos olvidándonos del propio hombre”, lamentó, señalando cómo la humanidad se ha desviado del plan divino de vivir en fraternidad, solidaridad y respeto mutuo.
En un llamado emotivo a la conversión del corazón, el Arzobispo subrayó la necesidad de pasar de un catolicismo meramente social a uno que transforme íntimamente, promoviendo un compromiso activo con los más necesitados. “No somos optimistas ingenuos, somos realistas. Y el realismo nos dice que el sacrificio de Cristo está llamado a tocar nuestra alma para resucitar con Él”, afirmó, instando a la comunidad a vivir el mandamiento del amor y el servicio.
En esta vigilia también se bendijo el agua y los fieles tuvieron la oportunidad de renovar sus promesas bautismales y ser rociados con agua bendita.
Entre ellos, Griselda Ávila, quien desea que resucite para la ciudad de Santiago la unión de las personas: “Tenemos que unirnos como hermanos, eso nos falta, que mi pueblo le de la mano a Dios, es algo urgente”, señaló, agregando que lo que debe morir esta noche también es la violencia, “hay mucho odio con el migrante, que vienen arrancando de una dictadura, tenemos que acogerlo, como lo haría Dios”.
Esta Vigilia Pascual, llena de tradiciones y mensaje de renovación, culminó en un llamado a vivir una fe que trasciende los muros de la Iglesia para manifestarse en acciones concretas de amor y solidaridad hacia el prójimo. El Arzobispo cerró su mensaje con una visión de futuro donde la sociedad pueda reflejar el plan divino de fraternidad y paz, una sociedad que, incluso en medio de la noche más oscura, sigue caminando hacia la luz de la resurrección.