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Martes 8 de marzo de 2022

Mujeres dejan su sello en roles de liderazgo en la Iglesia de Santiago

Son muchas las que dedican sus esfuerzos a servir al Creador y al prójimo y lo hacen desde distintos ámbitos. Tienen edades y experiencias de vida diversas y constituyen un pilar fundamental de la labor de la Iglesia. Te invitamos a conocer aquí algunos testimonios.

Por: Magdalena Lira

Fuente: Periódico Encuentro

Link fuente: www.periodicoencuentro.cl

Gloria Cares, encargada de la comunidad Nuestra Señora de los Dolores, La Pincoya

- ¿Cómo llegaste a asumir esta responsabilidad al interior de tu comunidad?
- Me gusta estar en la comunidad, me gusta servir y apoyar. Yo digo que soy como la “campanita”: voy por los pasajes avisando que hay Misa, bautizos o cualquier cosa que hagamos en nuestra capilla. Antes de que hubiera capilla hacíamos las reuniones en las casas de las familias. Atraíamos a la gente de esa manera. Yo vivía gran parte del tiempo en la capilla, a mi casa venía a dormir no más (se ríe). Fui durante cerca de diez años la encargada de la comunidad. En ese cargo uno va creciendo en sabiduría, en cómo llevar una capilla y cómo tratar con la gente

- ¿Por qué ha dedicado su vida a la Iglesia?
- A medida que fui viendo la realidad de las personas que viven aquí en La Pincoya, sus necesidades, quise empezar a apoyar en lo que se pueda. Eso me tiene en pie y me da alegría. Cuando visitamos a las personas y las escucho hablar de Dios me quedo con la boca abierta. Yo digo que son diamantes en bruto: solo hay que pulirlos y guiarlos.

Francisca San Martín, Canciller de la Curia, Arzobispado de Santiago

- ¿Qué ha significado para ti ser la primera mujer laica que asume esta responsabilidad, que tradicionalmente era encomendada a sacerdotes?
- Lo importante para mí es estar abierta a la voluntad de Dios. Si hoy es sirviendo en este encargo, aquí estoy, muy agradecida de la confianza que han tenido conmigo, especial- mente nuestros obispos y sacerdotes.

- ¿Crees que tu nombramiento marca un inicio para la incorporación de más laicos y de mujeres en cargos relevantes de la Iglesia?
- Los laicos hace mucho tiempo están colaborando en la Iglesia, lo que da especial riqueza, ya que aportan desde sus conocimientos y experiencias allí donde es posible. Más aún cuando tenemos pocos sacerdotes y religiosos mujeres y hombres. Debemos rezar por aquellos que han sido llamados por Dios a esta misión, para que den su sí y perseveren fieles a la vocación, y también por la fidelidad para aquellos llamados al matrimonio. El que me hayan nombrado canciller creo que solo hizo más visible esta realidad de laicos y de mujeres trabajando en la Iglesia, ya que en lo concreto creo que en el Arzobispado trabajan más mujeres que hombres, y lo mismo en las parroquias. Quienes participan son más mujeres que hombres. Más allá del número, lo importante es la complementación y que cada uno entregue lo suyo desde su originalidad y vocación.

Hermana Nora Valencia, presidenta de la fundación Santa Clara

- ¿Cómo llegó a hacerse cargo del Hogar Santa Clara, un hogar que acoge a niños con VIH en Recoleta?
- Mi congregación, las Hermanas Franciscanas Misioneras de Jesús, es la fundadora del Hogar Santa Clara. Yo llevaba 15 años a cargo de uno de los colegios de mi comunidad y quería hacer un cambio. En 2008 llegué acá y ha sido un desafío tremendamente grande. Venía de dirigir un colegio de más de 700 alumnos, con todo lo que eso implica, a hacerme cargo de una casa con niños. La fundación atiende a poco más de 60.

- Para usted como mujer, ¿qué ha significado este trabajo?
Estos años han sido un regalo de Dios, porque uno ha renunciado a la maternidad por amor a Dios, por amor al Reino de Dios, y Él te lo devuelve con creces. Una niña me dice siempre que soy su mamá del corazón y la verdad que yo lo siento así. Le digo: tú no naciste en mi guata pero naciste en mi corazón. A muchos otros niños también les tengo mucho cariño. Uno se desvive por todos. Si hay que desvelarse porque uno está enfermo, nos desvelamos; si hay que pasar una noche en el hospital, pasamos toda la noche en el hospital; si hay que reír con ellos, reímos. A veces me dicen que soy un poco permisiva y puede ser. Porque uno dice: primero sufren el desarraigo de sus familias, llegan a una casa grande con personas desconocidas, llegan asustados. Entonces lo más que hay que darles es cariño.

Andrea Idalsoaga, Delegada para la Verdad y la Paz, Arzobispado de Santiago

- ¿Qué significó para ti asumir como delegada episcopal de la Delegación para la Verdad y la Paz en 2018?
- Asumir significó para mí un gran desafío, pero también era decir un sí muy confiado en el Señor de ponerse a trabajar para que los abusos de conciencia, de autoridad y sexuales ojalá no volvieran a ocurrir. Yo sabía que esto implicaba un trabajo muy difícil, pero a la vez tenía una gran confianza de que Dios nos iba a acompañar en esta tarea. Cuento, además, con un equipo de mujeres extraordinarias que me ha ayudado a lo largo de estos años a llevar adelante esta tarea (...). Esto suponía también grandes sacrificios personales, porque soy mamá de cinco hijos. Sin embargo, también sabía que mi experiencia de maternidad me iba a ayudar muchísimo en esta tarea.

- ¿Crees que el hecho de que una mujer laica como tú ocupe ese cargo es una señal de inclusión, que muestra que todos estamos llamados a servir a la Iglesia, hombres y mujeres?
- Es muy fácil criticar, pero lo más difícil es servir, ayudar a construir un camino. Sin duda que mi nombramiento claramente señala que todos estamos llamados a servir en la Iglesia. Pero más allá de un nombramiento o de un cargo más o menos importante, todos los bautizados formamos la Iglesia, y por eso tenemos que tener una conciencia clara de que por el bautismo todos somos sacerdotes, profetas y reyes, de manera que toda acción u omisión de cualquier bautizado afecta a toda la Iglesia. En este Cuerpo Místico que conformamos unas personas tienen unas funciones y otros otras, pero todas son fundamentales para que el Cuerpo Místico funcione. Lo más esencial es la comunión de los santos. Todo bautizado tiene una función esencial y hombres y mujeres estamos llamados a servir y a configurarnos con Cristo, donde sea.