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Miércoles 3 de noviembre de 2021

Santuario de la Divina Misericordia, la historia de un sueño

Han pasado 18 años desde que comenzó un sueño para toda nuestra Arquidiócesis de Santiago: construir un Santuario de la Divina Misericordia. El camino ha sido largo y difícil, pero hoy, estamos prontos a comenzar una nueva etapa, la definitiva.

Periodista: Magdalena Lira

Era el año 2003, nuestro país se preparaba para el bicentenario de la independencia, cuando surgió la idea de construir un santuario dedicado a la Divina Misericordia. El objetivo era que hubiera un gran signo de fe para unirse a esta celebración cívica. Desde entonces, la tarea ha sido ardua. Se barajaron distintas posibilidades de ubicación, hasta que en marzo de 2008 se encontró el actual terreno, en el sector Las Canteras de la comuna de Colina. La ciudad estaba creciendo hacia ese sector y las proyecciones urbanísticas estimaban que el crecimiento continuaría.

“La devoción que había en el lugar es la misma que la que hay en general en todas partes. Jesús Misericordioso es conocido, pero su mensaje en profundidad no. Poco a poco se ha ido difundiendo”, dice el Padre Juan Ignacio Schramm, rector del santuario.

En 2009 se erigió la Fundación Canónica Divina Misericordia, que tiene la misión de construir un santuario en la Arquidiócesis de Santiago. En 2010 se creó el encargo pastoral para comenzar a congregar a la feligresía del lugar. Dos años después, se creó la parroquia Santa Faustina. Desde entonces, el mismo templo atiende a los fieles del lugar y también es la casa que recibe a los devotos de la Divina Misericordia.

Desde que la parroquia y santuario abrieron sus puertas, ha ido creciendo la devoción. “Por ejemplo, hace más de tres años, haciendo un paréntesis por la pandemia, se ha consagrado a la Divina Misericordia un número grande de devotos de nuestra parroquia y de otras. Se han preparado y se han consagrado en la fiesta de la Divina Misericordia, que es el domingo siguiente a la Pascua de Resurrección”, señala el Padre Juan Ignacio. “Llegan peregrinos de todas partes de Santiago y de provincia. Es muy hermoso, porque en toda la precariedad que estamos actualmente, nos llegan peticiones de material de la Divina Misericordia. Poco a poco vamos siendo un referente”.

Otra celebración importante es la fiesta de Santa Faustina el 5 de octubre.

La imagen de Jesús Misericordioso llega al lugar

El año pasado marcó un hito en la historia del santuario de la Divina Misericordia de Colina. Los permisos fueron aprobados y, con ello, surgió la idea de marcar el término de un largo proceso, que había comenzado el año 2003, y el comienzo de una nueva etapa: la búsqueda de recursos para financiar la construcción de la iglesia definitiva.

Por eso se mandó esculpir una imagen en piedra de Jesús Misericordioso. Nuevamente hubo que tomar una opción: la obra se podía encargar a algún artista o a los canteros de Colina, del pueblo de Las Canteras, que está muy cerca del futuro santuario. “Llegamos al cantero don Juan Vergara. La piedra se trajo desde Calama y en septiembre de 2020 se empezó a esculpir. Ya está lista y será bendecida el sábado 6 de noviembre”, dice entusiasmado el padre Juan Ignacio. Ese mismo día también se presentarán los planos de la nueva iglesia y comenzará la campaña de recolección de fondos para la construcción.

Los recursos para la imagen se consiguieron por distintos lados. La piedra (mármol travertino) y su traslado fue financiada por la feligresía del lugar. El trabajo de la escultura fue posible gracias a la ayuda de los feligreses, devotos de la Divina Misericordia de todo Santiago y la donación de una persona anónima. “Fue la generosidad heroica de muchas personas la que permitió financiar esta imagen”, dice el sacerdote.

Comienza la construcción de un sueño

Cada vez se acerca más la posibilidad de construir la iglesia definitiva. Pero eso no implica olvidar los esfuerzos que ha habido detrás de esta obra, recalca el padre. La primera etapa fue comprar el terreno, gracias a la enorme generosidad de un grupo de donantes.

La segunda etapa implica construir la iglesia y luego, la tercera y última, es la construcción de salones, oficinas y casa sacerdotal. El arquitecto es Osvaldo Fuenzalida.

¿En qué consiste el proyecto?

Se construirá una iglesia con capacidad para unas 600 personas sentadas. Hacia atrás habrá una iglesia más pequeña, para 120 personas, pensando sobre todo en las misas de los días de semana o requerimientos especiales de la feligresía, por ejemplo, un funeral o bautizo. De esta manera, tanto la feligresía del lugar como los devotos de la Divina Misericordia podrán realizar sus actividades simultáneamente.

También se contará con una capilla de adoración perpetua. De hecho ésta ya se encuentra funcionando en dos contenedores que hacen como capilla. Habrá también un baptisterio, velatorio, una tienda con material de la Divina Misericordia y una cafetería para acoger a los peregrinos.

 “Hemos sorteado miles de dificultades, pero sabemos que los grandes proyectos no fracasan por falta de recursos. Fracasan por falta de espíritu y el espíritu está, la confianza está. El Señor en su gran bondad y generosidad tocó el corazón de las personas para poder comprar un terreno. Sin campaña, sin nada, hemos tenido donaciones, incluso desde el sur. Hace unos siete años me llegó en un sobre la colilla de una donación y una carta de un devoto de la Divina Misericordia de Puerto Montt, que vive en un sector humilde. Junto a la boleta de depósito ponía que era para la construcción del futuro santuario. En ese momento estaba la idea, pero no había planos ni nada. Estoy seguro que ahora, con un proyecto y campaña oficial, Dios va a suscitar generosidad a lo largo de todo Chile, porque son muchos los devotos que van a querer aportar. No importa a la cantidad, cada uno dará lo que pueda, pero lo dará con todo el amor, y peso a peso iremos juntando los fondos para construir”, dice con esperanza el sacerdote.

"Creemos que hoy es el momento más necesario para levantar este santuario, a pesar de que no sea el mejor en términos sociales y económicos. Pero hoy se hace patente que Chile y el mundo necesitan la misericordia divina, que nos relacionemos desde ese amor, desde esa misericordia, desde ese perdón que Cristo nos enseña. El Papa Francisco ha hecho múltiples llamados. Una sola justicia humana, siendo muy necesaria, no basta, porque uno se puede quedar empantanado en odio y rencillas, deseos de venganza. Solo la misericordia es capaz de transformar el corazón para actuar con misericordia”, dice el padre Juan Ignacio.

¿Cómo sumarse a esta gran obra?

Se puede hacer una transferencia al Banco Santander, cta. cte. 0-000-62-94567-2, a nombre de Fundación Santuario Divina Misericordia, RUT 65.011.849-9, email: donacionaconstruccion@divinamisericordia.cl

Otra forma es a través de la donación del 1%. Su usted se inscribe, puede pedir que su donación vaya a la Fundación Santuario Divina Misericordia. El 100% de ese aporte queda para la construcción del santuario. Una vez que ésta concluya, con su aporte seguirá apoyando al funcionamiento del santuario. Es importante aclarar que, si una persona ya es erogante en su parroquia, este aporte tiene que ser un segundo aporte.

Santa Faustina y la devoción a la Divina Misericordia

La devoción a la Divina Misericordia viene de antiguo. Sin embargo, la santa polaca Faustina Kowalska le dio un nuevo impulso.

En agosto de 1925 la joven Helena Kowalska ingresó a un convento y comenzó a ser conocida como sor Faustina. Ahí, según describe en su diario, desde 1931 hasta 1938, año de su muerte, tuvo diversas visiones místicas de Jesús en su Pasión.

La Iglesia ha reconocido la veracidad de las visiones místicas de santa Faustina, incluidas las doce promesas que Jesús le hizo para quien venerase su Divina Misericordia a través de su imagen y rezase la Coronilla en la Hora de la Misericordia (a las tres de la tarde).

Entre esas doce promesas destaca la de que “por la propagación de la Divina Misericordia durante toda su vida, el alma será protegida por Cristo como una madre cariñosa protege a su hijo recién nacido y, a la hora de la muerte, no será para ella Juez, sino Salvador”.

Proclamar el mensaje de la Divina Misericordia es un derecho y un deber de todos los creyentes. Ha llegado la hora en la que – dijo Juan Pablo II en Cracovia en 2002 – el mensaje de la Divina Misericordia derrame en los corazones la esperanza y se transforme en chispa de una nueva civilización: la civilización del amor.

 SIGUE LA TRANSMISIÓN EN VIVO DE LA BENDICIÓN DE JESÚS MISERICORDIOSO DESDE EL SANTUARIO ACÁ