Viernes 6 de mayo de 2022
Migrantes y trabajo, un derecho en el que Chile puede hacer más
El diálogo, la participación y la búsqueda de soluciones a través de la articulación de distintos sectores comienzan a ser apreciadas como caminos para hallar soluciones a la grave situación humanitaria que enfrentan muchos extranjeros en territorio nacional. La creación de redes de organizaciones ligadas al tema puede convertirse en un factor decisivo. En el plano laboral, actores del sector insisten en que agilizar el otorgamiento de visas temporales de trabajo es una de las medidas más urgentes en el momento actual. Al mismo tiempo, la Iglesia está alzando su voz en defensa de quienes ven vulneradas sus garantías fundamentales mientras buscan en nuestra nación un futuro mejor, al que no tienen opción en sus países de origen.
Periodista: Felipe De Ruyt
Diálogo y participación de distintos actores, entre ellos las organizaciones de migrantes, para ir en ayuda de quienes buscan amparo y un futuro mejor en Chile. Tal es la propuesta de acción que la Iglesia está reiterando, en la oportunidad de una nueva conmemoración del Día del Trabajo este mes de mayo, para ir en ayuda de nuestros hermanos extranjeros que sufren.
Paso a paso, en estos días se comienza a conformar una red con múltiples actores decididos a comenzar a dialogar y coordinar respuestas a una situación que da muestra de estar desbordada, como evidenciaron las situaciones que se viven en las fronteras del norte.
La urgencia de actuar es subrayada por el padre Jaime Tocornal, Vicario de Pastoral Social Caritas del Arzobispado de Santiago, quien insta a realizar pequeños y grandes gestos “como los que hacía Jesús”. “Tenemos que ver que los migrantes no son un problema para Chile, sino la solución para muchos problemas”, enfatiza. Y uno de los enfoques principales en este ámbito, subraya, es el del trabajo. “Es un derecho humano”, recalca.
NECESIDAD DE VISAS TEMPORALES
En este sentido, hay oportunidades abiertas en distintos sectores, uno de ellos el agro. Así lo confirma Juan Pablo Matte, secretario general de la Sociedad Nacional de Agricultura (SNA). En mano de obra, “actualmente el déficit es de al menos 100 mil trabajadores”, señala.
“Respecto a las cifras oficiales es complejo entregar un dato. El aumento de los costos de mano de obra habla de un mercado laboral estrecho. Por ello, debemos buscar una buena regulación que ayude a los inmigrantes a conseguir empleo y al país a paliar los déficits de mano de obra. Una norma bien pensada evita la inmigración ilegal y regula mejor las condiciones del empleo inmigrante”, agrega.
El directivo gremial destacó la nueva Ley de Inmigración y Extranjería, vigente desde febrero y que “promueve una migración segura, ordenada y regular, conforme a los estándares dispuestos en los tratados internacionales vigentes y ratificados por Chile”, reconoce. En cuanto a las medidas que a su juicio se deberían adoptar en este ámbito, Matte recalca que “se necesita una visa temporal para trabajadores extranjeros en los periodos de alta demanda, ya que se regularía mejor la inmigración”.
“Medidas como este serían un gran aliciente para la disponibilidad de trabajadores en las próximas temporadas, enfocados en el mundo frutícola y hortícola que son los que más personal requieren”, asevera.
REGULARIZACIÓN MASIVA
El director de Incidencia y Estudios del Servicio Jesuita a Migrantes (SJM), Ignacio Eissmann, advierte que la situación de crisis humanitaria migratoria en el norte “sigue siendo compleja” mientras el flujo migratorio no baja, pese a las medidas dispuestas por las autoridades como la reconducción de quienes cruzan por pasos no habilitados.
Apunta, asimismo, que hasta ahora no ha existido una gestión adecuada de la coordinación internacional para afrontar este escenario. “Regionalmente en Latinoamérica no hemos sido capaces de abordar este problema adecuadamente”, recalca.
Sobre posibles soluciones, el directivo del SJM propone que deberían ser “enfocadas en el largo plazo, por ejemplo, a través de una regularización masiva que permita ordenar lo que está sucediendo y tener un doble impacto: a nivel individual, poder dar la posibilidad que las personas se integren adecuadamente, con puestos de trabajo y vivienda, y se distribuyan territorialmente, y por otro lado generar ambientes sociales más tranquilos”, enfatiza.
“Estas soluciones deben garantizar que la migración se haga de manera segura, ordenada y regular, porque eso va a permitir que las personas efectivamente puedan insertarse en la vida social y comunitaria en Chile, y el trabajo claramente es uno de los mecanismos de integración social por excelencia”, insiste.
“FRATELLI TUTTI”
El Instituto Católico Chileno de Migración (Incami) lleva 66 años en la asesoría a migrantes en regularización de documentos, capacitación y búsqueda de empleo, haciendo “puente” entre empresarios y migrantes. Fundado por el después cardenal Raúl Silva Henríquez, entre otras personalidades, hoy es el organismo de la Conferencia Episcopal que se encarga del acompañamiento de la Pastoral de Movilidad Humana a lo largo de todo el país.
En marzo de este año, la entidad envió una carta al Presidente Gabriel Boric en la que lo insta a mantener “una actitud activa, para que nos hagamos cargo como país de esta problemática”. Al mismo tiempo, pide “avanzar con empatía” para dar opciones a los migrantes de incorporarse al mercado del trabajo “y no ser una carga para el país ni para las comunidades que los reciben”.
En este sentido, la misiva firmada por el presidente de Incami, el Obispo de Arica, Moisés Atisha, propone coordinar el trabajo con las regiones del país y desarrollar “una articulación con el sector privado y que esto pudiese materializarse con visas temporales, que como requisito exijan algún nivel de estabilidad laboral y de aporte profesional o previsional, para ir avanzando hacia procesos más largos de arraigo y documentación”.
Asimismo, solicita al gobierno avanzar en la creación de un nuevo consejo consultivo para las migraciones o “alguna instancia que permita a organizaciones como la nuestra aportar al debate y en conjunto construir un país más equitativo”.
En la misma línea, el documento destaca el mensaje del Papa Francisco en su carta “Fratelli tutti”, que invita a dejar de hablar de “los otros”, y pasar al “nosotros”, especial- mente ante los difíciles tiempos que vivimos, “para que la humanidad renazca con todos los rostros, todas las manos y todas las voces, más allá de las fronteras que hemos creado”.
Delio Cubides, secretario ejecutivo del organismo —y él mismo migrante con 12 años de permanencia en Chile— recuerda que la Iglesia Católica, a través de sus parroquias, ha desempeñado un papel fundamental en la acogida a los migrantes. “Los migrantes llegan a ellas porque la sienten como su casa, y si muchas veces han percibido que en otros lugares los han excluido, confían en que eso no ocurrirá en una iglesia. La parroquia es un lugar de vínculo, de acceso al menos a información y a ayuda sin que me cierren la puerta o me exijan el pasaporte”, describe.
En cuanto a las soluciones, Cubides enfatiza que “la inserción laboral puede ser el buen fruto de un proceso migratorio, y el acceso al empleo es una fuente de acceso a la autonomía del sujeto, de la persona migrante”. En este plano, indica que según su experiencia una iniciativa recomendable sería apuntar a la descentralización, mediante mecanismos que permitan el otorgamiento de visas a través de trámites realizados en las mismas regiones. “Chile es un país muy extenso, y una cosa como esta facilitaría mucho integrar a los migrantes a los mercados laborales”, recalca.