Lunes 25 de abril de 2022
Arzobispo de Santiago: Se necesitan testigos de la esperanza ante quimeras de felicidad fácil
La afirmación la hizo el cardenal Celestino Aós durante la misa del pasado Domingo de la Divina Misericordia, en la parroquia Santa Faustina, de Chicureo, en la que bendijo y colocó la primera piedra del futuro templo parroquial y Santuario de la Divina Misericordia.
Periodista: José Francisco Contreras
Esta comunidad existe desde diciembre de 2012, pero carece de un templo definitivo, que se proyecta podría estar concluido dentro de dos años, y atiende pastoralmente el sector de Las Canteras, parte de Chicureo y Chamicero, en Colina, explicó el párroco, padre Juan Ignacio Schramm.
La eucaristía se celebró al aire libre, con la participación de alrededor de mil fieles, tanto del sector parroquial como de otros lugares de la arquidiócesis, y contó con la participación del vicario de la Zona Norte, padre Ignacio Gramsch, diáconos y un equipo de voluntarios que acogió a los asistentes y proporcionó información sobre la construcción del santuario.
Entre las primeras palabras de su homilía, el cardenal sostuvo que Jesucristo no solo perdonó a la adúltera o al paralítico, “sino que ha derramado misericordia sobre quienes lo ajusticiaban”, porque ha hecho de la misericordia perdón y cercanía. Luego enfatizó: “Se necesitan testigos de la esperanza y de la verdadera alegría para deshacer las quimeras que prometen felicidad fácil con paraísos artificiales”. Y añadió que “hay mucha necesidad de reconocer la alegría que se revela en el corazón que ha sido tocado por la misericordia”.
También preguntó si se puede hablar de misericordia “en este tiempo de guerra y de odio”, en un ambiente de violencia, tras lo que afirmó que “precisamente hoy necesitamos testigos de misericordia y diálogo, de esperanza y de alegría”. Por eso, el arzobispo de Santiago animó a que “no nos dejemos robar nunca la esperanza que proviene de la fe en el Señor resucitado” y a tener la certeza de que “el Señor nos ama”.
Más adelante resaltó la necesidad de consuelo, porque “ninguno es inmune al sufrimiento, al dolor y a la incomprensión. ¡Cuánto sufrimiento provoca la experiencia de la traición, de la violencia y del abandono; cuánta amargura la muerte de seres queridos!”. Pero, señaló el pastor, “Dios nunca permanece distante”. Además, el cardenal Celestino Aós llamó a crear una cultura de la misericordia, basada en el encuentro con los demás, en la que “ninguno mire al otro con indiferencia”.
No es misericordia matar a inocentes
Finalmente, el cardenal afirmó: “No es misericordia matar a inocentes en el aborto, ni para el niño que se elimina ni para la madre a quien se le quiere presentar esa acción como una solución. No es misericordia mutilar al ser humano no cuidando su desarrollo y enseñanza moral y religiosa, no es misericordia avanzar y abandonar a que se quede atrás”. También expresó que “si los otros sienten que tú les muestras misericordia sabrán que Dios es misericordioso”. Terminó su reflexión con las palabras del salmo de este domingo: “Den gracias al Señor porque es bueno, porque es eterna su misericordia” (Sal 117).
Luego de la homilía, el arzobispo bendijo la asamblea que conforma la comunidad del futuro santuario, el terreno en que se construirá el templo y la primera piedra, traida del Santuario del Divina Misericordia de Cracovia, Polonia, de las canteras de Solvay, donde el Papa San Juan Pablo II trabajó como cantero durante la ocupación nazi. La bendijo el Papa Benedicto XVI el año 2008, en la Basílica de San Pedro, en Roma, y ahora será parte del fundamento del nuevo templo parroquial Santa Faustina y Santuario de la Divina Misericordia.
La eucaristía se celebró al aire libre, con la participación de alrededor de mil fieles, tanto del sector parroquial como de otros lugares de la arquidiócesis, y contó con la participación del vicario de la Zona Norte, padre Ignacio Gramsch, diáconos y un equipo de voluntarios que acogió a los asistentes y proporcionó información sobre la construcción del santuario.
Al final de la misa, el padre Juan Ignacio reconoció que este es el peor momento económico para iniciar la construcción de un santuario, “pero la solución no depende solamente de los hombres, es la intervención de Dios que cambia corazones y mueve voluntades, la que tenemos que pedirla hoy más que nunca. Con las crisis mundiales y las crisis en nuestra sociedad, vemos que la misericordia de Dios es la que puede cambiar el curso de la historia”, afirmó.
Para mayor información sobre el proyecto de construcción del templo y la forma de aportar económicamente consultar en el sitio web www.divinamisericordia.cl