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Jueves 3 de marzo de 2022

Vicario Pastoral Social: “Hay que establecer mesa con migrantes y dar visas de trabajo”

La situación en el norte del país y el incesante flujo de personas, mayoritariamente llegadas desde Venezuela, que buscan refugio y oportunidades en Chile es una de las preocupaciones de la Iglesia y los organismos asociados a ella. El diagnóstico de soluciones y estrategias para enfrentar esta dramática realidad pasa por el diálogo, insisten quienes han podido conocerla de cerca.

Periodista: Felipe de Ruyt y Cristian Amaya

Llegan con los pies destrozados, con sus hijos deshidratados y con hipotermia. Buscan un poco de solidaridad, pero muchas veces se encuentran con una puerta cerrada que no les deja ni siquiera la esperanza de abrigo y socorro después de semanas, meses o años de sufrimientos. Tal es la realidad de miles de migrantes que dirigen sus pasos “hacia abajo”, como ellos dicen, desde su natal Venezuela hasta nuestro país.

¿Sabe lo que es caminar tantos kilómetros, tantas horas de viaje sin una gota de agua?” relata Silvia Olaya, quien junto a su esposo, Nangier González, y sus hijos emprendieron la peligrosa y larga travesía después de salir de su país. “El poquito líquido que teníamos era para los bebés”, agrega.

A mis niños les sangraban los labios, la nariz, ya no aguantaban”, añade. “Me desplomé, ya no podía más. La verdad no podía. Mi esposo me intentó ayudar muchas veces pero nos desplomamos mucho: no nos daban los pies”.

Y yo decía, ‘Señor, esto es una prueba más, pero Tú estás con nosotros aquí. Ayúdanos a salir de esto, ayuda a mis hijos, mi grupo familiar está bendecido por Ti. Y si Tú decides que por aquí vamos, por aquí vamos a ir”, declara Silvia, en uno de los conmovedores testimonios que recoge un documental realizado por el Arzobispado de Santiago y que se estrenará en abril próximo.

¿De qué escapan los venezolanos que se esfuerzan por recibir solidaridad en Chile? “Yo fui profesora en mi país y vengo huyendo de la dictadura. Estoy huyendo de los asesinatos, de los crímenes”, explica Ester Gutiérrez. “Salí de ahí porque estoy preservando mi vida”.

El verdadero rostro de los migrantes, no obstante, muchas veces quedó oculto en medio del flujo de informaciones periodísticas que llenaron los medios de comunicación el pasado mes de febrero, mientras se cubría la crisis migratoria en la zona de Colchane. “Ha existido una mala interpretación de la realidad al decir, a partir de algunos casos, que los que han llegado vienen a traer la delincuencia a Chile”, deplora el padre Jaime Tocornal, vicario de la Pastoral Social Caritas del Arzobispado de Santiago, quien estuvo dos meses junto a representantes de la Arquidiócesis capitalina para colaborar con las diócesis del norte en este tema.

“Creo que se ha investigado poco, se ha entrevistado poco sobre la condición de las personas: por qué vinieron, qué vivieron, qué padecían. Eso ha dañado mucho la comprensión del fenómeno”, recalca. Ello sin olvidar los problemas que viven comunidades como Colchane, desbordadas por la presencia de migrantes, y que si se presentan casos de hechos delictuales, ellos deben ser investigados y sancionados por la justicia.


MEDIDAS POLÉMICAS
Luego de un largo debate político y en los medios de prensa, el gobierno saliente del Presidente Sebastián Piñera finalmente publicó en febrero el reglamento de la Ley de Migración y Extranjería. Si bien la legislación vigente consagra el derecho a defensa de los migrantes y amplía el espectro de quienes podrán acceder a reunificación familiar en nuestro país, entre otras medidas, elementos como la “reconducción” de personas fuera de la frontera generaron críticas desde distintos sectores y bajo diversos prismas, desde el alcalde de Colchane, Javier García, a entidades humanitarias y organizaciones no gubernamentales (ONG).

Para el padre Jaime Tocornal, medidas como la “reconducción” serán “totalmente infecundas”. “Son personas que llevan meses o años caminando, trasladándose por América Latina y que muchísimas veces vienen con lo puesto. ¿Y porque los ponen tres metros al otro lado de la frontera van a regresar a su país?”, se pregunta con escepticismo.

Según el vicario de Pastoral Social, como país y como sociedad hemos estado al debe en cuanto a admitir que la situación migratoria “tiene que reconocerse como una grave crisis en la que no pueden funcionar las normas habituales. Aquí hay un problema humano que no se resuelve poniendo a la gente al otro lado de la frontera”. Al mismo tiempo, insiste en que los migrantes están sufriendo la violación de sus derechos como personas, al no dejarles la posibilidad de “buscar un mejor destino, y porque no están recibiendo un trato humanitario”.

“Estamos viviendo un problema muy complejo. Entonces, si no podemos afrontarlo, digamos de frentón que como país no somos capaces de solucionarlo, vengan a ayudarnos. Y solicitemos ayuda a organismos internacionales”, enfatiza.

¿Cómo buscar soluciones efectivas? Para el padre Jaime Tocornal, esto debería incluir iniciativas como “establecer una mesa permanente, no por una vez ni ‘para la foto’, de encuentro con los migrantes y que ellos tuvieran participación en generar esas soluciones”. Y, al mismo tiempo, es necesario poner
acento en el aspecto del trabajo.

Lo más simple de todo sería que el Gobierno por un tiempo les diera visas de trabajo, por un semestre o un año, y si la persona después de que se acabe ese tiempo de prueba no está laborando, entonces tendría que irse. Esas serían soluciones mucho más definitivas”, enfatiza. “En Chile está lleno de letreros que ofrecen puestos de trabajo. En distintas actividades hay necesidad de trabajadores”, insiste.

De hecho, revela, la Vicaría está analizando un proyecto, en convenio con una universidad, que considera la creación de una cooperativa o pequeña sociedad en la que los migrantes que participen no sean empleados, sino sus “dueños”. Esto permitiría solucionar el problema de la falta de papeles que impide que muchos de ellos puedan encontrar puestos laborales. “De esta manera podrían laborar. Es una idea en la que estamos trabajando y dándole vueltas”, agrega.

El vicario también llama a superar “el gran problema del egoísmo” frente a quienes vienen a Chile a buscar una nueva vida, y a no temer que su presencia incida en fenómenos como el desempleo. “No queremos perder privilegios. El gran detonante de muchas tragedias en la historia es el egoísmo de quienes no quieren perder un privilegio. En este caso, puede ser Chile entero que no quiere perder un privilegio”, argumenta.

COOPERACIÓN INTERNACIONAL
Javiera Cerda, directora del Servicio Jesuita a Migrantes en Arica, coincide en la necesidad “de buscar soluciones en conjunto: sentarse a conversar, a dialogar para diseñar estrategias de mitigación para estos problemas”.

En este plano, recuerda que esta entidad ha reiterado la necesidad que la migración debe ser abordada de manera “ordenada, segura y regular”, de acuerdo a lo que dicta el Pacto Mundial de Migraciones signado en Marrakech en 2018. “Esto quiere decir que debe ser mediante cooperación internacional, con respuestas que sean acordes a las realidades del Cono Sur y de las regiones de Chile”, asevera.

En tanto, el nuevo gobierno encabezado por el Presidente Gabriel Boric ha planteado iniciativas que incluyen el reconocimiento y aplicación del Pacto de Marrakech y el establecimiento de una política migratoria “regular, ordenada y segura”.

ACOGIDA ESPIRITUAL
Mientras continúa el debate sobre cómo afrontar esta urgente realidad, la Iglesia y las organizaciones vinculadas a ella continúa, dentro de las posibilidades existentes, con las labores de acogida y ayuda a la población migrante, tanto en sus necesidades de abrigo, alimentación y apoyo jurídico y laboral como en las espirituales. Así lo indica el padre Lirio Berwanger, director en Arica de la Fundación Scalabrini y del Instituto Católico Chileno de Migración (Incami). “A los cuatro verbos del Papa Francisco: acoger, proteger, promover e integrar a refugiados y migrantes, nosotros agregamos un quinto, que es el aspecto celebrativo”, explica.

De esta manera, en espacios como una capilla denominada Peregrino de Emaús, en Arica, la entidad organiza y promueve la celebración de las festividades religiosas de cada país con presencia migrante, y con la participación de la población chilena y “reconociendo la religiosidad popular que es muy fuerte en América Latina. Todo esto forma parte de la Pastoral de Acogida, para ayudar espiritualmente al migrante para que pueda insertarse, y para que el chileno pueda recibirlo a través de una convivencia fraterna”, precisa.

LA ENORME RESPONSABILIDAD DE LOS MEDIOS
Desde el punto de vista de la ética de las comunicaciones es un tema muy delicado”. Así describe el académico Ignacio López, docente en esta área en la Pontificia Universidad Católica de Chile y doctor en Lenguaje, Discurso y Comunicación por el King’s College de Londres, los sesgos exhibidos por algunos medios al presentar la realidad de los migrantes en el país.

El experto puntualiza que estudios internacionales sobre este tema evidencian las negativas consecuencias sociales derivadas de la promoción de estereotipos, como los que relacionan la presencia de extranjeros con supuestos aumentos en la criminalidad. “Estos estereotipos tienen la potencia de crear, potenciar y consolidar ciertos imaginarios en las personas. Si ellas ya muestran una postura negativa hacia los migrantes, la presencia de informaciones de este tipo en la televisión y la prensa refuerza esa tendencia”, asevera. En ese marco, los medios “tienen una responsabilidad enorme”, recalca.

El académico añade que en el marco de la ética de las comunicaciones es crucial velar por la entrega de informaciones equilibradas y que den espacio a todas las voces. Al mismo tiempo, advierte sobre el imperativo ético de tener en cuenta la honra y la dignidad de las personas de origen extranjero, “algo que no siempre se respeta”.

ARZOBISPADO ESTRENARÁ DOCUMENTAL
Durante el mes de abril, la Iglesia de Santiago estrenará un documental sobre la situación migratoria en el norte del país.

El registro contiene impactantes testimonios de familias que cruzan la frontera por pasos no habilitados buscando un mejor futuro para sus hijos. La realización también busca reflejar la incansable labor de la Iglesia en la zona, a través de una capilla que se ha convertido en refugio y que es administrada por el profesor del pueblo, Mauricio González.