Viernes 7 de mayo de 2021
Educación y empleabilidad, factores clave para el trabajo decente
La crisis social y sanitaria del último año vino a evidenciar la inequidad en las bases de nuestra sociedad. Hoy, con una alta tasa de desempleo y un mercado que exige las nuevas competencias en escenarios cada vez más desafiantes, la educación y empleabilidad se transforman en herramientas fundamentales para alcanzar una vida digna.
Periodista: Bárbara Guerrero C.
Fuente: Periódico Encuentro
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Link periódico Encuentro (pág 10 - pág 11)
Sobre esto conversamos con expertos del mundo del trabajo, quienes, a la luz de la Doctrina Social de la Iglesia, plantean los desafíos que enfrenta el mundo del trabajo y señalan el camino a seguir para reducir los efectos negativos que hoy recaen en las y los trabajadores.
Según cifras del Instituto Nacional de Estadísticas, la desocupación en nuestro país llegó al 10,3% en doce meses. En un escenario tan complejo se hace indispensable replantear estrategias que no solo reactiven el mercado laboral, sino que también entreguen alternativas de trabajo decente.
“El desempleo produce pobreza y de ella tenemos todos que hacernos cargo”, así de enfático es el presidente de la Unión Social de Empresarios, Ejecutivos y Emprendedores Cristianos (USEC), Francisco Jiménez, al reflexionar sobre el difícil escenario que enfrenta nuestro país. Jiménez considera fundamental la participación de cada uno de los actores sociales en la generación de nuevos puestos de trabajo, a partir de la creatividad y la colaboración. “El Estado tiene que generar mejores condiciones para que las empresas de todos los tamaños logren crecer y así contratar más personas y, al mismo tiempo, ayudar a que los trabajadores estén capacitados para los requerimientos de hoy y mañana. Las empresas (incluido el propio Estado como empleador) necesitan, para ser exitosas, mercados sanos y demandantes”.
Tal como lo plantea la Doctrina Social de la Iglesia, el trabajo no solo es un medio para conseguir una compensación económica, sino que es un derecho fundamental de toda persona humana, necesario para su realización personal y desarrollo social. De ahí la importancia de “igualar la cancha”, permitiendo que todos tengan la misma posibilidad de alcanzar una mejor posición en el mercado laboral. Es por eso que no solo a la generación de riquezas y su justa distribución es a lo que apuntan desde la USEC. Cuando se trata de generar buenas prácticas que contribuyan al bien común destacan la necesidad de promover el acceso a una educación de calidad, porque tal como señala Jiménez, “esta es un motor de desarrollo y de igualdad de oportunidades (...) La educación, además, genera la oportunidad de emprender con menos riesgo y generar, por iniciativa propia, nuevas empresas que ofrezcan bienes y servicios”. Asimismo, destaca la importancia de la capacitación al interior de la empresa, ya que “juega un papel fundamental tanto en la actualización de los conocimientos y habilidades de los colaboradores como en el desempeño de sus funciones”.
La educación se convierte, entonces, en una herramienta fundamental a la hora de sostener el desarrollo de la persona humana y su dignidad en el progreso de su realización, una visión que emana desde el Instituto de Formación y Capacitación Popular, INFOCAP, la conocida “Universidad del Trabajador”, que desde hace 35 años genera espacios educativos integrales para mejorar la calidad de vida y ampliar los horizontes de las personas.
“La pandemia profundizó la desigualdad, llegando incluso a que muchas personas no pudieran acceder a alimentos y tuvieran que recurrir a la organización barrial, por ejemplo, para poder alimentarse. Capacitarlos es brindarles una oportunidad de que puedan acceder a un mejor empleo, menos precario; y desde ahí aportar a la superación de la pobreza” afirma Anna Lillo, subdirectora de Vinculación Laboral de INFOCAP: “Muchos de nuestros estudiantes no han tenido acceso a la educación, sobre todo a la superior, ya que el costo económico es alto, desde ahí, nosotros llevamos la educación a las personas de manera gratuita, y los preparamos para que se formen en un oficio o profesión”.
Trabajo para un hermano
En la Fundación Trabajo para un Hermano, coinciden con este diagnóstico, ya que por cerca de 40 años han llevado a cabo la misión de acompañar, capacitar y entregar herramientas técnicas a aquellos que, por necesidad, deciden convertirse en emprendedores. “Todo deriva en la educación (...) Nosotros vemos en este tiempo una oportunidad de diversificar, de entender que nada de lo que uno tiene es para siempre, que hay que arriesgarse”, plantea Francisca Droguett, gerente del equipo ejecutivo. “Ser emprendedor es una decisión de todos los días. Un emprendedor siempre tiene que tomar decisiones; siempre es difícil y la pregunta es cómo pasar sobre eso, es decir, sí o sí, hay que ir buscando herramientas y ser capaz de reinventarse”.
“El Estado debe contribuir a la vida familiar”
La dignidad del trabajo reside en la persona que lo realiza, y, para que esta pueda desarrollar sus capacidades y aplicar sus conocimientos en una determinada función, también es necesaria la “intermediación laboral”, labor que realiza la Fundación Emplea, que conecta empresas con personas que buscan trabajo. Hoy su preocupación recae particularmente en el caso de la empleabilidad femenina y en la expansión del empleo informal con la “uberización de la economía”. Desde su experiencia, el padre José Yuraszeck, capellán del Hogar de Cristo y miembro del Directorio de la Fundación, afirma que, si bien las personas tienen la intención de recuperar sus puestos de trabajo, son las propias restricciones de la pandemia las que les imposibilitan salir a buscarlo. “Las ayudas del Estado deben contribuir a sostener la vida de las familias, y deben posibilitar, por ejemplo, que los niños vuelvan a clase apenas las condiciones sanitarias lo permitan, para recuperar la posibilidad que las mujeres vuelvan a trabajar”.
Paliar la crisis y el efecto negativo que hoy impacta especialmente a los trabajadores, debe ser el compromiso de todos los actores sociales, especialmente del empresariado a la hora de ponderar el trabajo por sobre el capital como un acto de responsabilidad hacia el prójimo, un llamado que hace Francisco Jiménez, presidente de USEC. “Desde el actuar, y en la perspectiva cristiana del trabajo, sabemos que la dignidad de la persona está vinculada con su capacidad de sentirse útil y ser útil a la sociedad. En USEC entendemos la empresa mucho más allá de sus utilidades, y promovemos su rol social que no solo se vincula con el pago de impuestos, sino que, de forma muy importante, con su contribución a la comunidad y especialmente a sus colaboradores. En este sentido, si una empresa, a pesar de estar siendo afectada por la crisis, puede sostener los puestos de trabajo, aún a costa de ver disminuida sus utilidades, debería hacerlo”.
Mes del Trabajo: #TrabajemosPorLaDignidad
Este año la Vicaría de Pastoral Social pone acento en la dignidad de las y los trabajadores, y los sueños que estos tienen respecto a la construcción de un país más justo. “La reflexión que nosotros hemos hecho como Área Laboral desde la cercanía con sindicatos, trabajadores, trabajadoras y emprendedores es que hay muchos anhelos de este nuevo proceso constitucional que en general tienen un punto de coincidencia en la justicia social, el Bien Común y relevar la dignidad de las personas. Es una oportunidad de fraternidad, de encuentro y de discusión de los temas que le afectan a los trabajadores y trabajadoras”, declara Ángelo Mendoza, Jefe del Área de Animación Laboral.