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Miércoles 24 de noviembre de 2021

Reavivar Aparecida para responder a los clamores de América Latina y Caribe

En su segunda jornada, la Asamblea Eclesial de América Latina y el Caribe va tomando cuerpo, va ganando en profundidad y va enfocando su mirada sobre los desafíos para la Iglesia en América Latina y el Caribe a la luz del discernimiento comunitario. La segunda jornada de este martes, transcurrió iluminada por la cita bíblica que nos dice que “El tiempo se ha cumplido y el Reino de Dios está cerca: conviértanse y crean en la Buena Nueva”.

Fuente: Comunicaciones CECh

Retomar la riqueza de Aparecida

No podemos olvidar que esta Asamblea, desde su convocatoria, ha anclado sus raíces en Aparecida, la última Asamblea General del Episcopado Latinoamericano celebrada en 2007. Sobre eso reflexionaba el Cardenal Odilo Scherer después del momento de oración inicial. El vicepresidente primero del Celam recordó la invitación del Papa Francisco a retomar el Documento de Aparecida, “porque él contiene una riqueza muy grande, que tal vez no haya sido asumida lo suficiente”. Es tiempo de hacer balance, teniendo en cuenta las novedades de los últimos 14 años, de vivir “un proceso de conversión pastoral, una conversión misionera”.

No estamos ante un evento más, hacía ver a los asambleístas el teólogo brasileño y miembro del Equipo Teológico del Celam, Agenor Brighenti. Este es “un paso nuevo de un rico proceso sinodal en América Latina y El Caribe, que dio a nuestra Iglesia una palabra y un rostro propio”. Por eso también insistió en “reavivar Aparecida”, en un camino que nos lleva a una segunda recepción de la renovación del Vaticano II. Se trata de entrar en un proceso de conversión pastoral, integral, que pedía el Sínodo para la Amazonía, de ver la relación entre los cuatro sueños del Papa Francisco en Querida Amazonía y lo que está siendo vivido en esta Asamblea.

Podemos decir que este martes, una vez resueltos los problemas iniciales que surgen en una realidad todavía incipiente, como se puede considerar este gran encuentro, en el que participan casi mil personas de forma virtual, los grupos de discernimiento comunitario están siendo vividos como momento de enriquecimiento personal y eclesial, que están ayudando a encontrar aquello que la Iglesia y el pueblo latinoamericano y caribeño esperan de esta Asamblea Eclesial de América Latina y el Caribe.

Escuchar los clamores del continente

Este martes, la rueda de prensa ha sido momento para escuchar los clamores presentes entre los pueblos latinoamericanos y caribeños. El clamor de los pueblos afrodescendientes, de la Amazonía, de los jóvenes, y las dificultades que se enfrentan en la formación de los futuros presbíteros. La hermana María Suyapa, el cardenal Pedro Barreto, la joven María José Bolaños López y el padre Cristino Bonhert Bauer.

Son los clamores provocados por la marginación que viven las mujeres negras, los pueblos amazónicos amenazados por la pandemia y la falta de políticas públicas, los jóvenes que quieren caminar junto con otros miembros de la Iglesia, en sinodalidad, la formación de seminaristas, que debe incidir en la dimensión comunitaria y con itinerarios transversales.

Testimonios enriquecedores que nos cuestionan

La Asamblea Eclesial se construye con rostros concretos, con voces llegadas desde realidades diferentes, que cada día están dando testimonio a los asambleístas y a todos los que a través de las redes sociales siguen la Asamblea. Es una trama que se va tejiendo desde diferentes experiencias eclesiales, laicos, misioneros, obispos, jóvenes, promotores de la paz, guías espirituales, gente que trabaja con migrantes, la vida religiosa. Testimonios que provocan reacciones y sentimientos, relatadas tanto por los miembros de la Asamblea como por aquellos que reaccionan a través de las redes sociales.

Las raíces culturales de América Latina y el Caribe, fueron abordadas por Cardenal Felipe Arizmendi, el Padre Venanzio Mwangi IMC, las hermanas Laura Vicuña y María Suyapa Cacho Álvarez. El purpurado mexicano resaltó que el Celam pone en primer lugar a los excluidos, representados en los pueblos indígenas y Afro, para quienes la tierra y la vida comunitaria son fundamentales. Para ellos pidió de la Iglesia apertura y comprensión. Los conocimientos ancestrales propios de quienes viven en la periferia deben ser valorados e integrados, según la hermana María Suyapa, algo a lo que se debe sumar la Iglesia.

Una Iglesia aliada de los pueblos originarios, pedía la hermana Laura Vicuña, dispuesta a defender la vida, la tierra y los derechos, a acompañar y tejer redes para la defensa y promoción de los derechos humanos. El padre Venancio se preguntaba sobre las aspiraciones del catolicismo hacia el pueblo afrodescendiente y estos hacia el catolicismo. Por eso llamó a pasar del mito a la realidad sobre la diversidad étnica y cultural de nuestra identidad y celebrarla desde la fe.

Celebración que pone en Dios lo discernido

La celebración eucarística y el rezo del Rosario, este día teniendo como intención el cuidado de la Casa Común, encerraron las actividades del día. En la homilía, el cardenal Odilo Scherer comenzó su reflexión hablando del significado del tiempo, del hoy, del ahora, en nuestra vida, en la historia de la Iglesia, en nuestro contexto social. Recordando el Evangelio destacó la necesidad de estar atentos a los signos de los tiempos, sobre como todo pasa, sobre como el tiempo lo destruye todo, lo cambia todo. Lo único que no cambia, según el arzobispo de São Paulo, es el Evangelio.

“Jesús llamó a no dejarse engañar con los atractivos de este mundo, que se pueden transformar en ídolos”, advirtió el vicepresidente primero del Celam. También advirtió Jesús sobre los predicadores de una verdad, llamando a no dejarse engañar por salvadores de la patria o predicadores religiosos autorreferenciales. Una tercera advertencia de Jesús, señalaba el cardenal brasileño, sobre los signos en tiempos de crisis, que ofrecen la oportunidad de anunciar lo que está por suceder, ante lo que es necesario un camino de conversión. Desde ahí veía la Asamblea Eclesial como un ejercicio para leer los signos de los tiempos.