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Miércoles 22 de junio de 2022

Culminó con éxito Diplomado en Prevención de Abusos y Promoción de Ambientes Sanos

El programa ofreció herramientas para capacitar a agentes pastorales de todo el país, en vistas a la construcción de una cultura del cuidado en los contextos eclesiales.

Periodista: Danilo Picart

Fuente: Iglesia de Santiago

Link fuente: www.iglesiadesantiago.cl

Agentes pastorales, formadores, seminaristas y sacerdotes se reunieron virtualmente para celebrar la finalización del diplomado en Prevención de Abusos y Promoción de Ambientes Sanos en contextos eclesiales, organizado en conjunto por la Delegación para la Verdad y la Paz de la Arquidiócesis de Santiago y la Facultad de Teología de la Pontificia Universidad Católica de Chile.

Esta primera versión, convocó a más de sesenta personas, representantes de diferentes lugares del país, desde Arica hasta Concepción, quienes, integran los equipos diocesanos de prevención de abusos y creación de ambientes sanos en el contexto eclesial de sus respectivas diócesis. A través de sesiones virtuales, durante ocho meses, cursaron asignaturas con contenidos psico-socio-teológicos, en que pudieron trabajar de forma grupal y conociendo las realidades en torno a este tema. En marcha se encuentra la segunda versión de este programa y se espera que a finales de este año, terminen este curso, al menos 100 personas.

La ceremonia se desarrolló el miércoles 15 de junio, a través de Zoom, en que estuvieron presentes las autoridades de la Pontificia Universidad Católica, encabezadas por su Gran Canciller, el Arzobispo de Santiago, monseñor Celestino Aós; el Vice Gran Canciller, pbro. Tomás Scherz; el decano de la Facultad de Teología Fernando Berríos; el director de Vinculación con el Medio, Roman Guridi; la jefa del programa, Ángela Pérez y la Delegada para la Verdad y la Paz de la Arquidiócesis de Santiago, Andrea Idalsoaga.

Reconocimiento y ánimo a los primeros diplomados

En la ceremonia, padre Tomás Scherz manifestó su gratitud a los estudiantes por haber participado en este programa, además de quienes han trabajado y se han interesado en la formación. “No es un trabajo académico, se trata de una labor vinculada a la vida eclesial y agradezco a la Facultad de Teología y del Arzobispado pueda tener una especial dedicación en este ámbito”, expresó.

Por su parte, el decano de la Facultad de Teología, Fernando Berríos, valoró la participación de los agentes pastorales, seminaristas y sacerdotes, en esta primera versión del diplomado. “Es la primera generación, donde participa el pueblo de Dios, donde participan laicos y sacerdotes, dando una forma de participación en el mundo. Es una experiencia significativa, plena que nos llena de esperanza”, sostuvo.

En su mensaje para los nuevos estudiantes diplomados, el Cardenal Arzobispo de Santiago y Gran Canciller de la Universidad Católica, monseñor Celestino Aós, alentó a que este esfuerzo “no debiese achicarnos, pues tenemos como referencia el Evangelio. No solamente debemos evitar que haya crímenes o abusos, sino mejorar el trato que debemos darnos y no solo porque nos vigilen, sino por fidelidad al Señor. Por esto, en muchas instancias tenemos que ir mejorando, porque estamos expuestos a un ambiente tóxico, violencia, malas prácticas que se hacen habituales”.

Con este mismo espíritu, la Delegada para la Verdad y la Paz de la Arquidiócesis de Santiago, Andrea Idalsoaga, destacó el equipo humano que se ha conformado durante este proceso, pues “se hizo finalmente un curso que ha dado frutos, pero con mucha humildad, porque estamos en un continuo aprendizaje. No sabemos todo ni de juzgar todo. Estamos haciendo camino, tomados de la mano. Sinodal, donde laicos, consagrados caminamos de la mano. Por eso, tiene que ser un camino hecho por humildad”. 

Llamados a mostrar el rostro misericordioso de Dios

Finalmente, en nombre de los estudiantes que formaron parte de este diplomado, Leontina Acevedo, de la diócesis de Copiapó, agradeció y valoró esta instancia, que permite enfrentar situaciones difíciles con mayores herramientas y habilidades para mostrar el rostro misericordioso de Dios. “Son pecados que hieren y nos avergüenzan, pero que siendo parte de nuestra Iglesia, estamos convocados a asumir la realidad de detectar, apoyar y acompañar a las víctimas en el largo camino de sanación y reparación (…) Hemos cumplido una meta, pero aún queda camino, que les invito a que sigamos recorriendo unidos a nuestros pastores, que han confiado en nosotros para ejercer este servicio desde la humildad, transparencia y gratitud, por poder mostrar el rostro acogedor, comprensivo, amoroso de Dios”.