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Jueves 30 de septiembre de 2021

Comunidades contribuyen a mejorar la calidad de vida en sus territorios

Gracias a los fondos de innovación solidaria de la Vicaría de Pastoral Social Caritas, distintas comunidades dan pasos para responder a las necesidades de su prójimo.

Fuente: Vicaría Pastoral Social Cáritas

Tras el cierre de las postulaciones para su última versión, 31 proyectos en total, fueron financiados por los fondos de innovación solidaria. A través de este aporte, las comunidades están recibiendo apoyo económico y técnico para llevar a cabos sus iniciativas, en bien de sus vecinos y vecinas.

El objetivo de estos fondos, contribuyee a potenciar y fortalecer iniciativas comunitarias orientadas a dar soluciones innovadoras a las necesidades o problemáticas territoriales. Entre estos proyectos está la iniciativa "Las niñas y niños tenemos derecho a estudiar y recrearnos", desarrollado por la pastoral juvenil de la parroquia Nuestra Señora del Carmen, en Puente Alto. 

Camila Parraguez, es la responsable de este proyecto, cuyo objetivo es aportar a la educación y entretención de 45 niños y niñas del asentamiento El Sueño de Todos, en Puente Alto. En el lugar ya cuentan con un espacio para crear una escuela que servirá para reforzar lo que los niños aprenden en sus respectivos colegios, pero además quieren dar espacio a la recreación. "La idea es que no solo sea un lugar de estudio, sino que puedan jugar y recrearse, tener actividades", comenta Camila.

Con los fondos de innovación solidaria ya han adquirido notebooks, para una sala de computación, también han comprado una impresora, tinta y un proyector. Por otra parte, un grupo de profesores voluntarios apoyarán a los niños y niñas para que en este tiempo de pandemia puedan continuar aprendiendo.

Además de la ayuda de la vicaría, las familias del sector han conseguido recursos con campañas lo que permite que ya esté en marcha un proceso de construcción. "Este campamento se inició el año pasado y nace en torno a la pandemia, ya que muchas familias se quedaron sin trabajo y quedaron con vulnerabilidad inmediata. Como pastoral juvenil, comenzamos a trabajar con ellos, cuando no habían casas, sino que solo piezas. Al compartir, vimos que los niños y niñas están súper aburridos y para nosotros era muy importante que ellos tengan su derecho a estudiar, pero de una forma amigable. No es que no quisieran conectarse a sus clases online, sino que no podían y así vimos que necesitaban un apoyo", explica Camila.

Otro proyecto que se está apoyando desde la vicaría es "Rehabilitando en comunidad", a cargo de la Corporación para el Fortalecimiento de las Capacidades del Niño Impedido (La Rueda) que funciona en La Florida. Su objetivo es aportar a la inclusión, uniendo a dos grupos vulnerables; estudiantes con discapacidad y adultos mayores que no cuentan con redes de apoyo. Ambos grupos se encuentran a través de un taller de tejido y bordado, liderado por adultos mayores, quienes son los encargados de enseñar las técnicas a los y las estudiantes.

A través del taller, se generan muy buenas experiencias, comenta Javiera Parraguez, responsable de la iniciativa, "Nuestros estudiantes tienen entre 16 y 56 años de edad, no cuentan con espacios de educación formal, y sus madres o padres son adultos mayores, Con este taller vemos que pueden desarrollar habilidades motoras, mientras que a los adultos mayores se les abre un espacio de sentido, comparten su experiencia de vida, se generan vínculos".

Con el avance a una fase de mayor apertura en el plan Paso a Paso, el taller se realiza de modo presencial en la sede de la corporación, respetando todos los protocolos sanitarios. El aporte de los fondos de innovación solidaria les ha permitido adquirir materiales como telares, lanas, palillos, agujas de bordar e implementación de la sanitización necesaria. "En este tiempo, hemos tenido contacto constante con la vicaría, nos han orientado respecto de cómo hacer los informes, hemos tenido charlas muy enriquecedoras", concluye Javiera.