Martes 11 de mayo de 2021
En retiro arquidiocesano: el catequista es signo de esperanza para sus hermanos y hermanas
Esta idea central marcó la jornada de reflexión con que comenzó la Semana del Catequista y que contó con la participación de la hermana Nelly León, religiosa de la congregación del Buen Pastor y capellana del Centro Penitenciario Femenino de San Joaquín.
Fotos: Nibaldo Pérez
Periodista: José Francisco Contreras
Fuente: Comunicaciones Santiago
Link fuente: www.iglesiadesantiago.cl
El retiro online comenzó con una oración y las palabras del padre Rodrigo Cordero, director del Departamento de Catequesis del arzobispado: “Vemos con estupor cómo el Señor nos ama, nos toma, nos levanta, nos hace revivir, nos perdona, nos da su misericordia”, dijo, al referirse al texto evangélico que inspiró la reflexión: el paralítico que es llevado en camilla al lugar donde estaba Jesús y los descuelgan desde el techo para que lo sane.
Luego, saludó a los participantes el cardenal Celestino Aós, quien afirmó que “el catequista acompaña y ayuda a descubrir el rostro de Dios en Jesucristo y en su Iglesia”, y comentó que “sería terrible para nosotro mismos, como catequistas, y para los catequizados, que recortáramos el Evangelio”. El Arzobispo de Santiago expresó que ser catequistas es una cosa grande, tanto que ahora el Papa Francisco otorgó a los catequistas la calidad de ministros de la Iglesia. Después enfatizó que “en la catequesis siempre Jesucristo tiene que estar en el centro y para eso tenemos que partir del convencimiento personal de que Jesucristos es Buena Noticia, un don para el hombre”. También llamó a los formadores que “deben transmitir el Evangelio, las certezas de la fe, no ser transmisores de dudas”. Hoy, señaló, “se necesitan buenos catequistas que lleven a Jesus llagado: ahora la carne llagada de Jesucristo son los contagiados de coronavirus, los privados de libertad, los sometidos a situaciones y condiciones injustas”.
Las parálisis de hoy y la Buena Nueva
El tema de reflexión en este retiro de catequistas lo entregó la hermana Nelly León en dos momentos, en los que se refirió al citado texto del paralítico de Lucas 15, 17-26 y valoró la intervención de un mediador, los camilleros, para llegar a Jesús, y asimiló ese servicio al del catequista. Añadió la religiosa que hoy también hay muchas parálisis: “Estamos viviendo en medio de una crisis sanitaria terrible, en la que todos hemos sido tocados de alguna manera, y también otras crisis, como la social, y las que hemos causado nosotros mismos como Iglesia. Hemos estado paralizados como el hombre del Evangelio”, dijo.
Pero los catequistas, en la comunidad de la Iglesia, anuncian el perdón y la misericordia, llevan con su fe a todos hacia la reconciliación, aseguró. Los que llevan al paralítico muestran una dimensión comunitaria de la catequesis, explicó, los “camilleros”, como los catequistas, “lo que quieren es que la persona se sane al encontrarse con Jesús”.
Por otra parte, recalcó el valor del testimonio personal del catequista para llevar a otros a Jesús y recalcó la importancia de la cercanía con el dolor: “El tiempo en la cárcel ha sido mi experiencia más preciosa de toda mi vida”, confesó. “El testimonio es necesario para la credibilidad de la misión”, indicó. Más adelante la hermana Nelly llamó a “salir con fuerza a proclamar el bien, a proclamar la bondad de Dios a partir de nuestra experiencia. Perdonar, como Jesús perdonó al paralítico. Al catequista lo debe mover la profunda fe en Jesús y el gran amor a los demás”. Agregó que como parroquia hay que tomar conciencia del papel que le corresponde en la recuperación de la dignidad de las personas, “que nos hagamos capaces de recuperar e integrar de manera digna los males que nos aquejan, reconozcamos nuestra fragilidad y salgamos con alegría y alabando a Dios”.
Su intervención estuvo separada por dos momentos de reflexión en pequeños grupos, que trabajaron preguntas relacionadas con el tema del retiro y sus experiencias personales. Los participantes destacaron en este tiempo la oración, el acompañamiento, la escucha, la conversión personal, la importancia del otro. La hermana Nelly al final invitó a los catequistas a ser fieles a su vocación y ejercerla con alegría.