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Lunes 13 de septiembre de 2021

Dos pueblos y una sola Iglesia: misa a la Virgen de Coromoto en la catedral

Este domingo 12 de septiembre se realizó, en la Catedral de Santiago, la misa en honor a la Virgen de Coromoto, patrona de Venezuela, a 369 años de su aparición en Guanare. Con gran convocatoria presencial y online, los feligreses fueron parte de una ceremonia en la que renovaron sus promesas bautismales de seguir el camino de Cristo.

Periodista: Fernanda Castex

Con el objetivo de acoger a la comunidad venezolana residente en Chile se celebró la eucaristía presidida por monseñor Cristián Roncagliolo, quien en su homilía recordó el valor de la compañía de la Virgen María en el camino de seguir a Cristo. “Cuando crece nuestro amor a la Virgen, crece nuestro amor a Jesús”, dijo invitando a los creyentes a reafirmar sus votos.

Al comienzo de la misa, feligreses venezolanos recordaron la historia de la aparición de la Virgen. En septiembre de 1652, María apareció frente a indígenas de la localidad de Guanare, en Venezuela. La Virgen se manifestó por una segunda vez frente a la familia del cacique Coromoto, siendo la única vez que la santa Virgen aparece a una familia completa. Coromoto trató de atacarla, pero la Virgen desapareció dejándole un pergamino en la mano. Luego de esto, el cacique huyó a la selva y permitió que una serpiente venenosa lo mordiera, reafirmando así su fe en Cristo, pidiendo el sacramento del bautismo y convirtiéndose en apóstol para compartir la palabra de Jesús.

La imagen de la Virgen de Coromoto hizo su ingreso a la catedral acompañada del Obispo Auxiliar de Santiago, Cristián Roncagliolo, y un grupo de sacerdotes y diáconos venezolanos, iniciando la versión en Chile de una de las festividades religiosas más importantes de Venezuela.

Luego de escuchar la lectura del evangelio de Mateo, monseñor Roncagliolo reflexionó sobre lo que significa seguir el camino de Cristo, aceptando nuestra propia cruz como el camino a la redención, recordando que es la misma cruz que llevó Jesús antes de resucitar. “Abrazar la fe es abrazar el bautismo con la gracia de Dios”, dijo el sacerdote, tal como Coromoto lo abrazó para ser apóstol en América.

Llamando al pueblo venezolano, migrante y chileno a ser verdaderos discípulos de Cristo, la ceremonia continuó con las ofrendas de flores y luces para celebrar a la Virgen, pedir por quienes están lejos de sus hogares y por el fin de la pandemia.

Luego de la comunión, se realizó la consagración de Venezuela al inmaculado corazón de María con la oración a la Virgen y se reafirmó la fe y la unión del pueblo venezolano y chileno.

La ceremonia finalizó con una emotiva invitación a los feligreses más pequeños para consagrarlos a la Virgen. Niños y niñas venezolanos subieron al altar con banderas chilenas y del país caribeño para celebrar la unión de ambos pueblos y agradecer el recibimiento, con amor y solidaridad, de nuestra nación a los migrantes venezolanos.