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Martes 2 de noviembre de 2021

Con bendición de matrimonios culminó el Mes de la Familia 2021

Monseñor Julio Larrondo, Vicario de Laicos, Familia y Vida, presidió la eucaristía de cierre y llamó a vivir en permanente comunión con el otro para compartir la vida y la fe. El obispo auxiliar de Santiago animó a los cristianos a estar siempre disponibles para evangelizar y para que juntos, en comunidad, sirvamos en la sociedad.

Periodista: Enrique Astudillo Baeza

Fuente: Iglesia de Santiago

La misa, se desarrolló este domingo 31 de octubre en la capilla del Arzobispado de Santiago y contó con la presencia de matrimonios y parte del equipo de la Vicaría de Laicos, Familia y Vida de la arquidiócesis. A la luz de las palabras proclamadas, monseñor Larrondo invitó a seguir al Señor como familia o de manera individual: “Este amar a Dios con todo el corazón, con toda el alma, con todo el espíritu y con todas las fuerzas, implica que, tanto en la vida personal como en la vida de la familia, Dios tiene que estar presente. No solamente de forma referencial, o a través de alguna alusión que uno pueda hacer a Dios intelectualmente, sino en la vida de uno”.

Monseñor Larrondo sostuvo además que el diálogo también resulta clave para encontrarnos con Jesús: “La palabra es clave en la familia, poder dejarnos tocar por la Palabra de tal manera que siempre esté presente en nuestras decisiones, tanto en lo personal como en la familia. Ojalá pudiéramos soñar esta familia que a la hora de tener que tomar decisiones, se pudiera iluminar con la palabra”, pidió.

La oración en familia también fue otro signo importante que manifestó el padre Julio en este cierre del Mes de la Familia: “La oración nos hace bien, porque nos ayuda a poder conectarnos, ya sea en familia o de manera personal, con este Dios. Sabemos que Dios conoce lo que hay en nuestro corazón, pero a Dios también le gusta que nosotros le expresemos lo que hay en nuestro corazón. Los esposos, si no son capaces de expresarse el amor con palabras, con gestos, es muy difícil que el otro suponga que le ama. Dios quiere que nosotros le expresemos aquello que está en nuestro corazón y eso se logra a través de la oración”, dijo.

Por último, en su homilía, precisó que la familia “es la escuela del amor” y es el primer lugar donde nosotros aprendemos a amar, a relacionarnos, a perdonar, a acoger al otro y también poder acompañar lo que vive el otro. “Esto es fundamental, ya que entreteje lo que es la sociedad. Si la familia es el lugar donde uno se desarrolla, en las relaciones marcadas por el amor, por los fraterno, por los solidario, eso es importante para la sociedad, porque genera personas capaces de dialogar y buscar siempre el bien común para todos”, cerró.

Antes de culminar la eucaristía, los matrimonios presentes renovaron sus promesas matrimoniales y recibieron la bendición nupcial por parte de monseñor Julio Larrondo.