Lunes 29 de noviembre de 2021
Diáconos se reencuentran tras dos años de virtualidad para abordar los desafíos de su servicio
Con la alegría de volver a tener encuentros presenciales, un grupo de diáconos permanentes de Santiago, se reunió este sábado 27 de noviembre en el Santuario de Schöenstatt. Participó de este encuentro el cardenal Celestino Aós, quien los invitó a propiciar la unión en sus familias, comunidades y en medio del actual clima pre eleccionario presidencial.
Periodista: Carolina Jorquera
Volver a mirarse, volver a compartir un café, volver celebrar la fe y volver a vivir la comunidad presencialmente. Así transcurrió el primer encuentro de diáconos permanentes de nuestra arquidiócesis, quienes se re encontraron luego de dos años de encuentros virtuales. La reunión, fue organizada por la Vicaría para el Clero, quienes convocaron a un grupo de diáconos y sus esposas, con el propósito de reencontrarse y reflexionar sobre la identidad de este ministerio, en los tiempos actuales.
El tema que guió la jornada fue, “El Diácono hoy en la Iglesia de Santiago", acompañado por el rector de la Escuela del Diaconado, padre Javier Vergara, quien invitó a los asistentes a remirar todas las dimensiones de su ministerio, teniendo siempre como norte la comunión: “La identidad más propia del diácono es configurarse con Cristo Siervo, eso es la base, lo que cambian son la circunstancia. Son tres las diaconías, La Palabra, la Liturgia y la Caridad, la pandemia logró que esta última primara, por la enfermedad y soledad de algunas personas. Dio una iluminación a un área más social, espiritual y de acompañamiento; en lo LItúrgico hubo una transformación, se mantuvo la comunidad viva desde la tecnología y la Palabra fue fundamental para acompañar esta situación inesperada con meditaciones y Lectio Divina” comentó el sacerdote, respecto al rol de los diáconos en pandemia.
Luego de la reflexión grupal, el Arzobispo de Santiago, monseñor Celestino Aós, saludó y agradeció la presencia de los asistentes, enfatizando su rol en la pandemia, en la primera línea junto al Espíritu Santo: “¿Qué nos une? ¿Qué nos tiene que unir esta mañana y en todo nuestro ministerio? Nos tiene que unir la alegría, la generosidad y la vida de servidor. No podemos vivir de manera cómoda, esperando que nos sirvan en el matrimonio, en la familia y en la comunidad, esto nos convierte en un tirano.
Agregó el cardenal: “Tenemos que ser generosos para responder a las invitaciones que nos hace el Señor y esto es que el diácono tiene que ser un hombre de unidad, primero en su familia y luego en la comunidad cristiana, donde habrá personas afines y otras no tanto”.
Ante la contingencia que vive el país, el obispo manifestó: “Ser unidad en este Chile crispado, porque un diácono, no va votar por que le ponen un policía, lo hacemos porque somos un aporte para un Chile nuevo y mejor, con la opción que sea, pero es mi aporte.
Por último, los animó a que desde la fe, vayan viviendo esta preparación para la Navidad, “que va estar crispada por esta situación sociopolítica que vivimos, pero no entremos en los garabatos y en la descalificación, tenemos que ser cristianos, diáconos hombres de unidad y generosidad, también en estas circunstancias”, expresó.
Sergio Barayon, diácono que sirve en la parroquia Inmaculada Concepción de Vitacura, se mostró muy contento por volver a lo presencial y con la compañía del cardenal : “Tener este encuentro con el Arzobispo te conecta con la Iglesia, él nos da orientaciones, instancias para reflexionar de que no somos cada uno de nosotros y nuestras circunstancias en el trabajo ministerial, formamos parte de un todo, somos más que una capilla, una parroquia, somos más que el lugar donde se nos llama a servir. Si nosotros no somos capaces de mostrar signos de comunión, ¿qué le pedimos a los demás? Hay una especie de contradicción, estas instancias nos ayudan a poner de nuevo en el centro a Jesucristo, factor de comunión”, afirmó.
Finalmente, se entregó un reconocimiento a nueve diáconos que cumplieron 25 años de ordenación. Entre ellos, Fernando Varas, de la parroquia Santa María del Sur de Pudahuel : “Es un sueño cumplir 25 años, estoy muy feliz por poder servir a las personas y sobre todo a los más necesitados. Gracias a Dios y a mi familia que han sido capaces de acompañarme en todo, mi esposa María Inés, que ahora está enferma de cáncer, por eso no pudo venir, pero vino el mayor de mis hijos, esa siempre ha sido la tónica de mi familias, siempre ellos me han acompañado, en este sueño de poder servir. Mi hijo menor cuando yo me ordené tenía sólo 3 años y en los 90 hicimos todos la locura de irnos a vivir a una zona de campo en Maipú, a una comunidad que no era atendía y fue un muy bonito gesto” recordó el diácono, muy emocionado por este reconocimiento.