Adoración Perpetua en Parroquia San Andrés, dos años de cercanía con Jesús Sacramentado

En el año 2019 comienza la campaña para tener una Capilla de Adoración Perpetua en esta parroquia y responder así a la necesidad de cada cristiano de tener un momento más íntimo y profundo con el Señor. La construcción y organización de la capilla, junto con las misiones para captar adoradores, duró varias semanas, hasta que el 15 de diciembre en medio del estallido social, es bendecida e inaugurada por el Obispo Auxiliar de Santiago, monseñor Cristián Roncagliolo. 

Los primeros tres meses y medio que siguieron, aún con las revueltas del estallido, la capilla logró mantenerse firme con alrededor de 300 adoradores fieles y comprometidos, hasta que a fines de marzo del 2020, debido a la llegada del covid-19, por prevención sanitaria, todos los templos del país debieron cerrar sus puertas. Al respecto, el coordinador, Arsenio Morillo, comenta: “Ese día hasta lloramos, sentimos un gran vacío, como lo que sentían los apóstoles cuando nuestro Señor fue muerto y llevado al sepulcro.” 

Luego, en julio de ese año, se comenzó un sondeo de adoradores con el deseo de reabrir la capilla y tener un lugar de oración, en vistas de que aún no se podían celebrar la misa de manera presencial. Esto tuvo muy buena acogida, por lo que se establecieron los protocolos y aforos correspondientes, y el 21 de septiembre se vuelve a tener Adoración al Santísimo. Dado que en esa fecha había toque de queda desde las 22 h y hasta las 5am, se establecieron durante ese horario, vigilias, las cuales hasta ahora se mantienen, para así asegurar que el Santísimo nunca quede solo. 

En la actualidad, la capilla cuenta con 82 adoradores fijos, y se ha iniciado una campaña para que ese número aumente, para reanimar a los adoradores que había previo a la pandemia y también motivar a adoradores nuevos. 

Al reflexionar sobre estos dos años de coordinación de la capilla, Arsenio dice que ha “podido comprobar que quien mantiene, guía y sostiene la capilla es el mismo Jesús. [...] Lo mejor de todo, que puedo ir a visitarlo todas las veces que quiera, es demasiado extraordinaria la vivencia, no hay nada igual, no se puede comparar con lo que el mundo externo te pueda ofrecer. Gracias a Él, tenemos un pedacito de cielo acá en Santiago”.